El Índice de Riesgo Político de América Latina, en su quinta edición, y que es utilizado como insumo clave para los que tienen bajo su responsabilidad la toma de decisiones en la región, entregó interesantes datos acerca, justamente, de las amenazas que podrían impactar de forma negativa a la región. En el contexto colombiano, el estudio hizo énfasis en la manera en la que, durante el Gobierno de Gustavo Petro, algunos índices han empeorado, frente a otros con leve mejoría.
A manera de introducción, se destacó en el documento de 43 páginas cómo, en lo que respecta a la situación en el territorio nacional, el jefe de Estado atraviesa un momento crítico al inicio de su tercer año de mandato. Al menos así lo ven los editores de este análisis, Jorge Sahd, Daniel Zovatto y Diego Rojas.
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De acuerdo con los datos del informe, su administración enfrenta duras tensiones políticas con los partidos de oposición, que parecen endurecer el tono de cara a las elecciones presidenciales de mayo de 2026. Del mismo modo, se remarcó cómo persisten los “obstáculos en el Congreso para avanzar con una ambiciosa agenda de reformas”, lo que se agrava por un panorama económico desafiante y bajos niveles de aprobación de la gestión del primer mandatario.
¿Cómo le va a Colombia en la lucha contra las drogas?
El crimen organizado, impulsado principalmente por el narcotráfico, continúa siendo un factor desestabilizador en el país. Según la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), Colombia, al igual que Perú y Bolivia, alcanzó “niveles récord de producción de cocaína”; un problema cuyo impacto se refleja, por ejemplo, en el crecimiento de las hectáreas de cultivos de coca en Colombia, de 169.000 en 2018 a 230.000 en 2022.
Por otra parte, la expansión del Tren de Aragua, una organización criminal nacida en Venezuela, está causando alarma en varios países de la región. Y es que, aparte de su presencia en el territorio, también se encuentra en Chile, Perú y hasta Estados Unidos, con un amplio “portafolio criminal” que incluye actividades como la comercialización de estupefacientes, trata de personas, minería ilegal y sicariato, a juzgar por los datos recopilados de InsightCrime.
Corrupción y desconfianza institucional: un mal endémico de Colombia y la región
Del mismo modo, la corrupción sigue siendo un obstáculo para la estabilidad democrática en América Latina. En palabras del referido texto, “este fenómeno genera una mayor desconfianza y falta de legitimidad hacia los dirigentes e instituciones”, al erosionar lo que sería el correcto funcionamiento democrático y favoreciendo el ascenso de liderazgos autoritarios. Asimismo, se advierte que una “corrupción estructural” ocurre cuando estas prácticas “se generalizan y se abusa del poder”.
En el caso de Colombia, el Índice de Percepción de la Corrupción 2023, elaborado por Transparencia Internacional, le otorgó un puntaje de 40 sobre 100, situándola al borde de la “zona roja” en este aspecto. Sin embargo, el país supera a otras naciones de la región, como Argentina, Brasil y Perú, aunque queda lejos de los mejores desempeños en América Latina.
Crisis migratoria: la diáspora venezolana también impacta al país
La migración es otro desafío de grandes proporciones que enfrenta la región. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), unos 7,8 millones de venezolanos han abandonado su país de origen. De estos, 6,7 millones permanecen en América Latina, con países como Colombia y Perú como principales receptores, al albergar a aproximadamente 2,8 y 1,7 millones de venezolanos, respectivamente.
El documento, que es una especie de recopilación de otros estudios en diferentes ámbitos, recuerda que la diáspora venezolana, aunque relevante, es apenas un reflejo más de flujos migratorios más antiguos y complejos en América Latina, impulsados por factores como la pobreza extrema, el desempleo y la desigualdad.
La polarización política, una amenaza para Colombia y Latinoamérica
En cuanto al estado de la democracia en la región, el documento reitera la incapacidad de muchos gobiernos para responder de manera efectiva a las demandas ciudadanas, que ha debilitado la confianza en las instituciones. Según el estudio, “Colombia es calificada como una ‘democracia defectuosa’, con un promedio de 6,55 sobre 10 según el informe, posicionándose en el décimo lugar a nivel regional y en el puesto 55 a nivel mundial”.
La polarización política, junto con la proliferación de desinformación a través de redes sociales, estaría exacerbando la división social en la región. Según el Reuters Institute Digital News Report 2023, Colombia ocupa el tercer lugar en el uso de redes sociales como fuente de noticias, con un 64% de los ciudadanos utilizándolas como principal medio informativo, superando a México (63%) y Argentina (61%).
Inflación mostró índices favorables para Gustavo Petro
En el ámbito económico, la inflación sigue siendo un tema de preocupación. Aunque Colombia espera una disminución en su inflación del 4,9% en 2024 al 3,8% en el presente año (2025), la cifra sigue siendo elevada en comparación con países como Ecuador, proyectado como el mejor de Sudamérica según Bloomberg Línea, con apenas un 1,9%.
El análisis también incluye el impacto que podrían tener tensiones geopolíticas, como las provenientes de los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, entre Israel y Palestina, en los precios del petróleo y su potencial efecto sobre la inflación global.
Cambio climático y vulnerabilidad en Colombia: riesgo extremo
Por último, el cambio climático se perfila como una amenaza creciente, con Colombia destacándose como uno de los países más expuestos a desastres naturales en América del Sur; no solo por su ubicación geográfica, sino por otros indicadores. Según el World Risk Index 2023, el país registró un rango de riesgo del 37,64, en una estadística alarmante que refleja la vulnerabilidad tanto social como física ante fenómenos extremos.
El estudio destacó los efectos del cambio climático en la región, en los que eventos como el Fenómeno de El Niño han afectado gravemente la producción agrícola, particularmente en el Cono Sur, al incrementar la inseguridad alimentaria y el descontento social.