Adrián Ravier: “El dólar bajo llegó para quedarse, porque hay varios sectores que lo hacen sostenible”

“El sinceramiento cambiario llevó al equilibrio fiscal y permitió un superávit en la balanza comercial”

Luego de un primer semestre con resultados macroeconómicos que no convencieron al consenso de economistas ni a las pequeñas y medianas empresas, los indicadores comenzaron a mostrar mejoría desde el tercer trimestre, reflejando la consolidación de un superávit fiscal, la emisión cero del BCRA para financiar al Tesoro, un saldo positivo en la balanza comercial y una leve recuperación de los ingresos de trabajadores y jubilados, que ha impulsado la actividad productiva y comercial.

En este contexto, Infobae entrevistó a Adrián Ravier, doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Ravier, especialista en teoría monetaria, ciclos económicos, finanzas públicas e historia del pensamiento económico, ha publicado más de una decena de libros. Actualmente enseña en la Universidad Nacional de La Pampa y en la Universidad del CEMA en Argentina, además de impartir clases en programas de posgrado en la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala) y OMMA (Madrid), y es el director académico de la fundación Faro.

— ¿Esperaba que en solo 11 meses la inflación se redujera a menos de la cuarta parte de la heredada?

— Estaba optimista desde el inicio con el plan de estabilización, dado el diagnóstico y la convicción del presidente Javier Milei y su equipo económico sobre las causas de la inflación. No solo se trata del 211% que midió el IPC en 2023, sino también de una inflación reprimida que se ocultaba detrás de controles de precios, tarifas congeladas, un dólar atrasado, un elevado déficit fiscal que exigía monetización y una carga de pases remunerados que generaba una bola de nieve inflacionaria para el futuro.

— ¿Cuáles fueron los factores clave para que el Gobierno lograra esta estabilización en tan corto tiempo?

— Atacó cada causa con determinación y aplicó un shock cerrando las vías de emisión. Primero sinceró la cotización del dólar oficial, que estaba a menos de la mitad del dólar libre. Prefiero hablar de “sinceramiento” y no de devaluación, aunque el salto del dólar en un 118 % trae importantes consecuencias.

En el corto plazo, la corrección cambiaria generó recesión, problemas en la actividad económica, recorte de ingresos y aumento de la pobreza e indigencia. Pero, en el lado positivo, licuó el gasto, llevó a la economía hacia el equilibrio fiscal, redujo importaciones y nos permitió un superávit en la balanza comercial. Argentina recuperó este año los superávits gemelos.

“Prefiero hablar de “sinceramiento” y no de devaluación, aunque el salto del dólar en un 118% en diciembre trajo importantes consecuencias”

La corrección cambiaria por sí sola no era suficiente. El Gobierno complementó con recortes en el gasto estructural, en obra pública, y en transferencias discrecionales a las provincias, además de eliminar controles de precios y tarifas, desregulando la economía. En el proceso, destapó fuentes de corrupción y redujo la burocracia.

Es clave también el ordenamiento del balance del Banco Central: se compraron reservas y se transfirieron los pases remunerados no licuados al Tesoro, mientras se consiguió un superávit fiscal para cubrir esos intereses de deuda.

La alta imagen positiva del Gobierno refleja en parte estas medidas acertadas. En solo 11 meses, se logró bajar la inflación, estabilizar el dólar, reactivar la economía y reducir los índices de pobreza e indigencia.

— ¿Hay atraso cambiario que podría cortar el proceso de desinflación?

— Los economistas no tenemos consenso en este tema. Si miramos la cotización histórica, el dólar actual está cerca del promedio, o incluso un poco por debajo. Pero en el pasado, esas cotizaciones estaban acompañadas de déficit fiscal, emisión, deuda, cepo y otros desequilibrios macroeconómicos.

Hoy Argentina tiene variables económicas subyacentes que son mejores que las de aquella época, y la generación de divisas podría justificar un dólar más bajo que el promedio histórico. El dólar “bajo” llegó para quedarse, porque varios sectores lo hacen sostenible: el agro, Vaca Muerta, la minería, el blanqueo de capitales y hasta las exportaciones de pymes que han crecido.

