
El papa Francisco llamó por última vez a la única parroquia católica de Gaza la noche del sábado, antes de la vigilia pascual, para preguntar por las celebraciones de Pascua y por los niños, una costumbre que mantuvo durante su último ingreso hospitalario, siempre que su salud se lo permitió.
Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia, la única católica en Gaza, explicó a los medios locales que el anuncio de la muerte del papa fue un momento muy doloroso para la comunidad y que incluso los ortodoxos y los musulmanes acudieron a darle el pésame.
Francisco llamó la noche del sábado a su vicario, el padre Yousef, y también habló con otra religiosa, preguntando por los niños y cómo se estaban preparando para la Pascua, según relató Romanelli, al explicar que estas llamadas se habían convertido en una cita fija en la que el papa transmitía su cercanía, apoyo y palabras de aliento a la comunidad.
Estas conexiones telefónicas fueron una de las primeras labores que recuperó Francisco desde el hospital tras superar la fase crítica en su último ingreso de 38 días en el hospital Gemelli de Roma, en el que sufrió dos crisis respiratorias que pusieron en peligro su vida.
Romanelli también destacó que Francisco se había vuelto tan cercano a su comunidad que reconocía las voces de los feligreses y conocía los nombres de los niños, y que cuando llamaba ponían el altavoz para que hablara con los más pequeños, a quienes llamaba por su nombre.
“En 16 meses, nunca dejó de llamar a esa hora. Incluso cuando viajaba en avión, tenía que hablar con nosotros. Aunque tuviera una celebración, tenía que hablar con nosotros. La ‘llamada de Gaza’ era para él una de esas rutinas esenciales, como comer o beber agua. Nunca la olvidaba, nunca”, dijo el responsable del comité de emergencias de la iglesia, George Anton.
“No tengáis miedo, estoy con vosotros”, les decía en lo que describe como una “ternura paternal” que practicó incluso en su enfermedad y en su lecho de muerte.
“Nos preguntaba si la gente encontraba algo para comer. No se preocupaba solo por los cristianos, sino por todo el pueblo palestino. Preguntaba por todos los niños, por todas las madres, por lo que estaba pasando en los hospitales, en las escuelas, por todos los aspectos de la vida. (…) Imagina al papa, con todo lo que está pasando en el mundo, que te preguntaba: ‘¿comiste hoy?’”.
“Incluso en sus últimos suspiros, decía: ‘Estoy con vosotros’. Aunque estaba débil, nos daba fuerza”, relata Anton, que rememora cómo el papa tuvo palabras a favor de una tregua en Gaza en su último mensaje este domingo.
“Sus últimas palabras fueron sobre Gaza, así que imagina que hoy nos sentimos verdaderamente huérfanos”, se lamenta, porque para esa pequeña comunidad palestina “no era simplemente el papa que el mundo ve en la televisión o en las noticias”, sino “el padre de cada de los presentes en la iglesia”.
La muerte del papa a los 88 años causó una profunda tristeza entre los católicos de Gaza, a los que siempre mostró su cercanía y que, según explicó el párroco, consideraban a Francisco como un padre y un miembro más de su familia.
(con información de EFE)