Emmanuel Macron organizó este sábado un encuentro trilateral con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky, que están en París con motivo de la reapertura de la Catedral de Notre Dame. La reunión se produjo en el Palacio del Elíseo a las 17:30 hora local y tuvo como eje la guerra en curso de Rusia, en la que tanto Francia como Estados Unidos son grandes aliados de Kiev.
“Parece que el mundo se está volviendo un poco loco en estos momentos y hablaremos de eso”, dijo Trump antes de la cita. También aprovechó para valorar el buen vínculo con su homólogo francés, pese a las tensiones que surgieron durante su primera presidencia.
“Teníamos una gran relación como todo el mundo sabe. Logramos muchas cosas”, recordó.
Por su parte, Macron dijo que era “un gran honor para el pueblo francés darle la bienvenida” a los Jefes de Estado y destacó también la solidaridad del republicano cuando tuvo lugar el incendio en Notre Dame. “Era presidente en ese momento y recuerdo la solidaridad y la reacción inmediata”, dijo.
La reunión, de la cual no trascendieron muchos detalles, fue una oportunidad clave tanto para Macron como para Zelensky para establecer un clima de amistad entre las partes y tratar de convencer, así, a Trump de mantener su apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia, tras varias promesas de cesar sus paquetes de asistencia y reducir sus aportes a la OTAN, así como de poner fin al conflicto “en 24 horas”, con condiciones que podrían no ser aceptables para Kiev.
Fue una “reunión buena y productiva”, valoró el mandatario ucraniano a su término.
En un intento por fomentar aún más este buen vínculo, el principal asesor de Zelensky, Andriy Yermak, mantuvo durante la última semana reuniones “productivas” con miembros del equipo del empresario, en las que también se habló sobre la relación bilateral y el futuro de la guerra.
Más temprano este sábado, Macron y Trump habían conversado en privado durante 45 minutos sobre las amenazas de imposición de aranceles a productos exportados desde la Unión Europea a Estados Unidos y los conflictos en Medio Oriente.
La relación entre Estados Unidos y Francia durante el primer mandato del empresario comenzó en un tono positivo pero, con el correr de los meses, se fue degradando. Al inicio de la gestión, Macron fue el invitado de honor de la primera cena de Estado de Trump, mientras que el estadounidense viajó a París varias veces. Sin embargo, las críticas del Palacio del Elíseo a la Casa Blanca por sus cuestionamientos sobre el rol de la OTAN, y las dudas planteadas respecto a su compromiso con el pacto de defensa mutua generaron malestar en Washington.
La tensión se mantuvo incluso hasta este año cuando, durante la campaña presidencial, Trump se burló de Macron, a menudo imitando su acento y amenazado con imponer aranceles a su vino y su champagne si Francia intentaba cobrar impuestos a las empresas estadounidenses.
No obstante, este escenario pareció cambiar luego del 5 de noviembre, cuando el francés fue uno de los primeros mandatarios en celebrar al republicano por su triunfo.
(Con información de AFP, AP EFE y Europa Press)