El horario del tuit -fijado- del presidente Javier Milei que promocionaba el lanzamiento de $LIBRA y las órdenes de compra de los primeros token no tiene ni medio segundo de diferencia. No hay brecha entre un acto y otro porque la tecnología está preparada para borrarla. Pero para ejecutar esa acción, hay que tener información previa y estar dispuesto a usarla.
Esa es la delgada línea roja de este episodio, ya que determinar quiénes estaban en condiciones de entrar y hacer una rápida diferencia (un sniper, como se los conoce en la industria) aportará una primera respuesta a esta crisis.
La segunda respuesta tiene que ver con el carácter del emprendimiento: el jefe de Estado aseguró en su mensaje inicial que el objetivo de $LIBRA era financiar emprendedores argentinos. En el mundo cripto, no obstante, los brokers lo vieron como un “memecoin”, un token asociado a una figura popular o una caricatura que por lo general tienen un carácter altamente especulativo y corta vida.
Los que acusan al Presidente sostienen que este accionar (la promoción de la criptomoneda) requería un involucramiento personal o de alguien de su equipo. Y aseguran que esa información había sido compartida por los responsables de $LIBRA.
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Javier Milei
Milei hizo anoche su primera aparición pública después de que creciera este escándalo. Aclaró que su mensaje de apoyo representaba un acto de buena fe y remarcó que no estaba interiorizado sobre como iba a ser la operatoria posterior. “Yo no lo promocioné, lo difundí”, remarcó el Presidente, quien ratificó que fue el emprendedor tecnológico Hayden Davis, a quien conoció en octubre pasado, el que le propuso crear LIBRA.
El dueño de Kelsen Ventures también habló ayer. Dijo que la difusión de LIBRA se había acordado con algún referente del entorno de Milei (que no identificó), de quien esperaban dos tuits y un video. Reconoció que alguien tenía 1,7 millones de este token y que su precio podía ser manipulado. También indicó que instruyó a parte de su equipo a retirar estos criptoactivos para “sacarle liquidez”.
La parte que no quedó clara, ni antes ni ahora, es cómo iba a operar “La Libertad Avanza Proyect”, el fondo que debía alimentarse con los recursos captados con LIBRA. El uso de una criptomoneda que se parecía más a un “memecoin” que a una herramienta de financiamiento productivo, no tradujo las expectativas que tenía Milei. A través de bots, pocas manos se alzaron con 70% de los token y, al retirar cerca de u$s 100 millones en pocas horas, eliminaron casi todo su valor. El Presidente asume que ese riesgo estaba implícito en el uso de una criptomoneda. Alguien no explicó, alguien no entendió o alguien se quedó con un capital que debía ir a otro lado. El veredicto ahora lo tendrá que dar la Justicia.