Cuando los mercados financieros internacionales estornudan, economías vulnerables a shocks externos como la Argentina se engripan. Eso sucedió ayer, cuando el Nikkei 225 en Japón tuvo su mayor caída intradiaria desde 1987, retrocediendo 12,4%, y los índices bursátiles en Wall Street también registraron fuertes bajas.
La inestabilidad global podría complicar variables macroeconómicas claves en el país, como la acumulación de reservas del Banco Central, la política cambiaria del Gobierno, el levantamiento del cepo, y la eventual salida a los mercados de deuda internacionales en 2025.
El impacto en las reservas llega de la mano de la cotización de la soja, que cayó este año un 20% y llegó a su precio más bajo desde 2020. Sin embargo, ayer rebotó y soportó el cimbronazo global, cerrando la tonelada a u$s 383 en Chicago. La duda ahora apunta a si continuará con su tendencia bajista, ante un escenario global de oferta abundante del cultivo, o si la cotización logrará recuperarse.
Los analistas del mercado creen que la incertidumbre global tendrá un impacto negativo en la acumulación de reservas y traerá más tensiones cambiarias. “En manos de los productores quedan por vender unos u$s 11.000 millones de soja, por lo que cada 1% de caída del precio significa u$s 100 millones menos”, aseguró David Miazzo, economista y director de Data Miazzo.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario señalan que las commodities agrícolas muestran cierta resistencia, impulsada principalmente por el debilitamiento del dólar a nivel mundial. “Este debilitamiento se traduce en un abaratamiento relativo de los commodities, ya que están valuados en dólares, lo que facilita su adquisición por parte de los importadores”, asegura Emilce Terré, analista de la Dirección de Informes y Estudios Económicos.
Sin embargo, la caída del precio de la soja, que viene dándose en forma sostenida este año, suma complejidades a la estrategia del Banco Central, cuyas reservas brutas internacionales ayer subieron a u$s 28.193 pese a que vendió u$s 24 millones en su intervención en el mercado. “Veo para el segundo semestre presiones cambiarias muy presentes que por un lado le van a meter presión a la brecha y por otro lado van a generar mayores dudas que las que tenemos hoy sobre hasta qué punto el Gobierno puede mantener el esquema del crawling peg del 2% y una unificación cambiaria que no signifique un salto”, agregó Miazzo.
Claudio Caprarulo, director de Analytica, destaca otra variable externa que amenaza al programa económico: la devaluación del real brasileño: “Una mayor apreciación de nuestra moneda puede empujar al alza la brecha cambiaria y golpear aún más la estabilidad cambiaria. En ese contexto, la salida del cepo puede implicar una mayor corrección cambiaria con su consecuente efecto sobre los precios”.
Si este escenario internacional no cambia, el Gobierno podría posponer el levantamiento de las restricciones cambiarias, como un mecanismo de protección ante los shocks financieros externos. Pero el ministro Luis Caputo enfrenta el dilema de la manta corta: si procastina la salida del cepo, se alejan la llegada de inversiones y la reactivación de la actividad económica.
El otro aspecto donde impactó ayer fuertemente el cimbronazo financiero fue en el riesgo país, que trepó hasta los 1653 puntos básicos, el mayor registro en los últimos cinco meses. “El riesgo país alto no vaticina un regreso pronto a los mercados de deuda”, concluyó Miazzo.
Ese factor aleja los planes de Caputo de refinanciar en 2025 vencimientos de deuda y complica aún más el panorama que enfrenta el Gobierno en los próximos meses.
“El contexto global hasta ahora venía siendo muy favorable para mercados emergentes porque el mercado estaba priceando un escenario de aterrizaje suave, donde la economía de Estados Unidos seguía creciendo y al mismo tiempo la Fed comenzaba a bajar tasas gradualmente”, aseguró Pilar Tavella, head of Research de Balanz.
“En ese escenario se esperaría que hubiera apetito por riesgo alto, lo cual ayudaría a facilitar un eventual acceso de Argentina a los mercados globales de deuda, si la macroeconomía se siguiera ordenando y la política acompaña”, agregó.
Pero tras los datos de desempleo negativos en Estados Unidos, que sugieren una posible recesión, el mercado se prepara ahora para un aterrizaje forzoso de la economía.
Para que el Gobierno pueda refinanciar sus compromisos de deuda, será clave que la Fed baje las tasas de interés en Estados Unidos y que también baje el riesgo país en la Argentina.