Ser hijo, hermano o sobrino de…, dentro del mundo del espectáculo es algo que se encuentra cotidiano, pero que tiene una gran presión de fondo. Ser poseedor de un apellido tan importante no es para cualquiera y el que hoy se ubica en esa posición es Adrián Cormillot, el hijo del Doctor Alberto.
Ambos son médicos clínicos, aunque muchos erróneamente piensan que son nutricionistas, fueron atravesando por diferentes situaciones en sus vidas. Y desde hace unos meses se instaló una fuerte polémica por la vinculación que hoy tiene con su hermana Réene, con Estefanía Pasquini, la actual esposa del histórico baluarte de Cuestión de Peso.
Pero en esta ocasión, Adrián hizo referencia a lo que fue crecer siendo hijo de Alberto Cormillot, todo una eminencia en la medicina, y para aquellas personas que luchan contra la obesidad. Y si bien desde afuera puede parecer positivo, el médico contó sus pros y contras.
“Es interesante. Ya lo conté antes, pero no así tan profundamente. Yo no tomaba cerveza enfrente de mi padre. Empecé a tomar cerveza a los 20 años más o menos, y habré agarrado una cerveza a los 28, no porque no podría, sino porque yo veo que él lo ve como una actitud negativa”, expuso Cormillot hijo.
ADRIÁN CORMILLOT HABLÓ A FONDO DEL VÍNCULO CON SU PAPÁ
En una nota con Infobae, detalló que a veces no todo es como parece. Al menos él desde su lugar de hijo, conoció otras facetas de Alberto, las cuales en TV no se ven, pero que tienen que ver con el día a día y cuidamos extremos a su familia.
“Mi papá era hijo de un carpintero y yo soy el hijo del doctor Cormillot. A mí cuando me dicen ‘me encantaría que mi papá sea Cormillot‘, le digo: Te lo presto, llevátelo, andá a comer al Jardín Japonés y después contame”, deslizó.
Además, hizo énfasis en lo especial que es salir a comer algo con su papá: “Que te observen todo el tiempo, el chiste de ‘estás comiendo’, ‘mirá, eligió tal cosa’ Es una observación constante, o sea a él le gusta, lo disfruta, pero el hecho de haber nacido con eso, hace que tal vez no sea muy fácil generar empatía con lo que pienso porque muy pocas personas lo viven“.