Cuando peor está, San Lorenzo suele resurgir de las cenizas. Es una costumbre a lo largo de su historia. Con un buen primer tiempo, a pura presión, le ganaba a Mineiro por 1 a 0 en la ida de su serie de octavos de final de la Copa Libertadores, en un Nuevo Gasómetro caliente, en plena efervescencia, más allá del invierno. Pero en la segunda etapa empató el conjunto brasileño. El 1 a 1 está muy abierto; cualquier cosa puede suceder en el Pedro Bidegain.
El gol del Ciclón fue una joya construida por uno de los refuerzos y sellada por una de las incorporaciones a las que no tuvo en cuenta Rubén Insua, el entrenador anterior. Ahora, con un Leandro Romagnoli comprometido en su puesto de director técnico, San Lorenzo salía del ahogo, con una actuación a la altura de las circunstancias. El tanto fue una consecuencia.
Matías Reali corrió y corrió por el sector izquierdo, llegó al fondo, levantó la cabeza y lanzó un centro, que encontró en absoluta soledad a Alexis Cuello. El cabezazo, demoledor y a un costado, fue imposible de detener para Éverson, gigante de 34 años y de 1,92 metros.
El gol de San Lorenzo contra Mineiro
Mineiro tuvo el control del balón, apoyado en el estilo del entrenador Gabriel Milito y con tres futbolistas argentinos, Renzo Saravia, Rodrigo Battaglia (último hombre) y Fausto Vera. Sin embargo, San Lorenzo, que sabiéndose inferior, jugaba en todos los sectores como si fuera el último partido de su vida. Pero el brasileño es un buen equipo. Y a los 13 minutos de la etapa final Paulinho tomó un rebote que dio Facundo Altamirano tras un remate de Vera, y equilibró el tanteador.
El estadio esta casi completo. No sólo lo cubrieron los espectadores locales, sino que además hubo un grupo de fanáticos de Cruzeiro, que suele tener buena sintonía con los hinchas azulgranas. Los azules están en Buenos Aires porque este jueves su equipo jugará contra Boca en la Bombonera, por la misma instancia pero de la Copa Sudamericana.
Se quedó San Lorenzo de modo peligroso. Y Mineiro, con el balón, es un conjunto peligroso. Fue una y otra vez, hasta que descubrió el empate, por un tiro de Vera que encontró una respuesta peligrosa de Altamirano. El rebote lo resolvió Paulinho, el número 10 del elenco brasileño. El desarrollo fue esquivo hasta el final, por eso fue necesario el ingreso del Perrito Barrios, para intentar tener la pelota, aunque más no sea por un rato.
Todo, claro, dentro de un contexto negativo. Agobiado por los problemas, San Lorenzo afronta un examen de riesgo. El mal momento y la caída del sábado pasado por 1 a 0 frente a Atlético Tucumán hicieron que Romagnoli pusiera a disposición su renuncia, pero el DT del Ciclón fue ratificado por la dirigencia, por lo que la serie copera asoma como la última posibilidad de enderezar el timón de una temporada que transita por debajo de lo esperado.
El equipo azulgrana alcanzó los octavos de la Copa como escolta de Palmeiras en el grupo F, en el que había quedado último luego de tres fechas con apenas un punto, pero en los últimos tres partidos sumó 7 unidades, incluido un empate (0-0) en Brasil ante el líder, y así logró postergar a Independiente del Valle.
Del otro lado, Mineiro redondeó una destacada actuación al frente de la zona G, con cinco triunfos y un traspié, frente al Peñarol. En el Brasileirão, el conjunto dirigido por Milito viene de empatar sin goles como visitante en el clásico de Belo Horizonte frente a Cruzeiro, por la 22ª fecha, y se ubica 9º, a 14 unidades del puntero, Botafogo, aunque con dos cotejos pendientes.
Luego de este encuentro, el Ciclón visitará a Boca este domingo, desde las 14.30, por la Liga Profesional, y dentro de una semana afrontará el desquite copero en Belo Horizonte.