El intestino humano esconde un universo microscópico lleno de enigmas que la ciencia apenas comienza a desentrañar. Recientemente, un descubrimiento científico publicado en la revista International Journal of Antimicrobial Agents identificó un nuevo gen de resistencia a los antibióticos oculto en bacterias del microbioma intestinal.
Este hallazgo refuerza la idea de que el intestino podría actuar como un reservorio de genes capaces de transferirse entre bacterias, aumentando el riesgo de infecciones resistentes a tratamientos médicos habituales.
Un enemigo invisible: el gen que desafía a los antibióticos desde el intestino
El hallazgo del gen npmC marca un antes y un después en la lucha contra la resistencia antimicrobiana. Este gen, encontrado en bacterias del microbioma humano y animal, tiene la capacidad de neutralizar los aminoglucósidos, un tipo de antibióticos usado en tratamientos de infecciones graves.
Lo revolucionario del descubrimiento es que este gen estaba oculto en bacterias no cultivables, lo que representa una porción de microorganismos que hasta ahora solo se conoce por fragmentos de ADN extraídos de muestras fecales.
Según Bruno González-Zorn, director de la Unidad de Resistencias Antimicrobianas de la Universidad Complutense de Madrid y asesor de la OMS, el microbioma intestinal es una verdadera “materia oscura” que contiene un reservorio de genes de resistencia aún inexplorados.
Mediante técnicas de síntesis genética en laboratorio, los científicos lograron recrear las secuencias del gen npmC y comprobar que genera altos niveles de resistencia al bloquear físicamente la acción antibacteriana de los aminoglucósidos.
El desafío futuro: cómo frenar la transmisión de genes resistentes
El descubrimiento del gen npmC plantea un interrogante crucial: ¿cómo evitar que estos genes de resistencia pasen de bacterias no patógenas a patógenas? Según los expertos, el avance en la vigilancia genómica y el desarrollo de nuevas terapias serán esenciales para enfrentar este reto.
Claves para enfrentar el desafío:
- Vigilancia genómica intensificada: monitorear y mapear los genes de resistencia presentes en microbiomas humanos, animales y ambientales.
- Desarrollo de nuevos antibióticos: diseñar medicamentos que puedan evadir los mecanismos de resistencia, como el generado por el gen npmC.
- Estudio de elementos móviles genéticos: identificar cómo los genes resistentes se transfieren entre bacterias para evitar su propagación.
- Fortalecimiento del enfoque One Health: articular políticas sanitarias globales que unan la investigación científica y el control ambiental para prevenir futuras crisis.