En una nueva actividad en Italia, a dónde llegó ayer viernes y, entre otras cosas, se reunió una vez más con la premier Georgia Meloni, el presidente Javier Milei volvió a defender hoy su Gobierno y le envió un mensaje a quienes dudaban de su capacidad de gestionar.
Durante su exposición de poco más de 20 minutos en la convención “Atreju”, la convención nacional de la antigua Azione Giovani, la sección juvenil de Alleanza Nazionale que ahora se convertió en Gioventù Nazionale después del nacimiento de Fratelli d’Italia, el partido de ultraderecha de Meloni, el mandatario también repitió su “decálogo político” que había presentado días atrás en Buenos Aires, durante la cumbre de la CPAC.
“Contra todos los pronósticos de los analistas y políticos profesionales, creían que íbamos a durar tan solo un par de meses y que no estábamos capacitados para gobernar. Tuvieron que tirar a la basura todos sus manuales”, resaltó Milei en el inicio de su discurso, al recordar que, días atrás, había cumplido un año al frente de la Casa Rosada.
Ayer, Milei recibió el Premio Internacional Milton Friedman 2024 y, durante la ceremonia de entrega, defendió sus ideas de “destruir” y “reducir” el Estado. “Desprecio el Estado, y estoy dentro del Estado para romperlo, destruirlo y reducirlo”, aseguró ante los asistentes.
Al principio de su discurso, el Presidente resaltó que “los argentinos y los italianos estamos unidos por un linaje común y lazos de sangre profundos que datan de varias generaciones. Por eso, más que estar entre amigos, siento que estoy en familia”. El dirigente argentino recibió aplausos y ovación cuando lanzó fuertes críticas a la izquierda y a “la casta”.
“Soy economista, no soy político. De hecho, siempre desprecié a los políticos por el daño que le hicieron a mi país”, resaltó y analizó que el año pasado, en la elección argentina, “todas las fórmulas y recetas de la comunicación política profesional fracasaron, la mayoría de la gente eligió algo diferente”. “Tengo mis propias recetas, que no son políticamente correctas ni tan profesionales, pero hasta ahora nos han dado resultado”, agregó.
La mayor parte de su discurso fue la exposición del decálogo político, que ya había presentado en el acto de la CPAC, que cuenta con los siguientes diez puntos: “Es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable”, “Nos importa un rábano la opinión de los políticos sobre casi todos los temas”, “Nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto”, “A diferencia de la economía, la política y el poder es un juego de suma cero”, “La única forma de combatir el mal organizado es con el bien organizado”, “Cuando el adversario es fuerte la única forma de derrotarlo es con una fuerza mayor”, “Retroceder nunca, la mejor defensa es siempre un buen ataque”, “Dar la batalla cultural desde el poder es una obligación”, “La única forma de combatir al socialismo es desde la derecha” y “Nosotros defendemos una causa justa y noble, mucho más grande que cada uno de nosotros”.
En la previa, la primera ministra de Italia le otorgó la ciudadanía de ese país a Milei y a su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia, en reconocimiento a la “descendencia”. El Presidente habría comentado a la premier que él y su hermana son “75 por ciento italianos”, puesto que su abuelo paterno llegó a la Argentina desde la península itálica y que, por su línea materna, también corre sangre italiana.
Las raíces italianas del Presidente se remontan a su abuelo Francesco “Ciccio” Milei, un inmigrante calabrés que llegó a Argentina en 1926 cuando apenas tenía ocho años, en plena ola migratoria. Javier Milei es hijo de Norberto Horacio Milei, el mayor de los dos hijos de “Ciccio”, y de Alicia Luján Lucich, en cuyo árbol genealógico se entrelazan los orígenes italianos y croatas.