NUEVA YORK.– Es una especie de River-Boca del mundo de la cultura –y de la cultura popular– en inglés. En este espacio la semana última se habló de la palabra del año elegida por el diccionario Cambridge (“manifest”, entendida como “dar fe del poder de la visualización y del pensamiento positivo para hacer realidad los sueños fervientemente sostenidos”). Esta vez toca ver si se prefiere a la que eligieron en el Oxford English Dictionary. Mucho menos optimistas que sus pares a orillas del río Cam, los lexicógrafos oxonianos eligieron “Brain rot”, podredumbre mental, entendida como el efecto de consumir cantidades extremas de material de baja calidad en internet y los medios sociales.
Si bien su uso aumentó en un 230% este año, “brain rot” no tiene nada de nuevo y –al igual que había ocurrido con “manifest”, que aparecía en Shakespeare y Chaucer– acarrea credenciales literarias. En este caso, la palabra fue utilizada por primera vez por Thoreau en Walden, cuando criticaba la tendencia de la sociedad a devaluar las ideas complicadas en favor de las simples.
“Mientras Inglaterra se esfuerza por curar la podredumbre de la papa – escribió respecto a la crisis alimentaria causada una plaga que azotó a Europa a mediados del siglo XIX–, no se esforzará nadie en curar la podredumbre de la mente, que prevalece de manera mucho más amplia y fatal?”.
La elección de los diccionarios no solo sirve para captar el espíritu del momento, sino que también contribuye a definirlo. En cuanto una palabra es elegida “del año”, se usa mucho más
Los diccionarios asociados a Oxford y Cambridge ya opinaron, pero lejos de las torres de marfil, el gran diccionario de internet, dictionary.com, declaró por su parte a “demure” como palabra del año. Se trata de un término cuyo uso se retrotrae a 1377 y que se popularizó en el siglo XV como descripción de un recato ligeramente artificial. Este año lo “modosito” se convirtió en un look, y lo puso de moda una tiktokera trans en lo que también fue visto como una suave sátira a lo performativo de la femineidad.
Los especialistas no creen que la elección de estos tres términos antiguos sea una coincidencia. Según el presidente de la entidad de la que depende el diccionario Oxford, Casper Grathwohl, se trata de un reflejo de cómo las nuevas generaciones están reutilizando palabras marcadamente demodé de manera semi irónica. Lo llamó el equivalente lingüístico de “pantalones acampanados que vuelven a estar en boga”, aunque parecerían ser más bien el equivalente a pantalones isabelinos de vuelta en las pasarelas.
¿Por qué importan las palabras del año? Grathwohl reconoció que la elección es “un arte un poco oscuro”. Se basa en evidencia de uso de 26 mil millones de términos de fuentes de noticias y lo combina con el voto popular y el análisis de sus especialistas. El objetivo es ir más allá de una mera curiosidad lingüística para lograr algo que refleje “los estados de ánimo y las conversaciones que definieron al año”. Pero la elección de los diccionarios no solo sirve para captar el espíritu del momento, sino que también contribuye a definirlo. En cuanto una palabra es elegida “del año”, se usa mucho más. En 2023, después de que el diccionario eligiera “rizz” (carisma), su uso aumentó en un 1500 por ciento. En cuanto a “Brain rot”, su popularidad ya se duplicó.
Fin de año es, tradicionalmente, un momento de reflexión. El 2024, ¿estuvo más bien definido por la podredumbre mental o por el uso de la mente para hacer realidad los sueños fervientemente sostenidos? Las respuestas siempre van a estar teñidas por lo personal. En el caso de esta cronista, el cerebro no sirvió para mover ninguna montaña (ni conseguir asiento en el tren, o un lugar para estacionar el auto como miles de amigos que “manifiestan” juran que lograron). Tampoco es el cerebro un órgano que quedó del todo destruido. Pero, para la propia sorpresa, se está usando para estas fiestas de fin de año no solo un collarcito de perlas, sino también un vestido escocés con cuello con volados, medias can-can.