En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se declaró hoy la segunda ola de calor del año. Así lo informó el Servicio Meteorológico Nacional, que destacó además que este martes se registró el día más caluroso del verano hasta ahora.
A las 15, el Servicio Meteorológico Nacional registró 37,2°C, mientras que la sensación térmica había alcanzado 38,9°C una hora antes. La temperatura más alta registrada hasta ahora había sido el 17 de enero, cuando hicieron 37°C.
Además de la temperatura del aire, la intensidad del calor se sufre aún más en los núcleos urbanos. El asfalto, los motores, aires acondicionados y la falta de corriente de aire debido a los altos edificios provocan islas de calor. Básicamente, burbujas, en donde la temperatura no se alivia. Este es el caso de varios puntos de la Capital.
En el cruce de Ensenada y Rivadavia, a las 14.30, la temperatura marcaba 36°, aunque la sensación era mucho mayor. No había viento y la vereda estaba casi desierta. Este es uno de los puntos más calientes de la ciudad de Buenos Aires, según el relevamiento que LA NACION hizo en 2022 y en el que identificó todas las islas de calor del AMBA. Esta esquina es una de las más extremas de todas. Durante esta tarde, en los bordes de la avenida, las escasas personas que transitan la calle se refugian bajo cualquier sombra que encuentren.
La gente que tenía que pasar por estas veredas lo hacía a las corridas, en busca de una sombra. Ese fue el caso de Aron, que vestía pantalón largo y camisa cerrada hasta las muñecas. Es bar tender en un boliche del barrio, por lo que va uniformado de negro.
Contó que al calor lo sobrelleva mejor que otros. Sufre el largo camino de Liniers a Floresta, pero en su hogar tiene un pequeño ventilador que hace de los 29 o 30 grados con los que duerme, una experiencia menos desagradable. Aunque confesó que el ruido, aún dormido, le provoca una pesadez que reconoce al despertar. Aron estaba cansado, aún más, por su trabajo en un boliche nocturno. Allí, la asfixia se hace más presente en estos días. “No me consta, pero no me sorprendería que haya gente que se desmaye con el calor”, dijo.
Sobre la avenida, una docena de motos se refugiaban bajo un gomero. El árbol daba una sombra estéril sobre los ciclistas y motociclistas que reposaban a un lado de sus respectivos vehículos. Todos habían llegado a un punto de acopio para repartidores. Se sentaban, se acostaban y como podían se refrescaban. Les costaba sonreír y no únicamente por el calor, sino por lo que significa trabajar 12 horas a 37 grados.
Patricio tiene 28 años y muchas ganas de vivir. Llegó al acopio en una bicicleta negra y lo primero que hizo al bajar fue sacar una botella con agua y tirársela toda en la cabeza. Lleva cuatro años de repartidor y dijo que este año es más benévolo que el anterior. “Al menos hoy, la gente de los locales te da agua. No toda, pero hay más que el año pasado”, dijo.
Para arrancar su día, Patricio calcula siete kilómetros desde Villa Lugano hasta su primera parada en Caballito. Hoy salió temprano en la mañana, con 26 grados y pensaba volver en bicicleta a las 11 de la noche. Reconoció que después de unas horas empieza a sufrir dolores de cabeza, pero jamás se ha desvanecido. “Cuando me siento mal, solo me mojo y me recupero”, dijo, completamente mojado.
Parado a un lado de su moto, bajo la sombra del mismo árbol, Ariel Hernández terminaba su cigarrillo mientras escuchaba a Patricio hablar. Ariel tiene dos trabajos, uno como chofer dentro del gobierno de la ciudad y otro como repartidor. “Es terrible que como repartidor recorras cinco kilómetros y te paguen por eso 2000 pesos… ¡Bajo este sol!”, añadió. Él dijo que son pocos los locales de comida que brindan agua gratuita. “Eso todo sale de nuestros bolsillos”, dijo.
“¿Por qué no hacen un acuerdo con las estaciones de servicio y ponen bebederos de agua fresca para nosotros?”, sugirió. En ese punto específico de la ciudad, uno de los únicos alivios cercanos se llama Javier, que maneja un camión repleto de hielo. Tiene 1300 bolsas en aquel camión y desde las 5 las está repartiendo por toda la ciudad. “¿Querés un hielo?”, le preguntó a la fotógrafa de este diario. “Mucha gente se me acerca a pedirme y yo se los doy”, dijo. Javier tenía una bolsa reservada para darle a las personas que lo pidan, muchos de ellos son repartidores.
