Teniendo en cuenta que salió desde muy joven de su país para probar suerte en distintas partes del mundo, Donato De Santis ha atravesado situaciones complejas a lo largo de su vida. Es por eso que se animó a abrir su corazón para contar una situación de acoso que le tocó atravesar en el inicio de su carrera.
Es que en La Noche Perfecta, programa de Sebastián Wainraich, el conductor lanzó una pregunta muy fuerte, ya que le consultó por una situación de acoso que le tocó vivir en sus inicios: “¿Es verdad que una vez tuviste que defender tu honor en una cocina con un arma porque te acosaron?”.
Es que la situación se puso seria cuando Sebastian Wainraich, le consultó sobre esta situación, por lo que el cocinero no temió a la hora de admitir: “Sí, pero fue hace un montón”. Es por eso que con la situación ya sanada, comenzó a exponer lo que ocurrió en ese momento y cuál fue su reacción.
“En estos días yo cumplo 40 años afuera de mi país: 25 años en Argentina y 15, dando vueltas por el mundo”, reveló Donato de Santis. “Las cocinas siempre fueron un lugar un poco… no quiero decir salvaje pero…”, comenzó relatando sobre lo que le pasó en sus primeros años alejado de Italia, cuando vivía en California, Estados Unidos.
“Yo estaba recién llegado de Europa, tenía una cara de europeo que se me re notaba. No hablaba inglés. La cocina estaba llena de mexicanos mezcaleros, no eran pandilla pero casi. Yo estaba ahí, carilindo y me tomaron un poco como el juguete”, comenzó Donato De Santis sobre cómo lo fueron llevando a esa situación de tensión.
Por lo que expuso cómo fue escalando toda la situación: “Yo no hablaba castellano y menos inglés. Quería hablar pero no me salía nada. Cuando me pasaban al lado, medio que había un roce. La primera vez uno dice: bueno, son los roces de la cocina. Va la segunda y a la tercera ya te das cuenta. Un día sentí otro tipo de situación”.
Hasta que un día Donato De Santis se percató de que debía reaccionar, por lo que marcó la cancha de forma tajante: “Esto anduvo por bastante tiempo pero dije: ¿qué hago? si yo me dejo, soy la albóndiga de todos”.
“Finalmente, uno de éstos se apoyó con más intención y apenas se alejó, lo agarré y lo tiré arriba de la mesaza tipo un pollo. Había un cuchillo de la cocina y se lo puse acá (en el cuello)”, firmó.
“Le rozaba con la puntita. Me salió decirle en inglés, lo había aprendido de una película. Le dije que no se atreva a tocarme nunca más. Se hizo un silencio en la cocina y después largué el arma. No iba a hacer nada pero… Después de eso, respeto total. Fue como un bautismo que duro mucho tiempo”, reveló sobre cómo nunca más volvieron a acosarlo tras hacerse respetar.