La primera ministra italiana, Georgia Meloni, visitará la Argentina el 20 de noviembre, luego de asistir a la cumbre del G20 en Brasil. Esa visita puede empujar un despertar para los inversores italianos, ya que la premiere seguramente elogiará la política económica de la Argentina y sus posibilidades de inversión.
La transformación que viene realizando Meloni en Italia puede convertirse en el espejo de un milagro argentino, tal cual ocurrió en Italia desde la década del 60, y debería convertirse en un punto de inflexión para una alianza estratégica entre ambas naciones que permita a la Argentina superarse y salir adelante y a Italia fortalecerse fronteras afuera.
Argentina debe aliarse con Italia y crear un centro productivo agroalimentario para exportar comida para 800 millones de personas en el mundo, en una sociedad complementaria en la que uno pone lo mejor de lo que tiene y el otro, lo mejor de lo que conoce.
El marco legal para llevar adelante esa alianza es la Ley 23.531, sancionada en 1987 durante las gestiones de Raúl Alfonsín en Argentina y de Bettino Craxi en Italia, cuyos 13 artículos establecen marcos de cooperación en agricultura e industria agroalimentaria, energía y minería, formación profesional, comunicaciones y salud, además de otros de común interés.
El acuerdo permitió desarrollar actividades prósperas para ambas naciones hasta que la crisis del 2001 arrasó con todo. Más tarde, desde el año 2010, hubo algunas experiencias de convenios puntuales aislados y espasmódicos.
No hay que olvidar el marco: 20 millones de argentinos tienen sangre italiana en sus venas, siendo la Argentina el segundo país del mundo con mayor cantidad de descendientes de italianos, después de los Estados Unidos.
Hoy la Argentina tiene una producción agropecuaria importante, pero principalmente de materias primas, sin un gran valor agregado excepto en la industria aceitera. Vale preguntarse: ¿puede llegar Argentina a las góndolas de los supermercados del mundo con productos de alto valor agregado? Esto sería posible de la mano de Italia como socio estratégico, ya que puede aportar un gran know-how en alimentos de alto valor agregado y su papel de gran jugador en el mundo.
Argentina efectivamente puede convertirse un centro industrial agroalimentario para producir alimento para 800 millones de personas, en una alianza en la que Italia aporte tecnología y know-how para la distribución.