Si bien desde el gobierno porteño reconocen no tener una medida específica para este sector, hoy anunciaron la activación de un operativo de emergencia como respuesta a las olas de calor. A través de la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano, en conjunto con las comunas, lanzaron un nuevo operativo para acompañar a la ciudadanía y prevenir los efectos del calor de 13 a 17 horas. “El objetivo es proveer agua a los ciudadanos que transiten por la ciudad este lunes, brindando un alivio ante las altas temperaturas y procurando la correcta hidratación”, informaron.
Según explican a LA NACION desde Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano, este operativo actúa en todas las comunas y suma 24 puntos. Hoy a las 11 de la mañana iniciaron el reparto de agua que terminó a las 17. “Y desplegaremos esta medida cada vez que las temperaturas mínimas no desciendan por debajo de los 20 grados y superen los 35 de máxima”, detallan. Esto quiere decir que solo en casos extremos la Ciudad activará esta política.
Punto caliente en Belgrano
A las 15.30, en Cabildo y Juramento, el termómetro marcaba 37 grados. Había mucho más tránsito que en el barrio de Floresta y también más viento. A diferencia de la esquina de avenida Rivadavia y Ensenada, esta zona de Belgrano está más arbolada y hay plazas grandes, como las Barrancas de Belgrano. Así lo refierem Roberto y Mónica, una pareja de jubilados de 85 y 83 años respectivamente. Caminan tranquilos y dicen que vienen de comer un helado. Ellos destacan que el calor que se puede sentir en otras partes de la ciudad, se ve aliviado por las áreas verdes de la comuna 13. Reconocen también que antes se sentía menos calor, aunque lo atribuyen directamente a la cantidad de edificios que proliferaron en la ciudad de Buenos Aires.
En ese sitio, además, se ubicó uno de los puntos de hidratación que desplegó la Ciudad. Son siete personas las que repartían botellas de agua a todo el que la necesitara. Los trabajadores del gobierno porteños incluso corrían hacia las ventanas de los colectivos para entregarles a los conductores su ración. “La verdad es que la gente pasa, sale del subte o viene caminando de hacer algún mandado y lo recibe de muy buen grado”, describe la presidenta de la Comuna 13, Florencia Scavino, que desde la mañana fue a revisar el operativo. Es probable que mañana el operativo se repita pues, según informa el SMN, las temperaturas superarán los 36 grados.
Cortes de luz
Además del flagelo del calor en sí, por las temperaturas extremas los cortes de luz no tardaron en llegar. Y se siguieron incrementando en el transcurso de la tarde. Para las 18.30, había 37.135 usuarios de Edesur sin suministro y otros 3796 de Edenor sin energía. En la ciudad de Buenos Aires, la mayor cantidad se registraba en los barrios de Flores, Parque Avellaneda y Nueva Pompeya. En la provincia de Buenos Aires, los más afectados fueron los vecinos de la zona sur: Berazategui, Llavallol, Temperley, Adrogué, Burzaco y Lomas de Zamora.
Según se informó, el pico de la demanda se registró a nivel país a las 14.40, con un consumo de 28.584 megavatios de potencia. A partir de esa hora se empezaron a registrar la mayoría de los cortes y reclamos. Las empresas eléctricas indicaron que, aunque la demanda fue grande, en el AMBA fueron interrupciones puntuales a lo largo de la red, que se produjeron por la alta demanda ante el pico de calor. También se informó que las cuadrillas trabajaban para restablecer el suministro lo antes posible.
Según se lee en la página de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Commesa), el consumo de energía no superó las previsiones, aun en el mayor pico de calor. Allí, se señala que la previsión para las 15 era de 30.259 megavatios.
Para las 19, la red de Edesur –según la página del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE)– ya registraba más de 39.000 clientes sin suministro y la red de Edenor tenía unos 10.000 usuarios sin servicio.
Qué pasará mañana
“Mañana será un día también de muchísimo calor. Hay que fijarse que las temperaturas mínimas vuelven a ser altísimas. Durante la noche no va a descender la temperatura. Y aunque las máximas del martes parece que serán más bajas, va a haber más humedad que hoy, así que la sensación térmica de mañana puede ser de 34 o 35 grados nuevamente. Además, va a haber algunos chaparrones, que no van a refrescar, sino que van a aumentar más la humedad”, advirtió Cindy Fernández, y explicó que el alivio no llegará hasta el miércoles.
Ese día, se formará un sistema de baja presión sobre la Capital. Va a ser una jornada nublada, con lluvias y tormentas recurrentes y vientos del sudeste. “Esto va a traer aire fresco a toda la zona y por eso se pronostican temperaturas máximas de 25 o 26 grados”, añadió la meteoróloga.