MARSELLA.- Gerónimo Rulli se ganó a la hinchada de Olympique de Marsella desde el primer momento en que vistió la camiseta azul y blanca. En agosto de 2024, en un partido como visitante ante Brest, subcampeón de Francia y participante en el torneo más prestigioso de Europa, el arquero argentino protagonizó una actuación memorable. Atajó un penal y tuvo varias intervenciones decisivas en momentos clave del partido. Su carácter, su serenidad y su habilidad para ejecutar arriesgados pases cortos, elementos fundamentales del nuevo estilo de juego del club más popular de Francia, impresionaron a los observadores de la Ligue 1.
Esta temporada, la liga francesa, a menudo subestimada, se enriqueció con un nuevo atractivo: el fútbol de Roberto De Zerbi. El entrenador italiano, de temperamento marcadamente argentino, promueve un estilo de juego espectacular en el que la fidelidad a sus ideas prevalece sobre el resultado. Para De Zerbi, ganar es fundamental en el fútbol profesional, pero no una obsesión: “Mi sueño es reavivar el entusiasmo de una ciudad y devolver la pasión a sus hinchas”, dice.
Rulli, vigente campeón del mundo y ganador de la Copa América, encarna a la perfección esta filosofía. Su primera mitad de temporada fue muy buena. Tras 21 partidos, el Olympique de Marsella ocupa el segundo lugar en la liga, justo detrás del PSG, y las actuaciones de su guardavallas resultaron cruciales para alcanzar estos buenos resultados. Actualmente, el platense surgido en Estudiantes es considerado el mejor arquero de la Ligue 1, con sólo Lucas Chevalier, del Lille, como su principal competidor. Los apasionados y siempre exigentes hinchas del Vélodrome no se equivocaron, coreando su nombre repetidamente en señal de agradecimiento.
Durante la charla en La Commanderie, el centro de entrenamiento del Olympique de Marsella, Gerónimo Rulli reflexiona sobre su llegada al sur de Francia y su adaptación a la ciudad. También repasa la primera mitad de la temporada, habla sobre su entrenador y reafirma su compromiso inquebrantable con la selección argentina.
–¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a aceptar la propuesta del Olympique de Marsella?
–Roberto De Zerbi me llamó después de la final de la Copa América. En ese momento, yo estaba a punto de ir a los Juegos Olímpicos, así que le respondí que no podía darle una respuesta inmediata. Tras la eliminación de Argentina en París 2024, el DT volvió a contactarme para pedirme que me uniera al nuevo proyecto del Olympique de Marsella, y acepté su propuesta. No le podía decir que no, porque significaba mucho para mí que un técnico como él insistiera en tenerme en su equipo. Fue una decisión muy fácil para mí.
-¿Cómo te sentís en el club y en la ciudad?
–Me siento muy feliz. Es un momento muy lindo en mi carrera. Estoy muy contento con la forma en que me han tratado desde que llegué. Me llevo muy bien con la gente del club, mis compañeros, el cuerpo técnico, y todos los que trabajan con nosotros. Me siento muy cómodo, y cuando uno se siente bien, es más fácil que las cosas le salgan bien.
-¿Qué opinás del Vélodrome, que tiene una relación especial con los argentinos, y cómo es tu relación con tu compatriota y capitán, Leonardo Balerdi?
–El Vélodrome es increíble. Me había tocado venir como visitante, pero jugar como local y oír a los hinchas coreando tu nombre en los partidos es una emoción indescriptible. Cada vez que salgo a jugar en esta cancha, se me eriza la piel. No hay sentimiento más lindo que ganar para ellos. Por esas cosas jugamos al futbol. Nos sentimos muy privilegiados de tenerlos casi todos los fines de semana.
Yo tengo una excelente relación con Leíto desde el primer día. Cuando surgió la posibilidad de venir, le hablé para tener una idea más clara del club. Además de ser un gran jugador, es una maravillosa persona, que, en definitiva, es lo más importante.
–¿Qué balance hacés de la primera mitad de la temporada, donde tuviste un papel destacado?
-El balance es bastante positivo. Estamos en una posición que es la que queremos, es decir, clasificatoria para la Champions League. No hay que olvidar que somos un equipo nuevo, que se formó esta temporada, con un técnico también nuevo. En tan poco tiempo, tener el rendimiento que estamos mostrando y que queremos seguir manteniendo es algo meritorio. Estamos transitando este proceso de la mejor manera. La temporada, por ahora, es muy buena. Sería perfecta si lográramos conseguir algún título.
