A diferencia del positivismo que existe respecto a la negociación de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a partir de la afinidad política entre Javier Milei y Donald Trump, como sobre la posibilidad de que Argentina obtenga beneficios puntuales, el escepticismo domina en relación a la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y la Argentina.
El propio Presidente volvió a poner el tema en agenda luego de declarar que si el Mercosur es la barrera estaría dispuesto a salir del bloque, durante una entrevista en el marco del Foro Empresario de Davos con Bloomberg.
Enseguida aclaró que “hay mecanismos por los cuales se puede llegar (al TLC con EE.UU.) estando dentro del Mercosur, así que creemos que se puede lograr sin tener que abandonar lo que se tiene en Mercosur”; sin embargo, distintos especialistas ponen en duda que “con Brasil enfrente” esto pueda prosperar.
“Es impensado un acuerdo de libre comercio entre Argentina y EE.UU.”, insiste Miguel Ponce, analista de comercio internacional y apuntó al primer documento emitido por la Casa Blanca, que pone al comercio por encima de la seguridad nacional.
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En la misma línea opinó Esteban Actis, doctor en Relaciones Internacionales en su cuenta de X: “El gobierno de Trump publicó un MEMORANDUM en relación a lo que será su “America First Trade Policy”, claramente con un espíritu defensivo y proteccionista. Hay un solo punto en relación a la posibilidad de nuevos acuerdos. Difícil pensar un TLC tradicional desde esta visión”, mencionó.
“Lo vemos poco probable, por varios motivos”, expresó Paloma Ochoa, Coordinadora del Área de Investigación de Fundación ICBC.
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La especialista explicó que aunque EE.UU. es el tercer socio comercial de la Argentina, con una participación de alrededor del 9% en nuestras exportaciones, pero Argentina es poco relevante ya que no alcanza a representar el 1% de las importaciones norteamericanas.
Por otra parte, las estructuras productivas de ambos países son más competitivas que complementarias, con lo cual “sería difícil ganar acceso al mercado en nuestros sectores más competitivos, particularmente, en un esquema defensivo y proteccionista como el que está planteando Trump”, dijo Ochoa.
En el modelo de mayor protección y menos apertura que propone Trump, el documento de política comercial establece que sólo firmará acuerdos específicos y bilaterales en sectores que favorezcan el acceso a mercado de los productores norteamericanos.
El Mercosur al Congreso
Al margen de la afinidad política entre ambos lideres, en la práctica, el Mercosur establece que este tipo de acuerdos deben negociarse y firmarse en forma conjunta.
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Esto deja disponibles dos caminos, el de negociación en bloque, donde el peso especifico de Brasil se percibe como un obstáculo, no sólo por la distancia política con el presidente Ignacio Lula Da Silva sino porque “Estados Unidos nunca abrirá sus puertas a la principal economía del sur que es 10 veces más grande que la Argentina”, destacó un diplomático de carrera.
Por eso, frente a esta barrera táctica, la otra alternativa es la salida del bloque del sur donde se abre un “laberinto diplomático”. El primer paso es lograr modificar el Tratado de Asunción que dio origen al Mercosur el 26 de marzo de 1991 entre Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay.
Pero, si no hay consenso, se debe avanzar con una ley en el Congreso. “Si no te bancan ´ficha libre´, difícil que se apruebe la salida del Mercosur”, arriesgó el ex funcionario de la Cancillería.
En la misma línea, Ochoa aseguró: “no vemos indicios que planteen un escenario favorable a un TLC con EEUU, al menos no en el sentido tradicional” y aclaró que romper con el Mercosur “podría tener más costos que beneficios para la Argentina, en un mundo que tiende a cerrarse”.
Alternativas posibles y asuntos pendientes
Desde la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) contaron que desde hace tiempo han propuesto avanzar con acuerdos de armonización y buenas prácticas regulatorias como las que existen entre el país del norte y Brasil desde 2020.
Además, apuntaron a las iniciativas de facilitación de comercio, como posee Uruguay desde 2016. “Este es un camino no solo posible sino constructivo en la relación”, dijo Fernando Landa, titular de la entidad que no ve en el corto plazo un “avance inmediato” de un TLC.
Sin embargo, Landa puso el foco en las características que sobresalen en la relación comercial con Estados Unidos y marcó que existen “varios temas que resolver”; entre ellos la reactivación del SGP (sistema generalizado de preferencias ); los casos de dumping contra productos argentinos como biodiesel, miel, tubos OCTG, jugo de limón y, además, concluir el proceso formal para permitir el ingreso de cítricos dulces.
En otras palabras, el ex diplomático que negoció cara a cara con Marc Stanley, embajador de EE.UU. y con José W. Fernández, subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente de los Estados Unidos, resumió que “por lobby o dumping” no existen importantes oportunidades para la Argentina más que en el sector de servicios profesionales.
En tanto, el sector automotriz nacional es uno de lo que enciende alertas por la baja competitividad que muestra en relación a Brasil con 30% de diferencia en los costos y México, alrededor de 60%, lo que representa una amenaza en caso que se desdibuje el Mercosur que hoy concentra la mayor cantidad de operaciones.
Impacto económico
En los márgenes del camino diplomático, los expertos plantean que “todo puede pasar” por afinidad política pero no descartan que los enunciados de ambos presidentes son parte de la imagen que ofrecen al exterior para construir poder en un mundo multipolar.
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La afinidad ideológica, es la hendija por la que Milei podría fortalecer el lugar de Argentina en Estados Unidos, pero “más allá de liberar la VISA” en general, no hay señales de beneficios comerciales concretos; el consenso vira hacia el apoyo para el financiamiento, inversiones o proyectos de cooperación en áreas de mutuo interés.
“Para la Argentina, la cuestión de mantener una relación equilibrada con EEUU, China y Brasil -principales socios comerciales- nos parece clave para sostener cierto margen de maniobra en un mundo más fracturado y conflictivo”, indicó Ochoa.