A la par del debate en torno a la cotización del dólar, el Gobierno se enfrenta por estos días a la necesidad de agotar las instancias para alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que implique la llegada de nuevos desembolsos, como la única alternativa para avanzar hacia una unificación cambiaria y levantar el cepo en el mediano plazo sin una mayor devaluación. El escenario global aleja la posibilidad de un plan B, más allá del interés inversor que pueda despertar Vaca Muerta y la minería.
La inflación en Estados Unidos aumentó al 3% anual y mientras Donald Trump presiona a la Reserva Federal para que bajen las tasas, el rendimiento de los bonos a 10 años trepa al 4,64% lo que deja a cualquier país con un riesgo por encima de los 700 puntos, como es el caso argentino, cada vez más lejos de poder acudir al financiamiento de los mercados internacionales.
Así, la posibilidad de sumar dólares en el corto plazo para pagar vencimientos de deuda, cubrir importaciones, contener la brecha cambiaria y reforzar las reservas del Banco Central se limita a la conversión del superávit fiscal -casi $ 3,6 billones en enero, sin contar los intereses capitalizables de las letras, según ASAP- y, particularmente, al saldo favorable que pueda surgir de la balanza comercial.
Una situación delicada en un escenario de pérdida de competitividad en la región que, allende la oleada de argentinos que aprovechan el tipo de cambio planchado y gastan sus divisas para realizar turismo en el exterior, se reflejó con un déficit bilateral con Brasil de u$s 326 millones el primer mes del año, el mayor desde 2018.
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Pero, sobre todo, un 2025 complicado por la guerra comercial que desató el presidente de Estados Unidos y que ya impactó en el país, con la confirmación de que, más allá de las buenas relaciones políticas de Javier Milei, por ahora la Argentina no estará exenta de la suba de 25% en los aranceles para el acero y el aluminio que ponen en juego exportaciones por u$s 600 millones.
Con este panorama, se torna una quimera llevar las reservas netas del BCRA a un nivel positivo desde los -4560 millones de dólares que registraban a fin de enero o el doble según la metodología que mide el FMI. La entidad monetaria compra dólares en el mercado pero en sus arcas ya hay 710 millones menos de los que tenía cuando arrancó el año por los compromisos que tuvo que atender el mes pasado.
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@Economiageres
Los vencimientos de deuda en moneda extranjera alcanzan a u$s 17.285 millones solo en 2025, el equivalente al 90% del saldo comercial favorable del año pasado. Por ello, con un mundo convulsionado, sin otras fuentes de financiamiento disponibles ni blanqueo que abastezca el mercado de dólares, la posibilidad de avanzar en un programa que permita cubrir vencimientos y recibir los fondos que pongan en positivo las reservas netas del Central surge como la única vía para empezar a desarmar el cepo cambiario. Sea en los próximos 70 días, como asegura el Gobierno que ocurrirá, o más adelante.
Se abra antes de recibirlos, por etapas o después, lo cierto es que sin los dólares asegurados del FMI, el cepo seguirá.