Autonomía municipal y profesionalización: una oportunidad para Santa Fe

Autonomía municipal y profesionalización: una oportunidad para Santa Fe
Autonomía municipal y profesionalización: una oportunidad para Santa Fe

Recientemente, la Municipalidad de Luján de Cuyo, en la provincia de Mendoza, realizó el cierre de año de su Escuela de Gobierno Municipal con un mensaje claro: invertir de manera sostenida en la formación y profesionalización de los equipos estatales no es un gasto accesorio, sino una condición indispensable para mejorar la calidad de las políticas públicas.

La experiencia mendocina demuestra que, aun desde el nivel municipal, es posible construir instituciones de formación sólidas y estables, concebidas no como acciones aisladas sino como verdaderas herramientas estratégicas de gestión. La Escuela de Gobierno de Luján de Cuyo se suma así a otros antecedentes relevantes del país, como el Instituto Superior de la Carrera del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que desde hace años evidencia que fortalecer la carrera administrativa y el empleo público impacta directamente en la eficacia del Estado.

Estos casos adquieren una relevancia particular para la provincia de Santa Fe en el actual contexto institucional. La reciente reforma constitucional, al reconocer y profundizar la autonomía municipal, abre una ventana de oportunidad histórica para que los gobiernos locales asuman un rol más activo en el diseño y fortalecimiento de su propio servicio civil. Ya no se trata únicamente de administrar recursos o competencias, sino de construir capacidad estatal, profesionalizar a los trabajadores municipales y dotar a los municipios de equipos preparados para asumir mayores responsabilidades.

La autonomía municipal, sin embargo, no puede reducirse a una ampliación formal de atribuciones. Sin un Estado local con empleados públicos capacitados, con reglas claras de ingreso, formación, evaluación y desarrollo de carrera, la autonomía corre el riesgo de convertirse en una promesa vacía. Por el contrario, cuando se combina con políticas sostenidas de profesionalización, se transforma en una palanca poderosa para el desarrollo territorial, la mejora de los servicios públicos y el fortalecimiento de la confianza ciudadana.

En este marco, los municipios santafesinos cuentan hoy con la posibilidad concreta de impulsar escuelas de gobierno municipales, institutos de formación pública y sistemas de capacitación continua que fortalezcan sus administraciones locales. Aprovechar esta oportunidad implica comprender que el empleo público no es un problema a reducir, sino un activo estratégico a desarrollar, capaz de mejorar la gestión y la calidad de vida de la población.

Como toda política pública relevante, este debate no es neutral. Se inscribe en una discusión más amplia sobre los modelos de Estado y de gestión que atraviesan históricamente a la política argentina, y que los municipios de Santa Fe no pueden eludir en esta nueva etapa de mayor autonomía.

Por un lado, existen enfoques que ponen el acento en la profesionalización basada en el mérito, la eficiencia organizacional, la modernización administrativa y la capacitación tecnológica, concibiendo al empleado público como un recurso estratégico para construir un Estado ágil, profesional y orientado a resultados, como seria el caso del Municipio Mendocino. Por otro lado, persisten tradiciones que subrayan el carácter social y político de la función pública, entendiendo la formación como un derecho del trabajador y promoviendo un empleo público comprometido con la inclusión, la equidad y la misión de un Estado presente en el territorio.

Lejos de ser excluyentes, estos enfoques expresan tensiones reales que atraviesan la gestión pública y que cada municipio, en función de su historia, su contexto y su proyecto político, deberá procesar. La nueva autonomía de los municipios santafesinos habilita precisamente esa posibilidad: construir un modelo propio de servicio civil, coherente con su visión de Estado y con las demandas de su comunidad.

En ese camino, la implementación de escuelas de gobierno municipales sostenidas en el tiempo y con una visión estratégica aparece como un paso concreto y necesario para capitalizar esta oportunidad histórica y garantizar que la autonomía se traduzca en un servicio público de mayor calidad.

La experiencia de Luján de Cuyo ofrece una señal clara: invertir en formación, liderazgo y gestión pública es una decisión política que rinde resultados. En tiempos de desconfianza y fragilidad institucional, apostar por la profesionalización del Estado local es también apostar por mejores servicios, mayor transparencia y una democracia más sólida.