Van todos a la fila. Silvio Marzolini, Natalio Pescia, Antonio Rattin, Francisco Varallo, Roberto Cherro, Juan Román Riquelme, Hugo Orlando Gatti, Martín Palermo, Roberto Mouzo, Carlos Bianchi, Diego Armando Maradona, Angel Clemente Rojas, el Patrón Bermudez, Rubén Suñé, Blas Giunta, el Negro Ibarra, Oscar Córdoba, el Pato Abbondanzieri, el Tucumano Salinas, Heber Mastrángelo, el Mono Navarro Montoya, Marito Zanabria, Toto Lorenzo, Patota Potente y tantos más. Todos, por más ídolos que sean, han ganado menos títulos que Sebastián Battaglia, el jugador que más trofeos levantó vistiendo la camiseta de Boca. Y con esos “nenes” y esos nombres por debajo suyo, el logro es doble, triple o cuádruple. Simple y sencillamente impresionante.
Por estas horas, Battaglia quiere alcanzar una “consagración” que lo desvela quizás más que todas las anteriores. Siendo todavía un muchacho joven (tiene apenas 43 años, en noviembre cumplirá 44) y con mucha “vida por delante” -ha incursionado también en la dirección técnica- enfrentaba un problema que parecía insalvable: las malditas lesiones que lo acompañaron en su carrera como futbolista y que no le impedían caminar con normalidad. Un poco -lógicamente- se había obsesionado con ese tema.
Los dolores, cuentan, eran terribles. Permanentes. Agudos. E Insoportables. Se hizo decenas de tratamientos, apeló a un sinfín de consultas médicas y hasta no descartó las “soluciones mágicas“: cremas, aguas termales, infusiones, medicinas alternativas. En fin, todo lo que hace la gente cuando entra en la desesperación por recuperar un poco de la salud que perdió.
En las últimas horas, Battaglia se sometió a una cirugía que para la enorme mayoría de los que no están en los temas científicos es completa y absolutamente revolucionaria: un trasplante de tobillo. Inédito para aquellos que no están en la materia, se le injertaron en su pie derecho. Quien lo informó fue el ex candidato a presidente de la entidad de La Ribera, Jorge Reale, quien acompañó su texto con una foto del propio ex futbolista Xeneize con los dos pulgares levantados. Al menos allí se lo ve de buen talante.
EL IDOLO SUPERCAMPEON CON BOCA QUE FUE SOMETIDO A UN TRASPLANTE
“Seba querido, después de tanto buscar y buscar mejorar ese tobillo, ojalá este transplante te permita la calidad de vida que te merecés y volver a practicar deportes. Buena recuperación! Fuerte abrazo amigo”. Si bien algo escueto, el mensaje de Reale no deja dudas en cuanto a la que se venía bancando Battaglia ni a todos los intentos frustrados que acumuló en ese camino que lo llevó a operarse.
Nacido en Santa Fe, Battaglia fue un número cinco de características aguerridas pero que no era “un negado” con la pelota. No era un Gago o un Redondo, dos volantes centrales muy exquisitos (también perseguidos por las lesiones) pero ninguno de los dos tenían su quite ni su dinámica para desdoblarse en el “raspa que te raspa” y después de recuperar la pelota sumarse a las líneas ofensivas. También jugó en la selección y en el Villarreal de España, pero volvió a Boca para retirarse. Se le hizo un partido de despedida por los 17 títulos logrados con la casaca azul y oro. Como técnico se inició en Almagro, luego fue a Boca y su último club resultó Huracán, donde no logró ganar ninguno de los 10 partidos que dirigió.