El valor de la diplomacia profesional, clave también en época de crisis

La virtud de contar con un cuerpo diplomático profesional puede a veces pasar inadvertida, pero nunca se pone de manifiesto tan claramente como en los momentos de crisis. En dichas situaciones, la labor de la diplomacia puede contribuir significativamente a la búsqueda de soluciones a los conflictos internacionales, o al menos a mitigar sus efectos negativos. En esas circunstancias, asimismo, las especificidades de su carrera exponen a los funcionarios diplomáticos y diplomáticas a riesgos inesperados e imprevisibles.

Basta para ello mirar lo que sucede por estas horas en la Embajada de la República Argentina en Caracas, donde el personal diplomático argentino y sus familias se han visto compelidos a abandonar el país en un plazo perentorio, en un contexto de una virulenta crisis política y social.

La forma destacable en que la diplomacia argentina se conduce en situaciones críticas no es nueva. Se manifestó en el pasado reciente en la atención a nuestros connacionales durante la pandemia (operativo argentino que ha sido destacado por la ONU, la guerra en Ucrania y los enfrentamientos en Medio Oriente, por nombrar solo algunos ejemplos.

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No es casual entonces que en 1963 se haya creado el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), la única institución encargada de la selección y capacitación del cuerpo diplomático argentino. A lo largo de sus más de 60 años, el ISEN ha ganado un gran prestigio tanto a nivel nacional como internacional, sirviendo incluso como modelo para otros Estados que buscan fortalecer la formación de sus diplomáticos.

Ser diplomático exige un alto grado de responsabilidad, innumerables esfuerzos y renunciamientos personales y familiares, disposición para servir al país donde sea necesario, capacidad de diálogo, adaptación a contextos muy desafiantes, y el compromiso continuo de estar a la altura de un mundo que avanza vertiginosamente hacia realidades cada vez más complejas.

En este contexto nació en 1985 la Asociación Profesional del Servicio Exterior (APSEN) que representa a aproximadamente 1000 funcionarios de carrera del Servicio Exterior, todos profesionales formados en el ISEN cuyo objetivo es defender los derechos del cuerpo diplomático argentino al promover su solidez, profesionalidad y federalismo, como base para el desarrollo de una política exterior autónoma para el país.

Cabe considerar que en el exterior, más allá de las crisis como la que hoy ocupan las noticias diarias, el funcionario no sólo debe cumplir en tiempo y forma con los temas de su responsabilidad, sino que debe agregar una alta capacidad de relacionamiento con los actores locales principales (integrantes del gobierno local y nacional del país o ciudad donde se encuentra; empresarios; referentes de la cultura; autoridades sanitarias, policiales y judiciales para el caso de funciones consulares); dominio de un idioma que le permita insertarse en tales ámbitos o participar eficazmente en negociaciones bilaterales o multilaterales; además de una facilidad especial para adaptarse a costumbres muchas veces totalmente diferentes a las de su propio país.

Todas estas características hacen de la carrera del Servicio Exterior una actividad diferente a otras y por eso se plantea un desafío poco común al que los funcionarios deben responder mediante un alto compromiso con la Nación y con gran profesionalidad en el cumplimiento de sus responsabilidades y disposición en pos de los intereses nacionales y la protección de nuestros compatriotas en el exterior.

Los grandes países o aquellos que quieren tener un rol relevante o determinante en el mundo desarrollan, amplían y fortalecen su Servicio Exterior. El SEN argentino ha dado al mundo profesionales de renombre que abrieron camino en normas importantes del Derecho Internacional. Sin duda, la Argentina merece seguir en ese camino.