La preocupación del mercado brasileño por el déficit fiscal y la insuficiente señal de ajuste del presidente Lula Da Silva, sumada a la fortaleza global del dólar tras el triunfo electoral de Donald Trump, debilita cada vez más al real, que este jueves trepó a 6 unidades por dólar, con una devaluación del 5,3% en el último mes y 23,5% en un año.
La decepción por el reciente anuncio del mandatario brasileño sobre un ajuste en el gasto público a dos años por 70.000 millones de reales, equivalentes a 11.800 millones de dólares, generó este jueves una caída de 1,3% en el real y afectó a las acciones, con una pérdida diaria de 2,4% en el índice Bovespa.
Dólar récord en Brasil: un regalo para el peso fuerte argentino
La depreciación del real refuerza la apreciación del peso argentino. Se trata de una buena noticia para los argentinos que viajarán al país vecino a vacacionar en la temporada de verano, pero mala (o no tan buena) para el presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo por el impacto sobre la competitividad y las exportaciones.
Caro para unos, barato para otros
Jerónimo Montalvo, economista de ABECEB, resalta que Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, pero no sólo en intercambio de bienes, sino también en la participación turística, por lo que si el real se devalúa se abaratan los costos para los argentinos que viajan a ese destino para vacacionar.
“Más gente de acá va a querer ir a Brasil a vacacionar. Con esto, se abarata comprar cosas allá. No sólo eso, sino que, si ellos se abaratan, nosotros nos encarecemos. O sea, podría haber muchos menos brasileños que vendrán a vacacionar acá porque para ellos la Argentina se encarece”, resalta.
La mayor cantidad de argentinos viajando a Brasil y menor llegada de brasileños a Argentina se acentúa así con la depreciación del real, pero la dinámica ya venía desde antes, con el encarecimiento de la Argentina en el último año debido a la apreciación del peso contra el dólar, por la estabilidad cambiaria aún con inflación.
¿Esta vez es diferente?
Habitualmente, los shocks exógenos presionan al peso y activos locales. Pero esta vez podría ser diferente, ya que la disciplina fiscal de Caputo le resta debilidad al país, por lo que ahora no se vería afectado, salvo que se dé un colapso global en los precios de los commodities, de acuerdo con Santiago López Alfaro, titular de Patente de Valores.
Juan Manuel Franco, del Grupo SBS, descarta presiones sobre los dólares paralelos, cuya dinámica dependerá más de los factores locales. Incluso, cree que se podrá reducir el ritmo devaluatorio del oficial si sigue la expectativa positiva. Pero resalta que Caputo deberá mantener el rumbo fiscal para que el shock brasileño impacte lo menos posible.
Competitividad y exportaciones
La parte negativa viene por el lado del comercio exterior con el principal socio comercial del país. Franco advierte que la devaluación brasileña presiona al peso vía tipo de cambio real, ya que las exportaciones del país vecino se volverán más competitivas que las locales, lo que podría afectar a la balanza comercial.
“La devaluación de ellos repercute en nuestro tipo de cambio real y nuestra competitividad. En el comercio automotriz, por ejemplo, rubro en el que tenemos mucha exportación a Brasil, los autos argentinos se encarecen y los brasileros se abaratan. El flujo comercial podría tender a hacerse menos superavitario o más deficitario”, agrega Montalvo.
Federico Moll, director de la consultora Ecolatina, afirma que la depreciación de la moneda brasileña acelera el proceso de apreciación cambiaria local, con la cual “el Gobierno parece sentirse cómodo”, pero cuestiona si esa comodidad tiene fundamentos económicos y políticos, teniendo en cuenta productividad local relativa respecto a otros países.