La balanza comercial argentina del primer semestre arrojó un récord histórico con un superávit de u$s 10.708 millones, un cambio significativo respecto del registro para el mismo período de 2023, cuando anotó un déficit de u$s 4.493 millones, según datos de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI).
Esto respondió fundamentalmente a que los ingresos por exportaciones crecieron un 14% y acumularon u$s 38.176 millones, la cifra más alta en los últimos 11 años.
Al observar los datos de junio se desprende que gran parte de la explicación se debe al aumento de las cantidades vendidas (+30,7%), que compensaron los menores precios (-6,6%).
El objetivo de mantener el superávit comercial, en este contexto de caída de los precios internacionales, en especial el de la soja, debe ser canalizado a través del aumento de las cantidades. En ese escenario, cobran relevancia los mecanismos de financiamiento para la exportación.
Qué es el forfaiting y cómo funciona
Uno de los más relevantes es el forfaiting, que le permite al exportador recibir de inmediato los fondos correspondiente a la venta de los bienes. Este financiamiento se aplica a las exportaciones de manufacturas de origen industrial o agropecuaria, bienes de capital, plantas industriales o servicios de origen argentino.
Este mecanismo permite además que el importador de los productos pueda financiar la compra a través del banco, que asume la deuda y da un período de pago más extendido. Su objetivo es el de facilitar el financiamiento del comercio exterior para las partes involucradas.
La operación consiste en que la empresa argentina hace la venta con la modalidad “carta de crédito pagadera a plazo” emitida por el banco del cliente en el exterior. Con esa documentación y luego de que se haya concretado la exportación, el banco local adelanta los pagos (menos comisiones y costos) y le da al importador un financiamiento para pagar ese crédito.
Cuáles son los beneficios
El forfaiting apunta a sumar seguridad a las operaciones ya que funciona de respaldo de pago y reduce la incobrabilidad, garantiza la liquidez inmediata para el vendedor, da mayores plazos de pago al cliente en el exterior que el que puede ofrecer el vendedor y permite financiar el 100% de la operación.
Esto ofrece una alternativa especialmente interesante para los exportadores porque les permite ofrecer mejores plazos y financiamiento y ganar competitividad en otros mercados. Los bancos locales en su mayoría ofrecen estos instrumentos bajo la condición de ofrecer las exportaciones “llave en mano”. En el caso del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) de Argentina, el organismo ofrece uno de los mayores plazos (10 años), con tasa fija de 3,5% en dólares hasta 1 año.
Otra alternativa, más difundida entre los bancos privados, es la prefinanciación de exportación, líneas directas previas al embarque de la mercadería a sus clientes para darle los recursos necesarios para producir o terminar de producir el bien que se vaya a exportar.
Quienes pueden ser más beneficiados
Según la CEPAL, el financiamiento de entidades financieras al comercio exterior es especialmente relevante en períodos de recesión y crisis económica. Su desaparición o reducción impacta directamente no solo en los demandantes de financiamiento sino también en la actividad económica general y en las firmas que tienen financiamiento propio por el recorte de liquidez.
Los principales beneficiados suelen ser las pymes que encuentran mayores limitaciones a la hora de usar el financiamiento externo. De igual manera, las restricciones crediticias en contextos de crisis impactan más en las pymes que en las grandes empresas.