En noviembre de 2024, los homicidios en el país han superado las cifras registradas en octubre y podrían incluso sobrepasar las de septiembre, según datos del Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF) hasta el 28 de noviembre. Este incremento en los homicidios sugiere una tendencia preocupante que podría llevar a que el año 2024 cierre con aproximadamente dos mil homicidios.
Hasta la fecha mencionada, se han contabilizado 1,811 homicidios en lo que va del año, lo que indica un aumento significativo en comparación con meses anteriores. Este incremento en los homicidios refleja una situación alarmante en términos de seguridad pública y plantea desafíos importantes para las autoridades encargadas de la prevención y el control del crimen.
El aumento de homicidios en noviembre es un indicador de que la violencia sigue siendo un problema crítico en el país. Las cifras de SINADEF muestran que la violencia letal no solo se mantiene, sino que podría estar en ascenso, lo que requiere una respuesta efectiva y coordinada por parte de las fuerzas de seguridad y las políticas públicas.
La proyección de que el año podría cerrar con cerca de dos mil homicidios subraya la necesidad de implementar medidas urgentes para abordar las causas subyacentes de la violencia. La violencia homicida no solo afecta a las víctimas directas y sus familias, sino que también tiene un impacto profundo en la percepción de seguridad y la calidad de vida de la población en general.
El sicariato en Perú
El uso de armas de fuego predomina en los casos de sicariato en Perú, según un informe reciente de la Dirección de Investigación de la Policía Nacional del Perú (DIRIN PNP). Entre el 1 de enero y el 7 de noviembre de 2024, se registraron 934 incidentes de este tipo, con un 81% de los crímenes cometidos con armas de fuego, mientras que un 7% involucró armas blancas.
Los motivos detrás de estos crímenes varían, siendo los ajustes de cuentas el principal, con 226 casos documentados. Otros móviles incluyen la negativa de pago de cupos, con 55 incidentes, y la venganza, que motivó 29 de los crímenes registrados. Estos datos reflejan la complejidad y diversidad de razones que impulsan el sicariato en el país.
En cuanto a los métodos de transporte utilizados por los perpetradores, el informe de la DIRIN PNP destaca que en el 26% de los casos, los sicarios se movilizaron en motos lineales, mientras que en el 50% de los incidentes se emplearon otros tipos de vehículos. Esta información subraya la movilidad y planificación que caracterizan a estos actos delictivos.
El boletín informativo de la DIRIN PNP proporciona una visión detallada de la situación del sicariato en Perú, evidenciando la prevalencia de las armas de fuego y los patrones de movilidad de los delincuentes. Estos datos son cruciales para entender la dinámica de estos crímenes y para el desarrollo de estrategias efectivas de prevención y control por parte de las autoridades.
Una realidad diaria: la criminalidad
Erika Solís, investigadora del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP (IDEHPUCP), ha señalado que las cifras de sicariato en Perú han aumentado, pero advierte que los registros estatales no reflejan la realidad diaria de la criminalidad. Según Solís, el Estado tiende a interpretar las denuncias como un reflejo exacto de la situación, lo cual no es correcto. Existen dos variables distintas: la victimización y el registro institucional, que más bien indica cómo responde el Estado ante el problema.
La extorsión y el sicariato son fenómenos complejos que afectan principalmente a los sectores más vulnerables del país, aquellos que dependen de ingresos diarios. Solís destaca que la mayoría de los atentados no ocurren en zonas con rápida resiliencia económica, sino en áreas populares. Este contexto de violencia ha evolucionado; anteriormente, la extorsión se basaba en amenazas a la familia o en el uso de información personal, pero ahora el sicariato y el uso de armas de fuego han añadido un nuevo nivel de terror.