En enero de 2023 María Valenzuela estrenó en el Multiteatro la comedia Tom, Dick & Harry, junto a Mariano Martínez, Bicho Gómez y Yayo Guridi. Su rol era pequeño, pero se destacaba, y por él quedó nominada ese mismo año a los premios ACE. Como desde un comienzo la obra fue un éxito tenía asegurado el trabajo durante varias temporadas. Sin embargo, en septiembre del año pasado se retiró de la compañía precipitadamente (debiendo ser reemplazada por Claribel Medina) y poco se supo del porqué entonces. Más tarde, la versión de su alejamiento se la relacionó a un cuadro de depresión (un estado que ya la había aquejado un tiempo atrás). Algunos sostuvieron que se debía tanto a un accidente automovilístico que había sufrido junto a su hija Malena en junio (que les provocó lesiones físicas a las dos) como a la pérdida de todos sus ahorros, producida unos años atrás, tras una inversión en un negocio gastronómico. Lo concreto es que se internó voluntariamente en una clínica de rehabilitación en Ituzaingó, la misma en la que alguna vez había estado Diego Armando Maradona. Hoy, en contacto con LA NACIÓN, la actriz le baja el tenor a lo sucedido y asegura: “Se trató de un pico de estrés. De todas maneras –aclara-, yo pensaba reincorporarme después de la temporada veraniega para salir con la obra de gira, pero finalmente terminarán en Mar del Plata este fin de semana”.
Aunque no quiere entrar en detalles (“no voy a hablar de mi recuperación”, dice terminantemente), se la nota exultante porque, de todos modos, volverá a trabajar. El martes 15 de abril estrenará la pieza La noche de la basura, de Beto Gianola, en la sala mayor del teatro Metropolitan (Av. Corrientes 1343), haciendo dupla con Rodolfo Ranni. Allí harán ocho únicas funciones (los martes a las 20 y los viernes a las 20:15), durante un mes. Luego saldrán de gira por todo el país.
“Tenía muchas ganas de volver a la actividad, es muy lindo poder trabajar y despejar la cabeza. Estoy muy contenta de regresar con esta obra y sobre todo de hacerla con El Tano”, asegura la querida intérprete, protagonista de tantísimos éxitos televisivos, como las novelas Piel naranja, Pablo en nuestra piel, Vos y yo, toda la vida, La cuñada, El infiel y Dulce amor, las comedias Sin pecado concebidas, Son de Fierro, Costumbres argentinas, Campeones de la vida y Como pan caliente, y el unitario Mujeres asesinas.
Con Rodolfo Ranni se conocieron haciendo televisión. “Yo tenía solo 12 años y él y Alejandra da Passano eran los protagonistas de Muchacha italiana viene a casarse (la telenovela boom de finales de los 60 y comienzo de los 70). Yo interpretaba a Gianna Donatti, la hermana menor de la heroína”, recuerda. “Después, en 1988, con El Tano hicimos teatro en gira. La comedia, de Merriot y Grant, se llamaba ¿Y yo dónde duermo? La dirigía Ricardo Talesnik (el autor de La fiaca), y también actuaban, entre otros, Julio De Grazia, Virgina Faiad y Anibal Silveyra”, agrega.
Ahora, 37 años después de aquella obra, volverán a compartir escenario en torno a un texto bien distinto, con otra densidad y pliegues, que les permitirá desplegar fundamentalmente sus recursos dramáticos. La noche de la basura es una pieza del recordado actor Beto Gianola (padre del comediante Fabián Gianola), que originalmente se llamó El carro de la basura y fue estrenada en 1981 por Carlos Carella y Miriam De Urquijo. Luego, a lo largo de los años, la aclamada obra contó con muchas versiones e intérpretes, entre ellos el mismo Gianola, Irma Roy y también Ranni junto a Ana Costa, en 2012.
La noche de la basura aborda la crisis de un matrimonio con 27 años de convivencia, que siempre ha vivido a través de los ojos de su único hijo, y transcurre justo en las horas posteriores al casamiento del mismo. Al momento de su estreno, la obra impactó al público y a la crítica por su crudeza, su planteo tan directo y también por su final inesperado. “Lo que más me interesó de la pieza fue lo del nido vacío, cuando el padre y la madre se quedan solos y empiezan a pasarse facturas, a decirse de todo. Evidentemente, ellos seguían juntos por su hijo, y al marcharse él empieza a aflorar un montón de cuestiones amontonadas, que nunca habían sido dichas”, sostiene Valenzuela.
Para ponerse a punto para la intensa agenda laboral que se le avecina, la actriz viajó a Ushuaia con vistas a completar el tratamiento odontológico que inició en 2022 en el consultorio de su amigo Marcelo Carta, que compensó la mala praxis sufrida en la colocación de implantes por parte de un profesional, a fines de la década pasada (y que le ocasionó desde pérdida extrema de peso hasta dolores acuciantes y tres internaciones). Resuelto el asunto, regresará en los próximos días a Buenos Aires para proseguir con los ensayos y hacer las fotos (el miércoles 12 de marzo) para los afiches publicitarios, el material de prensa y la marquesina del teatro. A partir de allí, asegura, todo será “placer por el retorno a la actuación y el reencuentro con el público, algo que siempre es muy sanador”.