La pobreza medida por ingresos en la Argentina registró un importante incremento entre el tercer trimestre del año pasado y el de este año: pasó del 44,7% en 2023 al 49,7% de 2024. La fotografía de deterioro social que registra el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA entre un año y otro muestra niveles alarmantes de indigencia que pasaron del 11,9% al 12,9%,
Mientras tanto, la pobreza infantil trepó del 62,9% al 65,5% y la inseguridad alimentaria aumentó del 20,6% el año pasado al 24,3% en este tercer trimestre.
Sin embargo, los datos de este año con una baja de inflación, cierta mejora de la economía y una fuerte inyección de fondos en planes sociales muestra una tendencia a la baja: en el primer trimestre de este año se registró un 54,9% de pobreza mientras que en el segundo un 51% y la tendencia proyectada marcha hacia la baja.
“El crecimiento de la pobreza habla de un agotamiento del ciclo económico de la Argentina de los últimos 20 años y expone también que a pesar de las medidas de fuerte ajuste que llevó adelante el presidente Javier Milei, el impacto en la pobreza o en los niveles de desempleo no fue tan profundo”, reveló Agustín Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA al exponer los nuevos datos del documento que lleva como título “Deudas sociales en la Argentina del Siglo XXI (2004-2024). Fin de ciclo y futuro abierto”.
En el análisis cualitativo que hace el informe de la UCA destaca que la crisis sistemática del ciclo económico que culmina y que el modelo de Milei empieza a desarticular habla de una “economía volátil con períodos de expansión que no se sostienen y derivan en crisis más profundas con estancamiento crónico y deterioro social”.
Así, el documento de la UCA sostiene que entre el 2022-2023-2024 aumentó la proporción de personas en situación de indigencia y pobreza. La evolución trimestral en 2024 (en base a EPH-INDEC) revela que el empeoramiento en estos indicadores tuvo lugar en el marco de los efectos de la devaluación y las políticas de ajuste aplicadas a partir de diciembre de 2023. Esto es: un pasaje del 42,4% de pobreza en 2021 al 44.7% en 2023 y 49,9% en el tercer trimestre de este año.
Sin embargo, entre el 1°T y 2°T 2024 se registra una caída “estadística” de ambas tasas (aunque todavía no se expresa en un mayor consumo). La UCA alerta que “las estimaciones dan cuenta la continuidad de esta tendencia durante el 3°T 2024, incluso durante el mes de octubre 2024, aunque todavía en niveles superiores a los del 3°T de 2022 o 2023”.
También se incrementa la tasa de indigencia durante el período 2022-2024 en todos los estratos socioeconómicos (NES) considerados. “Se observan elevados niveles de indigencia 25% más bajo, con profundización de este deterioro entre 2023- 2024”. Todo esto habla de una “intensificación de la brecha de desigualdad estructural en las capacidades de bienestar de la población al interior de la estructura social. Los más pobres en capital social son más pobres de ingresos”.
La fotografía de este deterioro social muestra que hubo un deterioro general entre los años 2022-2023-2024: se incrementó la pobreza tanto en los estratos sociales más bajos, como en el 50% de sectores medios y medios altos. En cuanto a la evolución del indicador por estrato socioeconómico, no se exhiben cambios significativos en las brechas entre categorías, aunque fueron los segmentos bajo y medio bajo los que más retrocedieron.
Un gráfico llamativo que revela el último informe de la UCA sobre toda esta situación es el triángulo piramidal de “Las tres Argentinas” de los últimos 20 años donde se consolidó la base del 30% de pobres estructurales (20% de pobres no indigentes y 10% de pobres extremos) frente al 40% de clases medias tradicionales con un 20% medios empobrecios y un 20% medios aspiracionales, donde la cúspide de esa pirámide está conformada por un 27% de clases medias integradas y un 3% de la elite socioeconómica.
