“Argentina pasará de ser un país exportador de petróleo a transformarse en un país petrolero”. Esta suele ser una de las frases que más resuena en estos días en el sector energético, en un momento donde las proyecciones y los objetivos empiezan a materializarse en cifras concretas.
En los primeros 8 meses de 2024, el petróleo crudo fue el tercer producto exportado del país. Actualmente, representa el 6,9% del total de exportaciones de Argentina y significó u$s 3.582 millones, un incremento de 54,6% interanual, según datos de la Secretaría de Energía.
En cuanto a producción, también se encuentra en niveles récord. En agosto, la producción petrolera superó los 700 mil barriles diarios, un nivel que no se registraba desde 2004, según una serie analizada por el economista Nicolás Gadano, de Empiria. “Con el mercado interno abastecido, todo el incremento de la producción son mayores exportaciones”, analizó.
La magnitud de las exportaciones de petróleo es tan importante que prácticamente explicará un cambio radical en la balanza energética, que dejará de ser deficitaria después de más de una década, para ser superavitaria.
Las estimaciones sobre la balanza energética varían. La Secretaría de Energía espera que la balanza energética cierre positiva en u$s 3.800 millones, mientras que para 2025 sumará u$s 7.500 millones.
Desde la consultora Economía y Energía estimaron que el superávit comercial energético superará los u$s 5.000 millones, gracias a un incremento de las exportaciones superior a los u$s 1.700 millones y a una disminución de las importaciones de casi u$s 3.300 millones. Las exportaciones de energía podrían cerrar el 2024 en u$s 9.679 millones.
Para tomar una dimensión de la magnitud de la balanza comercial energética, basta mirar el resultado total de la economía en 2023. Con exportaciones de casi u$s 67 mil millones e importaciones de casi u$s 74 mil millones, la economía cerró con un déficit comercial de u$s 6.926 millones. Por lo tanto, la energía podría revertir esta situación.
Obra de infraestructura clave
Para que las exportaciones de petróleo sigan en alza, será fundamental una obra de infraestructura: el oleoducto Vaca Muerta Sur, que irá desde los yacimientos petroleros en Vaca Muerta, provincia de Neuquén, hasta las costas de Río Negro, para ser exportado por barco a todo el mundo.
Se espera que esté listo en los próximos días el llamado a licitación. “La semana que viene nos deberíamos juntar con toda la industria para acelerar los acuerdos definitivos”, adelantó el CEO de YPF, Horacio Marín. Según explicó, las compañías energéticas no están acostumbradas a trabajar en “conjunto”.
Hoy, la postura de YPF para acelerar los acuerdos es poner en números las pérdidas millonarias que existen por cada día que se atrasa el oleoducto. “Cualquier cláusula que discutas, si atrasamos el proyecto, perdemos u$s 40 millones por día. Multiplicás las pérdidas por dos meses y es el valor del oleoducto”, detalló.
El objetivo es finalizar el oleoducto, que sería netamente de exportación, para mediados de 2026. Inclusive, ampliar la capacidad, dado que tenían estimado que pudiera transportar 370.000 barriles por día, y ahora aspiran a 750.000.
“Nosotros vinimos a aumentar la torta de la energía y no a pelearnos por un juego de suma cero”, explicó Marín. “Para este proyecto ya están YPF, Vista, Pampa Energía, Pan American Energy, y hay una super major internacional. No veo otra que no se alineen todas las compañías, con una tarifa flat para todos, porque no estamos dando ventaja por liderarlo”.
Ocurre que, si se suman más compañías, aumenta el financiamiento para un oleoducto que puede costar más de u$s 1.000 millones y que van a terminar usando las compañías, dado que es la llave para ir desde Vaca Muerta hasta las costas de Río Negro, y desde allí exportarse desde el puerto de Punta Colorada. Por ese motivo es que, en un encuentro petrolero en Houston hace dos semanas, Marín manifestó en el escenario: “Se acabó el tiempo de la YPF boba”.