En el primer fin de semana de la Premier League, todos los ojos estaban puestos en el enfrentamiento estelar entre Chelsea y Manchester City en Stamford Bridge. En este duelo, que prometía ser uno de los más intensos de la jornada, el argentino Enzo Fernández y el gigante noruego Erling Haaland fueron protagonistas de un cruce que dejó más que una simple disputa futbolística.
El partido fue testigo de un enfrentamiento físico y verbal entre dos de las figuras más destacadas del fútbol europeo. Fernández, capitán del Chelsea, se encargó de marcar al imponente delantero del City en las jugadas a balón detenido, una tarea nada fácil considerando la diferencia de altura y físico entre ambos: el mediocampista argentino, de 1,78 metros, tuvo que lidiar con los 1,94 metros del noruego.
La primera acción que captó la atención ocurrió durante un córner a favor del City, donde Enzo, casi como en una lucha de catch, sujetó a Haaland, lo que llevó a ambos jugadores a terminar en el suelo dentro del área chica. El delantero, visiblemente molesto, intercambió algunas palabras con Fernández. El roce no terminó allí; en un movimiento involuntario, el argentino rozó con su pierna la cabeza de Haaland, lo que no fue bien recibido por el goleador, a pesar de las disculpas inmediatas de Fernández.
La tensión entre ambos continuó durante el partido. En otra jugada, ya en la segunda mitad, volvieron a cruzarse y el noruego, visiblemente frustrado, soltó un “shithead” (“cabeza de mierda”) dirigido al exjugador de River Plate. Tras el partido, en declaraciones a la prensa, Haaland expresó su descontento: “Todo el tiempo me pisotea, me empuja, todo… Y no solo él. No sé lo que quiere… bah, sí, sé lo que quiere, imagino”, insinuando que la estrategia de Fernández buscaba sacarlo del partido y hacerle perder los estribos.
El partido concluyó con un 2-0 a favor del Manchester City, con Haaland abriendo el marcador. Este tanto no solo le dio la victoria al conjunto dirigido por Pep Guardiola, sino que también marcó el gol número 91 del noruego en 100 partidos con el club celeste, consolidando su estatus como uno de los delanteros más letales del mundo.
A pesar de la victoria, el City mostró un juego más práctico que brillante, con momentos de incomodidad, especialmente en el primer tiempo. Sin embargo, el triunfo fue lo más importante para el equipo de Guardiola, que comenzó la defensa de su título con un triunfo sólido, aunque sin desplegar todo su potencial.
Por su parte, el Chelsea, aún en proceso de reconstrucción bajo el mando de su nuevo entrenador, mostró destellos de lo que podría ser un equipo competitivo, aunque no logró sostener el resultado ante un City que supo capitalizar sus oportunidades.