Si te hallás incluido en el grupo de las personas que suelen sentir culpa, debés saber que esta emoción es una de las más negativas que podemos experimentar. Sin embargo, también es cierto que algunos hacen uso de ella, de manera consciente o inconsciente, para manipular a los demás.
Desde la psicología, definimos la culpa como “la diferencia entre lo que hicimos y lo que deberíamos haber hecho”. Lo cierto es que, cuando nos sentimos culpables, cuando creemos que somos responsables por algo que sucedió, nos paralizamos y dejamos de accionar para alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. Sentirnos culpables es como si nos boicoteáramos a nosotros mismos.
Otra consecuencia del sentimiento de culpa, con el que solemos andar por la vida, a cuestas, es la insatisfacción. Mucha gente insatisfecha, en el fondo, se siente culpable, pero no se da cuenta de ello. Entonces, se queja de la vida que le ha tocado vivir. Pero, eso negativo que vivimos, ¿es realmente lo que nos tocó vivir o es el resultado de nuestras propias elecciones?
Todos, sin excepción, anhelamos ser felices. Y eso se debe a que fuimos creados para crecer y cumplir un propósito único que nos permita ver satisfechas todas nuestras necesidades (físicas, emocionales, intelectuales y espirituales). Alcanzar tal estado nos ayuda a avanzar sorteando cualquier obstáculo que aparezca en el camino y nos quiera detener.
Por el contrario, cuando alguna de estas áreas mencionadas no ha podido ser expresada en su totalidad, es cuando podemos sentirnos culpables y quedamos expuestos a convertirnos en personas insatisfechas, quejosas, demandantes, e incluso manipuladoras. Sobre todo, esto ocurre, cuando le permitimos al sentimiento de culpa ocupar mucho espacio en nuestro mundo emocional.
¿Cómo nos damos cuenta, entonces, de que la culpa se ha arraigado en nosotros? Por lo general, alguien que se siente culpable por algo, o por todo, se privará a sí mismo de cosas buenas y, como mencionamos antes, será el encargado de boicotear sus propios logros. En realidad, esta persona siente que no es merecedora de ningún beneficio de todos los que la vida nos ofrece.
¿Es posible vivir libre de culpa? Claro que sí. En primer lugar, debemos aceptar que todos merecemos ser felices y disfrutar. Y, si nos hemos equivocado en algo (¿y quién no?), podemos pedir disculpas, modificar nuestra actitud, realizar todos los cambios que sean necesarios y seguir adelante con la convicción de que todo lo que hagamos, nos saldrá bien. ¡Seamos libres de la culpa!