Cambia la ley de alquileres: los inquilinos ya no deberán presentar un garante físico para firmar un contrato

Desde que el Gobierno de Javier Milei derogó la Ley de Alquileres en diciembre de 2023, a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, la dinámica entre propietarios e inquilinos cambió en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). 

Con la mayor libertad para acordar contratos entre las partes, muchas personas buscan alternativas para facilitar el acceso a un alquiler como, por ejemplo, las garantías privadas.

Esta herramienta surge como opción contra la exigencia tradicional de obtener un garante físico que se comprometa a responder económicamente ante un incumplimiento del acuerdo por parte del inquilino. Pero ¿son accesibles para quienes buscan alquilar?

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Qué conviene utilizar: ¿garantía privada o garante físico?

Cuánto sale una garantía privada en CABA 

El monto a abonar suele calcularse en base a un porcentaje del costo total de alquiler de la vivienda a alquilar. Según un relevamiento de algunas de las empresas más populares en la ciudad, este costo varía entre el 140% y el 180% del valor del primer alquiler.

Es habitual que los números excedan el precio total del alquiler, pero es importante tener en cuenta que suelen pagarse por única vez al comienzo del contrato y su cobertura abarca todo el período establecido en el mismo. Aunque existen empresas que permiten abonarla en cuotas o a través de un plan de financiamiento.

Sin embargo, es crucial que el inquilino baraje este costo extra durante su búsqueda de propiedades y que contemple que el monto puede variar si la garantía elegida considera las expensas como parte del alquiler o no. 

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El costo de una garantía privada puede ir del 140% al 180% del precio del alquiler.

Garantía privada vs. garante físico: ¿qué conviene más?

Hay un gran número de variables que pueden determinar si un inquilino decide utilizar una garantía privada o un garante físico. Por un lado, y principalmente, al elegir la segunda opción no se asume ningún costo monetario. Sin embargo, esto no siempre significa que sea mejor.

En el caso de las empresas, los procesos de aprobación suelen ser más rápidos y sencillos, ya que en el caso de un garante se necesita demostrar solvencia económica, propiedad de un inmueble libre de gravámenes y una buena relación con el inquilino. Además de que la persona está asumiendo un posible riesgo.

Además, muchas garantías privadas ofrecen coberturas adicionales, como protección contra daños al inmueble o incumplimiento de otras cláusulas del contrato que permiten al inquilino tener una mayor tranquilidad. 

Sin embargo, es importante considerar que el uso de un garante también otorga mayor flexibilidad, ya que puede ser un familiar o conocido y, por lo tanto, no requiere trámites burocráticos adicionales a la firma del contrato.