El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció este domingo que mantendrá el lunes una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para revitalizar las conversaciones sobre la Iniciativa del Mar Negro y permitir la salida de cereales desde Ucrania. Erdogan consideró que reactivar este mecanismo “sería muy beneficioso”, de acuerdo con sus declaraciones al término de la Cumbre de Líderes del G20 celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica).
Erdogan explicó que insistirá ante Putin para que reconsidere la reanudación del proceso, subrayando el esfuerzo realizado para establecer el acuerdo y la posibilidad de que “abra el camino hacia la paz”. El presidente recordó que la Iniciativa del Mar Negro, supervisada por la ONU y Turquía desde junio de 2022, permitió durante un año la exportación de millones de toneladas de productos agrícolas ucranianos hasta su interrupción. Erdogan adelantó que compartirá los resultados de su conversación con los líderes europeos y con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Entre tanto, líderes de distintos países europeos celebraron este sábado una serie de reuniones al margen del G20 para coordinar posturas respecto al plan de paz de Trump y preparar la cita que tuvo lugar este domingo en Ginebra sobre la guerra en Ucrania. Estos encuentros, celebrados en el Centro de Exposiciones Nasrec, contaron con la presencia de jefes de Estado europeos, así como de representantes de Canadá y Japón, pero no de Erdogan. Se trató de la primera ocasión en que estas delegaciones discutieron de manera conjunta una propuesta estadounidense para el conflicto, considerada crucial para el continente.
Después del encuentro en Ginebra, el asesor de seguridad ucraniano Rustem Umerov comunicó el domingo en la red social X que la última versión del documento negociado con Estados Unidos recoge “la mayoría de las prioridades clave” de Kiev, aunque el texto sigue pendiente de aprobación final. Umerov elogió la colaboración bilateral y expresó la expectativa de “lograr hoy más avances” en el proceso de paz.
En la misma jornada, Donald Trump criticó abiertamente, a través de Truth Social, la “total falta de gratitud” del liderazgo ucraniano frente al apoyo estadounidense, y reprochó que Europa siga adquiriendo petróleo ruso mientras Estados Unidos entrega “cantidades masivas de dólares en armas a la OTAN, para distribución a Ucrania”. Trump atribuyó la responsabilidad de la guerra a Joe Biden, afirmando que la invasión rusa no habría sucedido si él hubiera permanecido en la presidencia, y aseguró que heredó “una guerra que nunca debió haber ocurrido”.
Por su parte, Volodimir Zelensky sostuvo en redes sociales que el plan estadounidense podría “incluir perspectivas ucranianas”, asegurando que el documento contiene elementos críticos para los intereses ucranianos y valorando positivamente la reanudación de la diplomacia.
El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, relató a la AFP que tanto él como la primera ministra italiana Giorgia Meloni conversaron telefónicamente con Trump sobre el plan, destacando que el mandatario estadounidense respondió la llamada a las cinco de la mañana, lo que interpretó como muestra de su implicación en la búsqueda de un acuerdo.
El plan norteamericano, según participantes en las negociaciones, ha sido bien recibido por Putin y contempla demandas de Rusia como la cesión de territorio ucraniano, la reducción del ejército y el abandono de la aspiración de Ucrania a la OTAN. Rubio presentó la propuesta como un “marco sólido” basado en aportes rusos y ucranianos previos y actuales.
En un comunicado conjunto, líderes europeos, junto a Japón y Canadá, afirmaron que la propuesta de Estados Unidos “es una base que requerirá trabajo adicional” y advirtieron sobre el riesgo de que sus condiciones dejen a Ucrania “vulnerable ante futuros ataques”.
Trump había fijado inicialmente el 27 de noviembre como fecha límite para que Zelensky respondiera a la propuesta. El sábado, cuando fue interrogado sobre si se trataba de una “última oferta”, aclaró que “no”.
