De depredadores a polinizadores, los lobos etíopes muestran un comportamiento que sorprende a los científicos

Un lobo etiope (Canis simensis) con el hocico cubierto de polen después de alimentarse del néctar del atizador caliente (Kniphofia foliosa). (Adrien Lesaffre)

Durante un exhaustivo estudio de campo llevado a cabo en las elevadas áreas montañosas de Etiopía, un equipo de investigadores hizo un descubrimiento que reta las concepciones previas sobre el papel ecológico de los lobos etíopes.

Estos animales, tradicionalmente vistos como depredadores estrictos, fueron observados participando en actividades de polinización.

Esta actividad garantiza que este animal carnívoro estaría ayudando en la reproducción de las plantas, un proceso sumamente importante para la supervivencia de muchas especies, contribuyendo a la diversidad y al equilibrio del ecosistema.

Nuevos polinizadores

Un lobo etiope (Canis simensis) lame el néctar de la planta Kniphofia foliosa.

Lobos etíopes han sido observados realizando un comportamiento inusual: alimentarse del néctar de la flor Kniphofia foliosa, también conocida como el póker rojo etíope.

Este descubrimiento, documentado por el Ethiopian Wolf Conservation Programme (EWCP) y publicado en la revista Ecology, revela que estos animales visitan hasta 30 flores en un solo viaje, lo que podría convertirlos en polinizadores accidentales al transportar polen en sus hocicos.

Este comportamiento es notable ya que representa la primera interacción conocida entre una planta y un gran depredador como polinizador.

Los académicos observaron seis lobos etíopes, incluidos un macho joven de 2 años, cuatro hembras adultas y un adulto cuyo sexo no se pudo determinar.

Estos individuos formaban parte de las tres manadas diferentes que son monitoreadas habitualmente por un programa de conservación. Las observaciones se llevaron a cabo desde un vehículo todoterreno a unos 25 metros de distancia.

Las sesiones de observación se realizaron tanto por la mañana, entre las 06:22 y las 09:29, como por la tarde, entre las 15:27 y las 15:59. Durante estas sesiones, los lobos fueron vistos moviéndose en un campo de flores durante períodos que iban desde 1 minuto hasta 1 hora y 30 minutos.

El tiempo total que dedicaron a alimentarse de las inflorescencias de las plantas observadas varió entre 3 segundos y 4 minutos con 30 segundos.

“Por lo general, el lobo se acercaba a un tallo y lamía las flores más maduras ubicadas en la parte inferior de la inflorescencia y que contenían la mayor cantidad de néctar. El tiempo dedicado a lamer el néctar de una inflorescencia osciló entre 3 y 15 segundos”, menciona el estudio.

De los lobos observados, cuatro estuvieron cerca de unas pocas flores, entre 1 y 5 inflorescencias. Sin embargo, dos de ellos visitaron muchas más, con uno acercándose a 20 flores y otro a 30 en una misma salida a un área con muchas plantas.

Al comer estas flores se podía ver claramente polen en sus hocicos. Este comportamiento indica que el néctar forma parte de la dieta de los lobos etíopes, pero lo más interesante es que sugiere una rara interacción entre plantas y polinizadores que involucra a un gran carnívoro.

“Dado que estas observaciones cubrieron a varios individuos de diferentes manadas, este comportamiento no es incidental sino más bien generalizado dentro de la población, lo que sugiere su transmisión a otros individuos potencialmente a través del aprendizaje social”, agrega la investigación.

Además, se ha observado que los lobos jóvenes aprenden esta conducta de los adultos, lo que sugiere un proceso de aprendizaje social. Sandra Lai, científica principal del EWCP y autora principal del estudio, destacó la importancia de estos hallazgos para comprender mejor a uno de los carnívoros más amenazados del mundo.

La amenaza de esta especie

Un lobo etiope (Canis simensis) se alimenta de las plantas Kniphofia foliosa.

Según la investigación, el lobo etíope es considerado el cánido salvaje más raro del mundo y el carnívoro más amenazado de África y habita exclusivamente en las tierras altas de Etiopía.

Actualmente, su población se estima en menos de 500 individuos distribuidos en 99 manadas en seis enclaves afroalpinos. La conservación de estos lobos y su hábitat es el objetivo principal del EWCP, una colaboración entre el Wildlife Conservation Research Unit (WildCRU) de la Universidad de Oxford, la Ethiopian Wildlife Conservation Authority (EWCA) y Dinkenesh Ethiopia.

Claudio Sillero, fundador y director del EWCP, compartió su experiencia al descubrir este comportamiento: “Vi a los niños de los pastores lamiendo las flores en las montañas Bale y, al poco tiempo, observé a los lobos haciendo lo mismo”.

Este comportamiento, ahora reportado como común entre los lobos etíopes, subraya la complejidad de las interacciones entre especies en el ecosistema único y biodiverso del “Techo de África”, que enfrenta amenazas de pérdida y fragmentación del hábitat.

El EWCP, establecido en 1995, es el programa de conservación más antiguo de Etiopía y trabaja para proteger tanto a los lobos como a su hábitat, asegurando un futuro para la vida silvestre y las comunidades humanas en las tierras altas etíopes.