Sonarse los dedos es uno de los aspectos más curiosos del cuerpo humano. Ese “crujido” parecería tener poco sentido a primera vista y, cuando se consulta al respecto, rara vez alguien conoce la razón de por qué ocurre. Sin embargo, una ola de estudios demuestra que existen explicaciones para fenómenos incluso tan aparentemente triviales como este.
Según un artículo publicado en la revista Scientific Reports, investigadores franceses determinaron que el sonido es resultado del colapso de burbujas de gas dentro del fluido sinovial de las articulaciones. Cuando estas burbujas colapsan y se fusionan, forman una más grande que, al crecer en exceso, estalla y produce las ondas acústicas que percibimos como un crujido.
Esta explicación es conocida desde hace casi 50 años, pero solo en los últimos años pudo ser chequeada con técnicas modernas como la imagenología computarizada. Diversos especialistas y académicos de instituciones prestigiosas como Mayo Clinic y Harvard Medical School respaldan esta explicación y la consideran la más plausible.
Además, aunque la acción de crujir los dedos fue objeto de preocupaciones respecto a su impacto en la salud, estudios recientes indican que es poco probable que cause daños a largo plazo, como artritis o debilidad en las manos.
El crujido no solo es objeto de estudio por sus efectos físicos, también despierta un interés particular por el placer que provoca en muchas personas. Aunque para algunos resulta molesto, otros encuentran satisfacción en la sensación de liberación y el incremento de movilidad que proporciona. Este placer podría tener tanto componentes físicos como psicológicos, lo que es en algunos casos comparable al efecto placebo, especialmente cuando se convierte en un hábito frecuente.
A pesar de que sonarse los dedos es generalmente seguro, otros tipos de articulaciones requieren un cuidado más meticuloso, particularmente aquellas en la columna vertebral y el cuello. Estas zonas, por su complejidad y sensibilidad, pueden sufrir daños más serios si se manipulan inadecuadamente, y provocar desde dolores de cabeza y mareos hasta consecuencias más graves como problemas arteriales y cardíacos.
Además, no solo los dedos pueden generar estos sonidos característicos. Las rodillas, por ejemplo, también son susceptibles a producir un crujido similar, a menudo sin implicar riesgos significativos. Este sonido puede resultar del roce entre estructuras óseas o tendinosas, y como en el caso de los nudillos, no hay una forma estándar de prevenirlo.
Consejos para mantener los huesos sanos
En cualquier situación, entender la naturaleza y las consecuencias de estos sonidos puede ser crucial para manejar la salud articular de manera más efectiva. Al respecto, Mayo Clinic ofrece una serie de consejos valiosos para fortalecer los huesos y prevenir condiciones óseas como la osteoporosis:
- Importancia del calcio y la vitamina D: Asegurarse de consumir suficiente calcio, es vital para la salud ósea. Los adultos necesitan alrededor de 1.000 a 1.200 mg al día, según su edad y sexo. Fuentes ricas en calcio incluyen productos lácteos, almendras, brócoli, y salmón enlatado. La vitamina D también es esencial, ya que ayuda al cuerpo a absorber el calcio. La exposición moderada al sol y alimentos como el pescado graso pueden ayudar a obtener la vitamina D necesaria.
- Actividad física regular: Es importante incorporar ejercicios de carga o actividad como caminar o correr, en la rutina diaria. Todo esto ayuda a fortalecer los huesos y a mejorar su densidad.
- Evitar sustancias nocivas: El tabaco y el alcohol pueden debilitar los huesos, así que no fumar y limitar el consumo de alcohol es una gran idea.
- Chequeos médicos: Hablar con un médico sobre la salud ósea, especialmente si se tienen factores de riesgo de osteoporosis. Un examen como la densitometría ósea puede ser recomendable para evaluar la densidad de los huesos y tomar medidas preventivas si es necesario.