
Un reciente estudio publicado en The Journals of Gerontology a finales de septiembre de 2024 ha revelado que hasta el 45 % de los casos de demencia podrían prevenirse mediante la adopción de hábitos de vida más saludables.
La investigación, que analizó cómo las actividades realizadas durante el tiempo libre afectan la salud cerebral de los adultos mayores, destaca la importancia de mantener una mente activa para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
De acuerdo con los hallazgos, actividades como leer, escuchar música, tocar instrumentos o realizar manualidades tienen un impacto positivo en las funciones cognitivas de las personas mayores de 60 años.
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Estas prácticas estimulan el cerebro y fortalecen la capacidad de pensamiento, lo que contribuye a prevenir el deterioro cognitivo. Sin embargo, el estudio advierte que dedicar tiempo a actividades sedentarias, como ver televisión, podría tener el efecto contrario, al limitar la estimulación mental y fomentar el sedentarismo, lo que podría “apagar” el cerebro.
El impacto del sedentarismo en la salud cerebral
El estudio, citado por diversos medios, subraya que el sedentarismo es uno de los factores que más contribuyen al deterioro cognitivo en la vejez. Ver televisión, una actividad común entre los adultos mayores, no solo reduce la actividad física, sino que también limita la interacción social y la estimulación mental, elementos clave para mantener una mente saludable. Según los investigadores, este tipo de comportamiento podría acelerar el proceso de deterioro cerebral, aumentando el riesgo de desarrollar demencia.
En contraste, actividades que desafían la mente, como resolver crucigramas, aprender algo nuevo o practicar un hobby creativo, pueden actuar como una barrera protectora contra el deterioro cognitivo. Estas actividades no solo estimulan diferentes áreas del cerebro, sino que también fomentan la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y formar nuevas conexiones neuronales.
Recomendaciones para un estilo de vida saludable
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también respalda la importancia de mantener un estilo de vida activo para prevenir enfermedades neurodegenerativas. Según sus directrices, las personas deben realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana, lo que equivale a poco más de 20 minutos al día. Para quienes buscan obtener mayores beneficios, la OMS sugiere aumentar esta cifra a 300 minutos semanales.
Además de la actividad física, la OMS y los expertos en salud mental recomiendan incorporar actividades que estimulen el cerebro de manera regular. Esto incluye leer libros, aprender un nuevo idioma, practicar juegos de estrategia o incluso socializar con amigos y familiares. Estas acciones no solo mejoran la salud cerebral, sino que también contribuyen al bienestar emocional y social.
Factores modificables para prevenir la demencia
El estudio publicado en The Journals of Gerontology destaca que casi la mitad de los casos de demencia están relacionados con factores de vida modificables. Esto significa que adoptar hábitos saludables, como mantener una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico y participar en actividades cognitivamente estimulantes, puede marcar una diferencia significativa en la prevención de esta enfermedad.
Los investigadores enfatizan que estos cambios no solo benefician a las personas mayores, sino que también son relevantes para la población en general. La prevención del deterioro cognitivo debe comenzar mucho antes de los 60 años, ya que los hábitos adquiridos a lo largo de la vida tienen un impacto acumulativo en la salud cerebral.
El papel de la estimulación mental en la vejez
La investigación también resalta que las actividades que desafían la mente no solo son beneficiosas para prevenir la demencia, sino que también mejoran la calidad de vida de las personas mayores. Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento musical o participar en talleres de manualidades no solo estimula el cerebro, sino que también fomenta la creatividad y la interacción social.
Asimismo, actividades como escuchar música o leer libros pueden ser una forma efectiva de relajarse mientras se estimula la mente. Estas prácticas ayudan a mantener el cerebro activo y a reducir el estrés, un factor que también está relacionado con el deterioro cognitivo.
Los resultados del estudio publicado en The Journals of Gerontology y las recomendaciones de la OMS subrayan la importancia de adoptar un estilo de vida activo y saludable para prevenir la demencia y otras enfermedades neurodegenerativas.
Cambiar hábitos sedentarios por actividades que estimulen el cerebro y el cuerpo no solo puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo, sino que también mejora la calidad de vida en la vejez.