Gustavo Costas, el DT que quedará en la historia de Racing porque se aferró a la táctica del sentimiento

Horas antes de la revancha con Botafogo en Brasil, Gustavo Costas abandonó por un rato la concentración de Racing con el objetivo de ir a visitar al hospital a los dos hinchas de la Academia que fueron baleados por dos asaltantes que quisieron robarles sus pertenencias en una playa de Barra de Tijuca. En la previa del segundo partido por la Recopa Sudamericana, el DT también antepuso el corazón a cualquier decisión táctica. El dato puede servir para explicar su forma de ser, su estilo de conducción, cómo logró revitalizar a un equipo, generarle un contagio positivo y llevarlo a ganar un título internacional luego de 36 años. Lo conseguido este jueves ante Botafogo fue la confirmación de un modelo de juego que nace desde el corazón y luego se apoya en los nombres y las estrategias. El global por 4-0 refleja la diferencia que hubo entre unos y otros: Racing tuvo fútbol, actitud y determinación para quedarse con una nueva vuelta olímpica.

El entrenador de la Academia recurre a las cábalas, tiene costumbres que lo acompañaron a lo largo de su carrera pero que se potenciaron con su regreso al club de Avellaneda en enero de 2024. Es creyente, besa la cruz que lleva colgada antes de cada partido. En Río de Janeiro no fue la excepción. Costas ya había ganado la Supercopa de 1988 como jugador, pero su deseo fue también quedar en la historia como entrenador. Pero su primer mensaje fue ganador: “Llegó el momento de ganar lo que queremos, que son las copas internacionales”. Él solo se había puesto la vara alta, ya que pretendía despegarse de lo que había sido el ciclo anterior, comandado por Fernando Gago, en el que la palabra que más se repetía era “competir”. No. Costas empezó un trabajo de hormiga con cada jugador para no sólo jugar, sino también ganar.

Gustavo Costas en la previa de Racing vs. Botafogo, en la ida jugada en Buenos Aires

Armó un equipo ofensivo, protagonista. Si su primer acierto como DT de Racing fue el muy buen mercado de pases, la elección de los refuerzos, el segundo fue haber encontrado rápido el equipo. Quiénes eran los titulares y quiénes aparecían como las alternativas para potenciarlo. En un par de prácticas empezó a moldearse el 3-4-3 que luego alternaría en un 3-4-1-2, incluso con Luciano Vietto tomando la posta de Juanfer Quintero como el enganche para 2025.

Del equipo que ganó la Sudamericana en 2024 casi no hubo modificaciones. Ingresó Nazareno Colombo por la lesión de Santiago Sosa y lo dicho: Luciano Vietto por Quintero, además de un Rocky Balboa que arribó desde Unión para llenar el rol de 9 suplente dejado por Roger Martínez. Después, mantuvo el estilo protagonista, con el respaldo de los laterales, con los mediocampistas desdoblándose para atacar y defender. Pero el mayor potencial lo mantuvo en una delantera que se conoce de memoria: Maravilla Martínez – Maxi Salas.

Otro gran triunfo de Racing

“Vamos a salir a ganar”, dijo Costas antes del desquite. Y no mintió. Ya en los primeros 20 minutos la Academia merecía estar ganando 2-0. Lo realizado en la revancha ante Botafogo fue la confirmación de lo que son capaces de hacer entre Maravilla y Salas. Pero también lo que son los volantes y los laterales respaldando… No fueron casualidades los golazos de Matías Zaracho y Bruno Zuculini en Río de Janeiro.

“El plantel se está formando y un equipo y grupo es así, no se hace de la noche a la mañana. Se va haciendo con entrenamientos, con partidos. Y acá trajimos chicos que no los conocía nadie. Y los vamos formando. ¿Vamos a cometer errores? Sí, seguro, como nos pasa a todos. Pero estos chicos tienen un compromiso, un hambre bárbaro, laburan siempre. Fijate que estamos jugando cada tres días y no estoy moviendo mucho el equipo porque se sienten mejor ellos, corren más todavía”, decía Costas en junio pasado.

