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22-02-2025 Vol 19

En una millonaria entradera en Berisso, se llevaron hasta la carne del freezer

La impunidad golpea con fuerza en Berisso. Hace 11 días, una banda de delincuentes perpetró una entradera millonaria, y hasta el momento no hay un solo detenido.

A pesar de la evidencia captada por las cámaras de seguridad de los vecinos, la presencia de tres patrulleros a 20 metros de la vivienda y la identificación tanto de los sospechosos como de su paradero, las víctimas denuncias que las autoridades no procedieron a realizar allanamientos.

Las imágenes muestran con claridad cómo llegaron, cómo entraron y hacia dónde huyeron con el botín. Mientras tanto, los responsables siguen libres y la víctima, de 76 años, intenta recuperar algo más valioso que su dinero: la confianza en un sistema que lo abandonó.

El sábado 8 de febrero, la encargada de cuidar una vivienda en la zona de 173 y 25, vivió momentos de terror al encontrarse a las 8 de la mañana cara a cara con tres delincuentes que habían ingresado a robar a una vivienda en la madrugada.

Sin darle tiempo a reaccionar, la redujeron con precisión y la amenazaron con un arma blanca en el cuello, advirtiéndole que no gritara. Luego de 40 minutos que parecieron eternos, los asaltantes escaparon con el botín que habían juntado durante casi cinco horas, dejando a la víctima aterrada pero ilesa.

“Cuando los delincuentes se fueron en dos taxis, ella salió a la calle y una vecina le fue a preguntar qué sucedía. A partir de eso, se entera del robo y empezó a gritarle a un patrullero que, en ese segundo taxi, había delincuentes”, explicaron allegados de las víctimas en diálogo con LA NACION.

Con total impunidad, los delincuentes se repartieron en dos remises que habían encargado minutos antes. En tanto, tres patrulleros estaban a tan solo 20 metros de distancia. Dos ladrones subieron a un primer taxi, el tercero, un menor de 14 años, intentaba cargar un bolso en un segundo taxi. Fue en ese instante cuando la vecina, a los gritos, pidió auxilio a los agentes del patrullero, quienes lograron reducir al menor.

Sin embargo, la captura del menor duró poco: a pesar de haber sido aprehendido con un bolso en el que llevaba elementos de higiene personal, una colección de cuchillos e incluso carne que estaba en el freezer de la vivienda, el adolescente quedó en libertad en cuestión de horas y, dos días después, regresó a la escena del crimen para amedrentar a la familia.

“A las nueve de la noche lo captaron las cámaras caminando por enfrente de la casa, quería intimidar. Pidieron una orden de restricción, pero bueno, nadie hace nada”, lamentó otro de los allegados de las víctimas.

Sus cómplices, en tanto, lograron huir en el primer taxi, llevando en una valija negra más de 150.000 dólares en efectivo, prendas de vestir, joyas, bebidas, cuchillas, y dos escopetas del dueño de la casa.

“Viendo las imágenes, los tiempos y la falta de acción, es más que evidente la complicidad y no tienen forma de justificar cómo procedieron. Cargaron armas delante de un patrullero. La policía sabe dónde viven, tienen los nombres, y también sabe dónde están los aguantaderos. Son todos del barrio Juan B. Justo, que está a 10 cuadras. Es un asentamiento, una toma ilegal de tierras sobre la calle 66. Son todos de la manzana 13. Fuentes oficiales me informaron que en la comisaría hay dos agentes que podrían haber vendido información. Además, todos saben que la madre de uno de los menores que robó, es la que organiza los asaltos en connivencia con el comando de patrullas”, dijo uno de los vecinos.

Robo Berisso

Según su relato: “Cuando detuvieron al menor, el primer taxi había salido dos minutos antes de la casa que robaron. Cuando llamaron a la central de la remisería de Berisso, el remisero informó el domicilio donde dejó a los delincuentes encapuchados y dijo que no se había dado cuenta de que estaban robando y que tampoco puede identificar los rostros. Si hubiesen emitido la alerta en ese instante, los habrían agarrado. No activaron un operativo cerrojo, no allanaron, y tampoco cercaron la manzana. Hasta el día de hoy, no hay un solo detenido. Diluyeron todo para que se lleven el dinero. La DDI pidió los vídeos a la Prefectura y también al municipio, pero no los entregaron”.

“Berisso tiene tres calles de salida, y después está la salida hacia el río que también es sencilla de cubrir. Además, la comisaría está a pocas cuadras del barrio Juan B. Justo y de la casa en donde entraron a robar”, relató a LA NACION un testigo presente al momento del asalto.

LA NACION se comunicó con el Ministerio de Seguridad provincial y con la Comisaría 2ª de Berisso para obtener una respuesta sobre la situación advertida por esta cronista, pero al momento de publicación de esta nota no habían respondido.

M.M