“Argentina se está ordenando, algo que se refleja en indicadores como el índice de riesgo país, lo cual permitirá refinanciar la deuda en mejores términos e incluso mostrar un proceso claro de desendeudamiento”

En otros momentos, los procesos de endeudamiento permitían un optimismo momentáneo, pero creo que ahora el cambio es genuino. Argentina se está ordenando, algo que se refleja en indicadores como el índice de riesgo país, lo cual permitirá refinanciar la deuda en mejores términos e incluso mostrar un proceso claro de desendeudamiento.

Para consolidar esto, un buen resultado electoral en 2025 sería clave para habilitar reformas estructurales hacia una mayor apertura económica, baja de impuestos y desregulación.

— ¿Qué opina del recorte en cinco puntos porcentuales de la tasa de política monetaria, a 35% anual desde noviembre?

— La tasa de política monetaria, que este Gobierno recibió arriba del 130% en diciembre de 2023, empezó a bajar a medida que descendía la inflación. Las reducciones fueron de 133% a 100%, luego 80%, 60%, 50% y 40%. Solo en la última baja el mercado reaccionó negativamente, lo que hizo que el Banco Central sea más cauto. Esta es la primera baja desde mayo y ocurre en un contexto en que el IPC de septiembre llegó al 3,5 %, y el dato de octubre (que conoceremos en breve) probablemente esté por debajo de ese nivel.

Además, el REM muestra expectativas favorables de baja inflación, aunque la inercia del crawling peg del 2% podría ajustarse a la baja pronto. Si el IPC sigue bajando, la tasa de política monetaria también descenderá, lo cual es crucial para recuperar el crédito y dar un impulso a la actividad económica, apoyando la recuperación y el crecimiento.

— ¿Qué riesgos ve en la persistencia de un alto carry trade, dada la brecha entre la tasa de devaluación y las tasas de interés e inflación?

— El carry trade es una estrategia de inversión que se da cuando se pide prestado a una tasa baja para invertir en activos con mayor rentabilidad. Los cambios en Argentina abren cierto espacio a la especulación en el corto plazo, pero creo que estas oportunidades tenderán a reducirse. A diferencia del gobierno de Mauricio Macri, donde prevalecía la especulación, aquí hay fundamentos.

Además, los dólares que han entrado por el campo, energía y minería, junto con el mayor superávit comercial de la historia, muestran confianza. Se ha producido un exitoso blanqueo de capitales, y la gente mantiene sus depósitos en dólares en el sistema bancario.

“El REM estima una inflación del 35% anual en 2025, pero soy más optimista que esos pronósticos”

— Después de dos años, las ventas minoristas registraron en octubre su primera alza anual. ¿Significa esto que la recesión va quedando atrás?

— Correcto. Diversos indicadores de actividad económica muestran que la economía está en rebote. Esto se observa en la producción industrial, de automóviles, acero, productos avícolas, lácteos, carne, escrituras en CABA, cemento, construcción, y más. Algunos analistas sostienen que ya se acumulan seis meses de recuperación continua, lo cual indicaría que la recesión ha quedado atrás. Aunque 2024 cerrará con resultados negativos, la recuperación iniciada se consolidará en 2025 y será el inicio de un crecimiento sostenido.

— ¿Por qué cree que la recaudación tributaria mantiene una caída en términos reales, pese a mayores ingresos por retenciones, PAIS y el aumento del impuesto a los Combustibles?

— La caída en la recaudación está ligada a la devaluación inicial y su impacto recesivo en el primer trimestre, lo cual afectó el consumo y las ganancias empresariales. Aunque el sector agropecuario ayudó, tras superar la sequía de 2023, esto no fue suficiente para incrementar los ingresos en términos reales.

Aun así, el Gobierno logró el equilibrio fiscal en 2024, lo que genera optimismo para mantenerlo en adelante. Con el tiempo, al mejorar la actividad, el consumo y la inversión, la recaudación aumentará, lo que permitirá al Gobierno reducir la presión tributaria y simplificar el sistema fiscal.

— ¿Qué le falta a la política económica para consolidar este proceso?

