Lo que pasó con Selva en Gran Hermano dejó a todos con la piel de gallina. Y es que, en medio de una semana cargada de tensión, la uruguaya recibió la visita más inesperada: su marido, el Bicho, entró por la puerta giratoria con un regalo en la mano y un mensaje directo al corazón. La participante no aguantó y rompió en llanto al instante.
Selva no se movió ni dijo una sola palabra, pero sus lágrimas lo contaron todo. El Bicho la miró fijo y le habló como si estuvieran solos en el mundo: “No te muevas ¡Vamo’ arriba! Dale, vos podés”. Fue entonces que la casa entera quedó en silencio. Nadie se animó a interrumpir ese momento. La emoción fue tan grande que ni siquiera hizo falta tocarla para abrazarla.
“Vos tenés fuerza, tenés que aguantar todo, no te me bajoneés. Qué loquita que sos. Lográs todo vos”, soltó él sin filtro. Y en medio del llanto de Selva, agregó: “Viví el momento. Traje un regalito para todos”. Dejó la caja sobre la mesa y se preparó para irse, pero antes dijo lo más fuerte: “Tenía mil cosas para decirte y me olvido de todo ahora. Me preparé frente al espejo para decirte todo”.
Obviamente, cuando terminó el congelados, todos corrieron a contenerla. Katia fue una de las primeras en abrazarla y le dijo con la voz quebrada: “¡Cómo te ama!”. Selva apenas pudo responder: “Me quiere mucho realmente”. Después abrió el regalo, vio los chocolates y la gaseosa, y entre lágrimas dijo: “Gracias Bichito, te amo”.
Más tarde, cuando se calmó un poco, habló con Santiago del Moro y no se guardó nada. “Muchas gracias de todo corazón. Me hacía mucha falta”, confesó con la voz quebrada. Y cerró con una frase que dejó a todos helados: “Era la fuerza que necesitaba para continuar”. En la casa más famosa, a veces, el amor también tiene espacio.
Mientras tanto, los otros jugadores siguieron en modo competencia. Pero lo que pasó con Selva cambió el clima por completo. Nadie esperó una escena así. No fue una visita más. Fue un golpe directo a lo emocional, y Selva lo vivió a flor de piel.