–Hablando de tus compañeros a nivel colectivo, ¿cuáles son los puntos fuertes del equipo y qué aspectos crees que se pueden mejorar?
–La mentalidad del equipo es nuestra mayor virtud. El entrenador insiste mucho en ello. Recibimos golpes y goles, pero siempre tratamos de estar a la altura de los valores del club. Desde luego, tenemos defectos, porque somos un equipo recién nacido. Llevamos poco tiempo jugando juntos y aún cometemos errores que podríamos evitar. Lo bueno es que todos son corregibles.
–¿Qué podrías decir de Roberto De Zerbi, su filosofía, su estilo de juego y el tipo de entrenador que es?
-Por lo que sé del Olympique de Marsella, por los meses que llevo aquí, puedo decir que no conozco a ningún técnico en el mundo que encaje mejor con un club como De Zerbi. Lo digo por cómo ama al fútbol, cómo vive el fútbol y cómo defiende sus ideas. Tiene mucho en común con la gente de Marsella. Hay pocos lugares en Europa que respiran el fútbol como aquí. Puedo decir que Roberto De Zerbi y el Olympique de Marsella están hechos a la medida el uno del otro.
Como persona, para los de afuera, puede parecer un poco loco. De hecho, como todos los apasionados, tiene algo de locura. Da la vida por sus jugadores y te abre su corazón. Nos exige al máximo de nuestras posibilidades. Si ve que das todo por lo que él pide, que es básicamente defender el escudo, él te va a dar absolutamente todo lo que tiene.
-¿Alguna anécdota con él?
-Tengo una anécdota que lo define tanto como entrenador como persona. cuando le ganamos al Lens, de visitante, y en el vestuario estábamos todos contentos, pensando que nos iba a dar un día libre más no fue así. Nos dijo que íbamos directamente a ir a Mallemort durante tres días. ¡Y nos entrenamos a las cinco de la mañana! Quería enviarnos un mensaje, y creo que todos lo entendimos. Fue un viaje que nos unió como equipo y nos hizo conocernos mucho más. Nos llevó a un gran nivel de confianza. Nunca había vivido algo semejante en mi carrera.
Al llegar al Olympique de Marsella, me encontré con eso. Pasé de un extremo al otro. Venía del Ajax, donde todo era más frío, más robotizado, y vine aquí, que es un lugar que corresponde más a mi sensibilidad futbolística y a la manera en que estoy acostumbrado a vivir el futbol. Es similar a lo que se vive en la Argentina.
–¿Cuál es el papel del arquero en la filosofía de juego de Roberto De Zerbi?
-Es un papel fundamental. Nos exige mucho porque, en el campo, tenemos que actuar como si fuéramos un técnico. Al tener una visión completa del terreno, debemos proporcionar información a nuestros compañeros constantemente. Al mismo tiempo, además de cumplir con nuestro rol clásico como arqueros, tenemos que participar en el juego. Confía mucho en nosotros y cree que estamos capacitados para jugar de esta manera. Nos demanda mucha atención, una gran lectura de juego y, por encima de todo, mucha valentía para jugar al fútbol.
–¿Qué opinas de la Ligue 1 y de su nivel competitivo?
–Es una liga que está infravalorada. Lo dije cuando estaba en Montpellier y lo vuelvo a repetir ahora. Es un campeonato más difícil de lo que se cree. De todas las ligas, es la más parecida a la Premier League, en cuando al aspecto físico y a la velocidad. La liga española, donde tuve la oportunidad de jugar, es más técnica, más táctica y más lenta. Aquí se juega a una velocidad que nunca había experimentado en mi vida. Hay jugadores brillantes. Es una liga linda y divertida. Creo que la Ligue 1 está mal vendida hacia el exterior. Seremos nosotros los encargados de llevarla lo más alto posible.
–¿Qué representa para vos formar parte de la selección argentina y qué significa para los argentinos la figura de Diego Maradona?
–No existe nada más grande que mi selección. Es mi país, mi gente, mis colores. Por nuestro país, como jugadores, estamos dispuestos a todo. Sentimos el futbol así. Diego es lo más grande que hay. Gracias a Dios, fuimos privilegiados para tener tanto a Diego como, actualmente, a Leo. Nuestros padres vieron a Diego como un salvador, y los que somos más contemporáneos a Leo lo vemos más a él como nuestro salvador. El hecho de que Diego ya no esté hace que su imagen sea aún más mítica.