
El sueco Bjorn Borg, número 1 del circuito tenístico en 1977 y ganador de seis trofeos de Roland Garros y cinco de Wimbledon, se retiró muy joven, a los 25 años, sorprendiendo a todos en el mundo de las raquetas. Las adicciones a las drogas y el alcohol fueron las razones más importantes de su alejamiento del deporte. Famoso por su carácter reservado, casi gélido, guardó muchos secretos para sí durante años. Pero hoy, a los 69, decidió publicar su primera autobiografía oficial y se empezaron a desanudar muchas preguntas.
Por lo pronto, Borg -gran amigo y rival de Guillermo Vilas- reconoció que haberse retirado del tenis tan joven fue un error. “Había perdido la motivación. No es que me arrepienta porque necesitaba estar perfecto a nivel mental para seguir y no lo estaba. De lo que me arrepiento es de haber abandonado al tenis. Fue una decisión estúpida porque tenía muchos amigos. Muchas veces me pregunté por qué lo hice. Escogí otra vida en lugar de mantener la que ya tenía y de eso sí que me arrepiento”, expresó Borg, desde Estocolmo, en una entrevista con el diario Marca de España. El libro, que también fue publicado en español, por la editorial Alianza, se llama “Latidos”.
¿Por qué Borg decidió realizar ahora la obra? Lo explicó: “En los noventa, había tenido ofertas de editoriales inglesas y americanas. No estaba preparado. Seguían insistiendo, pero mi idea no cambiaba. A mi mujer Patricia le encanta leer y también escribir. Cuando escribía cualquier cosa siempre me la enseñaba para que le diera mi opinión. Fue entonces cuando un día cenando, hace tres años, le propuse la idea de que ella tenía que escribir mi autobiografía. Al día siguiente me dijo que estaba preparada. No hay nadie que me conozca más que ella. Hemos estado juntos 25 años. Sabe cómo es el Björn persona, lo que me gusta, lo que no… Conoce el mundo del tenis y a los jugadores. Ha estado conmigo en los torneos del Grand Slam… Todo empezó por aquí”.
Y apuntó: “Siempre quise contar el problema que tuve con las drogas y el cáncer de próstata. No era un impedimento porque mi mujer lo sabe y lo entiende todo. Quería abrirme al mundo. Tuve un periodo muy negro en mi vida durante años cuando dejé el tenis y quería contar la historia. Me siento muy contento del Borg persona en la actualidad”. Borg contó que en septiembre de 2023 tenía que viajar a Vancouver para participar de la Laver Cup como capitán del equipo europeo, pero que su médico le prohibió que fuera porque los análisis habían salido mal. “Yo tenía una responsabilidad y fui a Canadá. Al volver a Estocolmo me fui directamente al hospital. Estaba tan enfermo que no me quedó otra que operarme en febrero del siguiente año -declaró-. Ahora estoy bien, pero tengo que hacerme controles porque las células del cáncer siempre pueden volver”.
Borg reconoció que, en su momento, se alejó del tenis profesional porque tenía que reencontrarse “después de entrar en el mundo de las drogas”. Y detalló: “Puedo decir que tuve la fuerza mental suficiente, la misma que tenía como jugador. Nadie me ayudó excepto mis padres. Regresé momentáneamente a las canchas en Montecarlo y no porque quisiera volver sino porque quería vivir. Si no hubiera vuelto a jugar no estaría hablando ahora mismo porque no hubiera sobrevivido. Necesitaba tener otra vez un programa, un calendario que seguir. Estuve muchos años luchando solo y fue muy duro”.
El sueco, ganador de 66 títulos en total (el último, en 1981, en Ginebra), describió su vínculo con John McEnroe como de “amor y odio”, pero hoy son “amigos”. En el ranking del Big 3 coloca “primero a Djokovic” y “después Nadal y Federer, empatados”. Opinó que Carlos Alcaraz y Jannik Sinner son “lo mejor que le podía pasar” al tenis. “No me pierdo ninguno de sus partidos en contra. Será interesante ver cómo se reparten los grandes títulos la próxima temporada”, añadió.
También le dedicó unas palabras a su hijo, Leo Borg, que es tenista profesional (22 años, 537° del ranking) y, lógicamente, tiene que cargar con el peso del apellido. “Él tiene su equipo con el que viaja y yo no quiero meterme. Si quiere sabe que estoy aquí aunque nunca viene a preguntar nada. Hace unos años, intenté darle un consejo y me contestó: ‘papá no entiendes nada’. Yo sé que nota la presión de apellidarse Borg aunque no me lo diga”.
