El escenario cobra vida cuando las cantantes folclóricas inician sus melodías, pero es su vestuario el que sorprende al público. A medida que se desplazan al compás de la música, sus trajes cuentan la historia misma de la tradición. La energía de la presentación se potencia con los colores que surgen con cada movimiento, los cuales transmiten la herencia cultural que las artistas llevan consigo.
El vestuario, conocido como la pollera, es una pieza de gran simbolismo. La falda, llena de pliegues y colores, se mueve con elegancia al ritmo de la música, mientras que la blusa ajustada y el cinturón delinean la figura de quien la lleva. Los accesorios, como los collares y las pulseras, añaden un toque de brillo de resplandece con los primeros acordes de un huaino.
En la segunda mitad del siglo XX, una parte de la población relegó esta prenda, viéndola como un recuerdo del pasado que no encajaba con las corrientes de moda actuales. Su uso comenzó a desaparecer en las ciudades. Sin embargo, en las últimas décadas ha resurgido, siendo adoptada por nuevas generaciones que la ven como un símbolo de identidad y tradición, además de reconocer el elevado precio que tiene hoy en día.
El costoso vestuario de las cantantes de música folclórica
Los atuendos de las cantantes folclóricas en Perú son verdaderas obras de arte que requieren una considerable inversión. Hechos a mano con telas de alta calidad, bordados meticulosos y adornos que reflejan la riqueza cultural del país, estos trajes son una muestra de lujo y exclusividad. La confección de cada prenda puede tomar semanas, lo que eleva aún más su precio.
SIMA ProduccionesTv PERÚ entrevistó a un vendedor de Bordados Chullo para conocer el costo de una pollera confeccionada para una cantante de música vernacular. El precio que dio es considerablemente elevado en comparación con un vestido de noche.
“El precio de una pollera varía entre S/1.500 y S/1.800, dependiendo del modelo. Algunas personas prefieren diseños más elaborados. En general, el precio se ajusta según la complejidad del modelo elegido”, explicó.
Este monto refleja no solo la calidad de los materiales utilizados, sino también el tiempo y la habilidad necesaria para bordar cada detalle de la prenda.
Respecto al tiempo invertido en la fabricación de una pollera, es pertinente dar a conocer lo que dijo Francisco Herrera, artesano textil, a Reporte Semanal de Latina Noticias. “Si (el vestuario) está hecho a mano, estamos hablando de un mes y medio”, indicó. Cabe señalar que durante este tiempo trabajan dos personas.
En otro momento de la entrevista, Herrera mencionó que un vestuario para una cantante de música vernacular puede llegar a costar entre “7 mil y 8 mil soles”. Si bien estos montos difieren considerablemente de los mencionados al principio, el bordado, la pedrería y otros detalles en la tela convierten a la pollera en una prenda onerosa.
En el emporio comercial de Gamarra, en el distrito limeño de La Victoria, es común encontrar galerías donde cantantes y bailarinas folclóricas conversan con artesanos textiles y vendedores para encargar atuendos que reflejarán símbolos de su cultura en los escenarios. Ellas saben que cada prenda es cuidadosamente personalizada.
Finalmente, la pollera suele tener un peso cosiderable. En el programa 5 minutos de Milagros Leiva, Sonia Morales reveló que uno de sus vestuarios pesa 4 kilos, aproximadamente, una carga que no le impide mostrar su talento sobre el escenario, frente a un público que suele entonar sus canciones con entusiasmo.
Los vestuarios de las cantantes de música folclórica tienen un significado que va más allá de lo estético. A través de sus colores, bordados y diseños, reflejan la historia, las tradiciones y el orgullo cultural de sus comunidades.