Fueron varios los elementos que los arquitectos Francisco Pailhé y Eugenia Carugno Durán –al frente de Wollstudio– tuvieron en cuenta para trazar el proyecto de renovación de esta propiedad en Recoleta: su historia como antigua fábrica de aluminio, la búsqueda de la atemporalidad que hace la dupla en sus trabajos, y el perfil del dueño, un joven entusiasta de la música y la tecnología, y coleccionista de objetos.
El legado del lugar ya marcaba una estética industrial, pero había que sumar la personalidad del dueño: esa fusión fue muy interesante, y terminó de cerrar el concepto. Es un espacio personal que desafía al tiempo
Arqs. Francisco Pailhé y Eugenia Carugno Durán, Wollstudio
Volumen alto
El departamento ya había pasado por una primera reforma que lo había convertido en oficina. Para esta nueva etapa, el Estudio se enfocó en trabajar las materialidades, diseñar equipamiento a medida y crear un ambiente escenográfico. Mientras que la carcaza habla del pasado, el interior se posiciona en la actualidad.
“La estructura existente –columnas y vigas de hormigón expuestas, madera envejecida y óxido– narra el pasado industrial del edificio y aporta una cálida autenticidad al espacio. Por otro lado, con nuestras intervenciones buscamos un contraste medio futurista”, explican.
El módulo metálico es absoluto protagonista del relato que construyeron: es de aluminio, ocupa casi todo el ancho del ambiente, y funciona a la vez como cerramiento del entrepiso y como cielorraso de la cocina.
Desmarque
En el toilet –ubicado detrás de una de las puertas de la cocina (en la otra está el lavadero)–, crearon un ambiente único, con paredes espejadas, techo completamente iluminado y un grafitti hecho en el lugar.
Cultura pop
El coleccionismo fue lo que marcó la otra cara del loft: en el living, montaron una biblioteca con estantes a la vista para que el dueño pueda exhibir sus objetos favoritos.
Como el resto del loft, este espacio comparte el código visual principal, y se extiende hasta la entrada, creando un recibidor.
Cambiante
“La planta baja es un espacio muy grande, con múltiples usos. Buscamos crear un ambiente poco rígido, que se pueda prestar para muchas cosas”, cuentan Pailhé y Carugno Durán. El mobiliario tiene también grandes dimensiones, y es flexible: el sillón y la mesa baja son modulares, la mesa de comedor tiene ruedas.
“Después de la obra, volvimos varias veces a este departamento, y la configuración de los muebles estaba siempre de una manera distinta”, dicen.
Novedad
El entrepiso es existente, pero tenía otro cerramiento, creando un ambiente completo. Como parte de la renovación, los arquitectos abrieron un pasillo que balconea hacia el área social y funciona como espacio de trabajo, un pedido del dueño, que hace home office. Detrás del muro ubicaron habitación, vestidor y baño.
La habitación repite la fórmula en cuanto a paleta, materiales y despojo: solo lo esencial para garantizar su uso con comodidad.
Para los dos baños pensaron una solución original de iluminación: instalaron una tela tensada de PVC, con artefacto en la parte superior, lo que logra una iluminación uniforme.