Por primera vez en 14 años, los dirigentes chinos han cambiado su postura en política monetaria de “prudente” a “moderadamente flexible”, lo que ha hecho subir los precios de las acciones y los bonos, ya que los inversores apuestan por que los responsables políticos se están tomando la situación económica más en serio.
El anuncio realizado este lunes por el politburó del Partido Comunista, presidido por Xi Jinping, se produce en un momento en que los líderes se disponen a celebrar este mes una reunión anual en la que establecerán la agenda económica para el año que viene.
El politburó declaró que las autoridades “deben aplicar políticas fiscales más proactivas y políticas monetarias moderadamente laxas”.
Añadió que las autoridades deben “reforzar los ajustes anticiclo extraordinarios e… impulsar enérgicamente el consumo, mejorar la eficiencia de la inversión y expandir la demanda interna en todas las direcciones”.
El rendimiento del bono chino a 10 años cayó a un mínimo histórico del 1,92%, prolongando su repunte y desafiando las advertencias de una “burbuja” en los precios de la deuda pública. El rendimiento de los bonos evoluciona de forma inversa a los precios. El índice bursátil Hang Seng China Enterprises de Hong Kong cerró con una subida del 3,14% tras los anuncios.
“Para salir del círculo vicioso de la deuda y la deflación, los responsables políticos chinos deben intensificar las medidas fiscales para impulsar el consumo”, afirman analistas de Brown Brothers Harriman. “En este sentido, el último anuncio del politburó es alentador”.
La última vez que China adoptó una postura “moderadamente laxa” fue a finales de 2008, tras la crisis financiera mundial, y puso fin a la misma a finales de 2010. El cambio de postura del lunes fue tomado por los inversores como una señal de que los dirigentes se estaban tomando más en serio los problemas económicos de China.
Economistas de Morgan Stanley señalan que es la primera vez que los dirigentes chinos añaden la palabra “más” a su descripción de su política fiscal proactiva desde la crisis provocada por el Covid en 2020. Afirman también que es la primera ocasión en que los dirigentes incorporan la palabra “extraordinario”, que Morgan Stanley traduce como “no convencional”, a su descripción de los necesarios “ajustes anticiclo”.
Según los economistas de Morgan Stanley, la declaración sugiere que la prioridad para el próximo año será impulsar la demanda, especialmente el consumo, seguida en segundo lugar por la mejora de la cadena de suministro y la innovación. Pero advierten: “Aunque el tono es muy positivo, la aplicación sigue siendo incierta”.
La economía china lleva meses sufriendo presiones deflacionistas debido al hundimiento del sector inmobiliario, que llevó al Gobierno a anunciar estímulos monetarios en septiembre y medidas fiscales en noviembre, dirigidas principalmente a la deuda de las administraciones locales.
La economía coqueteó con la deflación en noviembre, según muestran los datos publicados el lunes, aumentando la presión sobre los funcionarios del Partido Comunista para hacer más por reavivar el ánimo de los consumidores.
El índice de precios al consumo de China subió un 0,2% interanual, su nivel más bajo en cinco meses y por debajo de una encuesta de Reuters entre analistas que preveía un aumento del 0,5%. En términos intermensuales, los precios cayeron un 0,6% de octubre a noviembre.
El índice de precios del productor del país, que mide los precios de los bienes vendidos por los fabricantes chinos, descendió un 2,5% interanual, frente a las previsiones de los analistas de una caída del 2,8% y al descenso del 2,9% en octubre, continuando una racha de dos años de caída de los precios de fábrica.
El Partido Comunista celebrará en los próximos días una de sus reuniones anuales sobre política económica más importantes, la Conferencia Central de Trabajo Económico, y los analistas esperan con impaciencia cualquier señal de un impulso más concertado para reactivar el gasto de los hogares.
“La economía china sigue coqueteando con la deflación, lo que pone de relieve la insuficiencia de las medidas de estímulo adoptadas hasta ahora para restablecer la confianza del sector privado, reactivar la demanda interna y volver a encarrilar el crecimiento”, afirma Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornell.
Las medidas de estímulo de Pekín en los últimos meses han incluido medidas monetarias y un plan de canje de deuda de 10 billones de yuanes (1,3 billones de euros) dirigido a permitir a los gobiernos locales ponerse al día en los pagos atrasados de salarios y a proveedores.
Pero cada vez son más los economistas y académicos chinos que reclaman mayores esfuerzos para aumentar el gasto de los hogares.
Algunos esperan que la Conferencia Central de Trabajo Económico ponga el foco en estas preocupaciones, aunque es más probable que la reunión señale la dirección de la política a que incluya anuncios detallados.