Inversores prevén que Argentina acordará con el FMI: qué pasará con los fondos

El Instituto Internacional de Finanzas (IIF) -una asociación global de instituciones financieras- augura que Argentina alcanzará dos hitos durante el próximo año: cerrará un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y tendrá su mayor tasa de crecimiento en una década.

“La actividad económica rebotará en la Argentina durante el próximo año y eso no debería traer un desbalance grande de sus cuentas, debido a sus fuertes exportaciones, austeridad fiscal y la creciente confianza de los inversores”, augura el IIF que pronostica un alza del PBI 4% para 2025, un punto por debajo del rebote que prevé el Gobierno. Esta entidad suele reflejar las posiciones del mundo de las finanzas sobre las distintas economías.

“Proyectamos una mejora sostenible en el ingreso de capitales, empujado por un nuevo acuerdo con el FMI y una creciente confianza de los inversores en el manejo económico del país”, dicen en un informe.

En agosto de 2023, un economista jefe de esa institución no dudó en criticar a la Argentina, a una semana después que Javier Milei saliera primero en las elecciones primarias (PASO). “La dolarización es una idea terrible” para la Argentina. “La última vez que se intentó esto terminó en una gran devaluación que lo descarta para siempre como un objetivo de política”, dijeron en ese momento.

El informe de hoy presenta buenos augurios para Argentina. La certeza sobre un acuerdo entre el país y el FMI es el principal. Y los datos sobre el manejo de la economía argentina son positivos. Los mayores riesgos que podría sufrir el país, advierten, vienen por el lado de su condición de economía emergente.

Financiamiento externo

Las economías emergentes “enfrentan el riesgo de un fortalecimiento del dólar”, lo que incrementará el costo del endeudamiento y complicará la competitividad de las exportaciones, en especial de países como Argentina, que tiene una “significativa necesidad de financiamiento externo”.

Después de una contracción económica pronosticada para el 3% para este año, el IIF (por sus siglas en inglés) augura una mejora del PBI del 4% para el 2025. Sería la mayor tasa de crecimiento del PBI desde 2016, con la excepción de 2021, en la que el aumento del PBI fue muy significativo, al tratarse del primer año que la economía se ponía en marcha tras estar paralizada en 2020 por la pandemia.

Aunque una guerra de aranceles sobre las importaciones y exportaciones entre Estados Unidos y China afectará a todos los emergentes, Argentina conservaría su superávit en cuenta corriente, es decir que tendrá más exportaciones que importaciones.

Argentina tuvo un déficit comercial del 3,3% sobre su PBI en 2023, según el IIF. La proyección para este año es que será de un 0,6% (sobre el total del PBI) positivo. El saldo bajaría a un 0,1% en 2025, pero aún entrarían más dólares de los que se van. Aunque no lo dice, este pronóstico parece inferir que también habrá un salto en las importaciones, como consecuencia de la mayor actividad económica.

Contexto global: los riesgos

 “Los cambios en la política comercial de Estados Unidos pueden afectar los precios de los commodities. Las exportaciones de commodities son críticas en economías como Argentina, Chile y Perú”, observan.

 En el caso local, China es uno de los principales compradores de soja argentina. Si el gigante asiático queda complicado por las sanciones comerciales que podría aplicar a Estados Unidos, está la posibilidad que eso salpique a la soja local.

El contexto global sería de un decrecimiento generalizado, con un clima de tensiones geopolíticas que podría debilitar el flujo de capitales y el comercio entre los países. La debilidad en China -donde la economía está creciendo menos y hay menos inversión extranjera-influirá en los emergentes, como Argentina.

El fortalecimiento del dólar también será un obstáculo para los emergentes. La política de reducción de tasas de la Reserva Federal, que viene provocando que fondos de inversión busquen otros destinos (como los países emergentes) podría detenerse y lograr que los flujos de capitales sigan concentrándose en Estados Unidos y siendo esquivos a los emergentes.