Salas y Martínez, socios para el gol en Racing

Si en enero de 2024 llegaron Santiago Sosa, Maxi Salas, Agustín García Basso, Bruno Zuculini, Santiago Solari y Facundo Cambeses, además de Germán Conti, Agustín Urzi y Luciano Vietto; ahora fue el turno de Matías Zaracho, Adrián Balboa, Ignacio Rodríguez y Adrián Fernández.

“El profesor Costas es muy humano. Por cómo vive la vida, por cómo es con nosotros me dan ganas de hacer las cosas por él. Me marcó cuando tuve un problema en mi casa y me tuve que ir a Colombia. Le dije en agosto que iba a volver a ganar la Sudamericana. Y acá estamos”, lo había elogiado Juanfer Quintero en Asunción tras la consagración ante Cruzeiro. “Canta las canciones de Racing en las concentraciones, está loco. Gustavo es Racing”, lo define Bruno Zuculini. “Fue muy importante en cómo me cambió la carrera. Yo venía de la MLS, sin jugar; sabía que Racing era un grande pero me tenía que ganar un lugar. Me acuerdo que al principio no me dijo nada. El primer día me saludó con un ‘buenos días’. Pero después de las primeras prácticas me agarró y me preguntó: ‘¿Te animás a jugar de líbero?’ Y ahí no salí más”, describe Santiago Sosa, el futbolista que más minutos jugó con él pese a que se perdió estos encuentros con Botafogo por lesión. “Lo tengo pegado a la línea de cal, me quiere manejar con un joystick. A veces no parece un entrenador Gustavo porque está hablando constantemente con nosotros. Le llega muy bien al jugador”, cuenta Gabriel Rojas.

Gustavo Costas y su ritual de siempre antes de la revancha ante Botafogo, en Brasil, por la Recopa Sudamericana

Tuvo un buen liderazgo puertas para adentro, sobre todo cuando estalló un conflicto entre Gabriel Arias y Roger Martínez. Como cuenta en el debe quizás le falte darle más rodaje y oportunidades a los chicos de las inferiores de Racing. Pero la realidad es que eso también se dificultó porque el plantel de la Academia es numeroso y que la mayoría de los que ingresan, cumplen.

En los entrenamientos de la semana está más tranquilo, pero durante los partidos por momentos también lo vive como un hincha: más de una vez metió corridas a la par de sus jugadores -paralelo a la línea de cal- que, en campos mojados por la lluvia, terminó en un revolcón.

Siempre se sobrepuso al descreimiento o la falta de confianza. En algún momento del viaje transcurrido por la dirigencia encabezada por Víctor Blanco, la comisión directiva hubiera preferido un cambio de mando, pero Antonio Mohamed y Eduardo Coudet le dijeron que no. Por eso siguió Costas. Y el equipo hizo un ‘clic’ con una victoria ante Boca. Con Diego Milito sucedió algo parecido. El ídolo, previo a ser presidente, no tenía como prioridad la renovación de Costas, sino que para su plataforma pensaba en otro perfil como entrenador, como el de Guillermo Barros Schelotto.

Se viene el abrazo entre Gustavo Costas y Santiago Sosa luego de vencer a Cruzeiro en la final por la Sudamericana 2024

Terminó festejando y haciendo pogo con los jugadores, que lo bañaron con botellas de agua. “Que de la mano de Costas todos la vuelta vamos a dar”, cantaba el grupo de futbolistas rodeándolo no bien finalizó el partido. No hay mayor orgullo para un DT que ser campeón pero además con un juego que lo represente. Y si encima lo puede celebrar trabajando en familia, con sus hijos Gonzalo (ayudante de campo) y Federico (preparador físico), más todavía.

Costas, el mismo que fue Mascota y se enojaba porque pasaban los años y no le daban la chance de una revancha en al banco de suplentes del club de sus amores (ya no en el Racing de las dificultades y las deudas, sino en el Racing positivo), no dejaba de soñar a lo grande. Así fue como convenció a todos, dirigentes, jugadores e hinchas, con la fuerza del corazón por encima de cualquier pizarrón. La táctica y la estrategia fueron importantes, la elección de los refuerzos y los jugadores que le retribuyeron con muy buenos rendimientos… Pero nada hubiera sido posible si no hubiera generado ese sentimiento de conexión con todos en el Mundo Racing.