— El objetivo es eliminar el cepo. Argentina necesita inversión extranjera directa, pero ningún inversor quiere entrar a un país del que no puede salir. He sido crítico del gobierno en este punto, aunque hoy reconozco que esperar para levantar el cepo fue la decisión correcta. Las condiciones actuales son mejores que en diciembre de 2023. Además, es necesario avanzar en reformas estructurales, acuerdos de libre comercio con bloques como Nafta y la Unión Europea y mayor desregulación laboral. Lo logrado en 11 meses es solo el comienzo.

— ¿Qué espera para 2025 en materia de inflación, actividad y política cambiaria?

— Soy optimista. En cuanto a inflación, estimo que seguirá en descenso. La inercia para bajar del 3 por ciento mensual podría romperse si el BCRA reduce el crawling peg del 2% al 1%, hasta llegar a cero por ciento. Un tipo de cambio casi fijo podría darle un golpe decisivo a la inflación. El REM actualmente estima el IPC en 35% anual para 2025, pero tiendo a ser más optimista que los consultores que aportan a ese pronóstico. Creo que el Gobierno logrará romper la inercia antes de lo previsto.

Sobre la actividad económica, algunos analistas se preguntan por qué la economía crecería si aún no se ha recuperado la inversión. Creo que la respuesta está en la capacidad ociosa: Argentina puede crecer en 2025 sin necesidad de un repunte inmediato en la inversión. Hoy se proyecta una recuperación entre el 3 y el 5 por ciento. Soy optimista y estimo que estaremos más cerca del 5 por ciento.

“Sobre la actividad económica, algunos analistas se preguntan por qué la economía crecería si aún no se ha recuperado la inversión. Creo que la respuesta está en la capacidad ociosa”

En cuanto a la política cambiaria, preveo una desarticulación parcial de las restricciones, aunque no está claro si el proceso se completará. Estimo que podría ocurrir este año, ya que la brecha cambiaria sigue reduciéndose y la inflación se aproxima al nivel que el presidente Javier Milei considera necesario para levantar el cepo completamente. No obstante, el Gobierno es cauteloso al tomar esta decisión y tiene información privilegiada para evaluar los costos.

Algunos analistas sostienen que, si no se elimina el cepo en lo que resta del año, es probable que se postergue hasta después de las elecciones de 2025, para evitar un posible impacto en el tipo de cambio nominal, que podría incidir sobre el IPC y, a su vez, afectar el escenario electoral.

— ¿Qué reflexión le merece el panorama económico a corto y mediano plazo?

— A corto plazo, los costos sociales fueron altos, pero considero que el Gobierno acertó al implementar medidas de shock, ya que no había alternativas viables dada la situación recibida. En el mediano y largo plazo, Argentina podría beneficiarse de estos aciertos, logrando equilibrios macroeconómicos, baja sostenida en la inflación, estabilidad cambiaria, y un crecimiento en la actividad y el empleo. Esto debería traducirse en mejoras de los ingresos reales y, sobre todo, en una reducción significativa de la pobreza y la indigencia.

— Para cerrar, ¿qué cabe esperar para la economía argentina en 2025 a partir del triunfo de Donald Trump y su política proteccionista y de fortalecimiento del dólar?

— La victoria de Donald Trump es favorable para Argentina, en primer lugar, por la buena relación que mantiene con el presidente Javier Milei. Aunque Trump no es liberal -como evidencian sus medidas proteccionistas contra China o sus políticas migratorias-, ha dejado claro que priorizará la lucha contra la inflación y reducirá impuestos.

“Trump no es liberal, pero sus políticas contra la inflación y de baja de impuestos pueden beneficiar a Argentina”

Ahora bien, es importante recordar que en Estados Unidos los cambios suelen ser moderados, y las consecuencias de un cambio de gobierno suelen exagerarse. No espero que las políticas proteccionistas de Trump afecten negativamente las exportaciones argentinas de forma directa, aunque sí podría haber un impacto indirecto: los aranceles sobre China podrían afectar sus importaciones de materias primas, de las cuales Argentina y otros socios comerciales de la región son proveedores.

En el plano monetario, si Trump intensifica su lucha contra la inflación, la reciente reducción de 25 puntos básicos en las tasas de interés por la Reserva Federal podría ser seguida de recortes menos frecuentes de lo que el mercado espera, lo cual implicaría una menor liquidez global. No anticipo aumentos en las tasas, pero es posible que los nuevos recortes se retrasen respecto a lo esperado.