El error por el que una moneda de diez centavos de EE.UU. vale más de US$40.000: cómo reconocerla

Entre las monedas estadounidenses más raras y cotizadas, la de diez centavos de 1968, conocida como la prueba “No S”, se destaca por tener uno de los errores más interesantes y valiosos entre coleccionistas. En condiciones normales habría incluido la marca de ceca “S” correspondiente a la Casa de la Moneda de San Francisco, pero fue acuñada sin esa inscripción, lo que le ha otorgado un estatus especial y un precio extraordinario.

En 1968, la Casa de la Moneda de Estados Unidos reanudó la producción de monedas de prueba con marcas de ceca después de un par de años sin ellas. La de diez centavos debía ser acuñada en San Francisco, lo que significaba que debía llevar la marca de ceca “S” para indicar su lugar de producción. Sin embargo, en un pequeño lote, este distintivo fue omitido por error, lo que resultó en un número reducido de ejemplares de prueba sin el sello “S”.

El valor de esta moneda se debe al error en su acuñación

Esta equivocación, ocurrida durante el proceso de producción de los troqueles, dio lugar a una cantidad muy limitada de piezas de diez centavos con esta característica. Se cree que solo existen alrededor de dos docenas de estos ejemplares en el mercado, lo que las convierte en objetos extremadamente raros y codiciados.

La historia detrás de la moneda de diez centavos de 1968

La historia detrás de esta pieza particular se remonta a una época en la que Estados Unidos enfrentaba una escasez de ejemplares circulantes, lo que llevó a la Casa de la Moneda a realizar ajustes en su producción. Entre 1965 y 1967, estas fueron acuñadas sin marcas de ceca para desalentar el acaparamiento por parte de los coleccionistas. En 1968, cuando el sitio de acuñación reanudó la producción de prueba con marcas de ceca, este cambio trajo consigo algunos problemas en el proceso, como lo demuestra el error en la de diez centavos.

Esto se detectó rápidamente tras su emisión, pero para entonces ya se habían lanzado un número limitado de piezas sin la marca de ceca. El descubrimiento fue reportado por primera vez en la edición del 28 de junio de 1968 de Coin World, lo que despertó el interés de los numismáticos. Desde entonces, se han vuelto extremadamente valiosas y buscadas por coleccionistas especializados.

Este ejemplar de diez centavos es una de las 100 mejores monedas modernas de EE. UU.

¿Cuánto vale la moneda de 1968?

El valor de estas piezas ha crecido con el tiempo debido a su rareza y a la gran demanda entre los coleccionistas. En enero de 2024, una de estas fue subastada por US$40.800 a través del sitio Heritage Auctions. Esta venta en particular se encontraba en una condición excepcional, con una calificación PR69 por el Servicio Profesional de Clasificación de Monedas (PCGS), lo que la situó entre los mejores ejemplares conocidos.

Según los registros de las principales casas de subastas y organizaciones de certificación, como PCGS y NGC, se estima que existen menos de 40 ejemplares certificados, lo que contribuye a su altísimo valor en el mercado. En 2021, por ejemplo, una de estas se vendió por US$45.600, y otras transacciones recientes han alcanzado cifras similares, lo que muestra que el interés por estas piezas sigue en aumento.

La moneda vendida por 40.800 dólares fue calificada por el Servicio Profesional de Calificación de Monedas con una puntuación de PR69CAM debido a su buen estado de conservación

Características del diseño de la moneda de diez centavos

El diseño de la moneda de diez centavos de 1968 sin la marca de ceca no difiere del de los ejemplares regulares de ese año, con la excepción de la ausencia de la letra “S” que debería aparecer en el anverso de la misma, justo debajo del retrato de Franklin D. Roosevelt. Esta pequeña diferencia es lo que ha llevado a que estas sean consideradas una joya dentro del coleccionismo.

Además de la falta de la marca de ceca, las piezas de prueba de este tipo suelen presentar un acabado especial que incluye campos reflectantes y dispositivos escarchados, lo que les otorga un aspecto visualmente atractivo y distintivo en comparación con aquellas destinadas a la circulación. Este efecto de camafeo es particularmente apreciado por los coleccionistas.