Fue a su restaurante favorito, pero un cambio de ingredientes que no fue informado en el menú le costó la vida

Alison Pickering, de 23 años, falleció tras consumir un platillo que contenía un alérgeno no indicado en el menú de su restaurante habitual. (Facebook: Alison Pickering)

El 12 de mayo de 2023, Alison Pickering, una estudiante universitaria de 23 años originaria de Texas, perdió la vida tras consumir un platillo que contenía un ingrediente al que era severamente alérgica. El fatal desenlace ocurrió en un restaurante que Alison frecuentaba regularmente y donde siempre había pedido el mismo platillo: mahi mahi. Sin embargo, un cambio reciente en la receta añadió una salsa de maní que no fue indicada en el menú.

Tras ingerir unos bocados, Alison notó los primeros síntomas de una reacción alérgica. A pesar de administrar su EpiPen y buscar atención médica de inmediato, sufrió un choque anafiláctico severo que resultó fatal. Su obituario confirmó que la causa de muerte fue la exposición al maní no declarado en el platillo.

La tragedia ha transformado a los padres de Alison, Joy y Grover Pickering, en activistas por la seguridad alimentaria. Según declaraciones a CBS News Texas, los Pickerings trabajan para generar mayor conciencia sobre los peligros de los alérgenos ocultos y exigen medidas más estrictas en la industria alimentaria. “Es vital que los restaurantes informen sobre cualquier cambio en las recetas, especialmente en ingredientes que puedan ser peligrosos para los comensales con alergias”, expresó Joy Pickering.

Entre las propuestas de la familia se encuentra la implementación de leyes en Texas que obliguen a los restaurantes a detallar cambios en sus menús relacionados con ingredientes alergénicos. Su objetivo, afirman, es evitar que otras familias enfrenten una tragedia similar.

Alison Pickering, de 23 años, falleció tras consumir un platillo que contenía un alérgeno no indicado en el menú de su restaurante habitual. (Facebook: Alison Pickering)

Otro caso trágico: la muerte de Hannah Glass

El fallecimiento de Alison Pickering no es un caso aislado. En noviembre de 2023, Hannah Glass, una estudiante universitaria de 19 años en Wisconsin, murió tras consumir un brownie etiquetado como “sin gluten”, pero que contenía harina de maní tostado. Hannah, quien padecía una alergia severa al maní, sufrió una reacción alérgica fulminante luego de probar el postre.

David Glass, padre de Hannah, explicó que la harina de maní pudo haber sido difícil de detectar, lo que llevó a su hija a confiar en la etiqueta del producto. Aunque fue atendida rápidamente, la gravedad del choque anafiláctico resultó insuperable. La familia Glass, a pesar del dolor, decidió donar los órganos de Hannah, subrayando su compromiso con la vida incluso en medio de la tragedia.

Un problema de salud pública en la industria alimentaria

Los casos de Alison y Hannah destacan un problema crítico en la seguridad alimentaria: la falta de regulación y comunicación clara sobre la presencia de alérgenos en los alimentos. Según datos de organizaciones internacionales de salud, millones de personas enfrentan alergias severas, y la exposición a alérgenos ocultos puede ser letal.

La industria alimentaria, incluidos restaurantes y fabricantes, tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad de sus consumidores. Sin embargo, incidentes como estos evidencian fallos importantes en los protocolos, desde etiquetas imprecisas hasta la falta de capacitación del personal para identificar riesgos potenciales.

El choque anafiláctico: una amenaza mortal

El choque anafiláctico es una reacción alérgica extrema que afecta múltiples sistemas del cuerpo y puede provocar la muerte en cuestión de minutos. Sus síntomas incluyen dificultad para respirar, hinchazón, presión arterial baja y pérdida de conciencia en casos severos.

El tratamiento inmediato con adrenalina, mediante dispositivos como el EpiPen, es crucial para intentar revertir los síntomas. Sin embargo, como muestran los casos de Alison y Hannah, incluso las respuestas rápidas pueden ser insuficientes si la exposición al alérgeno es significativa.

Alison Pickering, de 23 años, falleció tras consumir un platillo que contenía un alérgeno no indicado en el menú de su restaurante habitual. (Facebook: Alison Pickering)

Propuestas para prevenir futuras tragedias

Activistas, expertos en salud y las familias de las víctimas han propuesto una serie de medidas para reducir los riesgos asociados a los alérgenos ocultos:

  • Legislación estricta: Implementar normativas que obliguen a los restaurantes y fabricantes de alimentos a etiquetar correctamente los ingredientes alergénicos y a notificar cualquier cambio en las recetas.
  • Capacitación del personal: Entrenar a empleados de restaurantes y cafeterías en el manejo de alergias alimentarias y en la comunicación transparente con los clientes.
  • Concienciación pública: Lanzar campañas para educar tanto a consumidores como a trabajadores de la industria alimentaria sobre la importancia de la seguridad y la transparencia en la preparación de alimentos.

La lucha de las familias Pickering y Glass busca garantizar que casos como los de Alison y Hannah no se repitan. Aunque aún queda un largo camino por recorrer, su misión es clara: transformar su dolor en un cambio positivo para millones de personas que viven con alergias alimentarias severas.