El informe revela también que ya van más de dos décadas de pobreza infantil superior al 40% y niveles de indigencia cercanos al 10%. Actualmente 2 de cada 10 niños viven en pobreza extrema. En materia de infancia los niveles actuales de indigencia y pobreza se acercan a los más altos de la crisis 2022.
El sesgo de la indigencia y la pobreza hacia la infancia implica una fuerte pérdida de capital humano. “Se trata generaciones enteras que se están perdiendo”, aseguró Salvia al revelar que la pobreza infantil pasó del 62,9% en el tercer trimestre del 2023 al 65,5% del trimestre de 2024.
Así, se observa un incremento de la pobreza infantil en los estratos medios, pero sobre todo una mayor concentración de pobreza extrema en los estratos más bajos de la estructura social. Los niños/as de hogares con menor capital social son los más sufrientes y afectados por la crisis
Por otra parte, el informe revela que tras el importante descenso a partir del 2004, la tasa de inseguridad alimentaria se estabilizó entre 2010-2017 en niveles cercanos al 12% (las situaciones severas en torno al 5%). En 2018, en correspondencia con el proceso de deterioro de la situación socioeconómica, el déficit retoma una tendencia ascendente alcanzando en 2024 un 24,3%, con 11,8% de inseguridad alimentaria severa.
El estudio de la UCA sostiene también que la cobertura de los programas sociales de transferencia de ingresos y asistencia alimentaria directa se incrementó a lo largo de las últimas dos décadas, con particular focalización entre los estratos de nivel socioeconómico muy bajo y bajo, pero incluyendo también en los últimos años a sectores de estratos medios bajos. En la Argentina urbana actual: el 35% de los hogares reciben asistencia económica directa o indirecta por parte del Estado Nacional, provincial o municipal.
En relación a los niveles de pobreza multidimensional (personas con una o más privaciones no monetarias) creció según el trabajo de la UCA. Mientras que en 2023 había un 39,8% de hogares con al menos una privación multidimensional, en el 2024 ello pasó al 41,6%.
Así, entre 2022 y 2024 se incrementa la proporción de hogares urbanos que dejó de pagar al menos un servicio público por motivos económicos (del 22,4% en 2023 al 27,1% este año). Esta tendencia se intensifica entre 2023-2024 en los estratos muy bajo, bajo y en el medio bajo.
A la vez, se observa en todos los estratos un incremento importante en las dificultad para acceder a medicamentos por motivos económicos (del 25,4% al 29,4%), también en este caso más acentuado entre los hogares de nivel socioeconómico bajo y muy bajo, con una tendencia sostenida entre 2022 y 2023. Y entre 2022 y 2024 se incrementa la proporción de hogares urbanos que dejó de pagar algún impuesto por razones económicas (del 23.5% al 29,9%).
Si bien las medidas de ajuste y expulsión de trabajadores que se dio en la Argentina desde la llegada de Milei fue relevante, el informe de la UCA sostiene que sólo hubo un incremento leve del desempleo del 8,8% al 8,9%.
En 2024, el 73,5% de los ocupados en el sector micro informal de la estructura productiva no registra aportes previsionales; este porcentaje contrasta con el 24,8% de los ocupados en el sector público y del sector privado formal.
En tanto, durante el período 2022-2024 los ingresos laborales reales cayeron casi 19%, pero con diferencias significativas según sector ocupacional: 12,6% los empleos formales vs. más de 20% en los empleos del sector informal. Esta tendencia se mantuvo durante la coyuntura 2023- 2024: el ingreso laboral real proveniente del sector micro informal disminuyó 16% y el del sector público y privado formal 11,3%.
El último dato que muestra una fotografía de la coyuntura política en que asumió Milei muestra la disconformidad con el funcionamiento de la democracia que se mantuvo durante los últimos 20 años por arriba del 50%. En 2022-2023, más del 50% de la población registraba una alta disconformidad con la democracia, especialmente durante el último año. Sin embargo, en 2024 se registra una marcada recuperación de esa mirada negativa donde se pasó del 60,2% de disconformidad con la democracia en 2023 al 48,7% en este año.