La actriz que se separó y les pidió ayuda a Mica Viciconte y Poroto Cubero para dejar la casa donde vivía con su pareja

¿Qué fue de la vida de Florencia Torrente? ¿A qué se dedicó la hija de Araceli González después de que pasara su cuarto de hora mediático? ¿En qué cuestiones ocupa su tiempo ahora que la televisión y las grandes carteleras han quedado momentáneamente de lado? Una serie de preguntas que no tendrán respuesta en este texto: de ahora en adelante, sólo se hablará aquí de la crisis amorosa que afronta la modelo, actriz y emprendedora.

Florencia Torrente es una muchacha que ha despertado grandes pasiones pero que también confesó haber sufrido mucho por algunos tropiezos afectivos. Se recuerda, todavía, todo lo que le costó recuperarse tras la ruptura con Nicolás Cabré antes de que el galancito sedujera, entre muchas otras, nada más y nada menos que a la China Suárez. Después vivió un affaire con Nacho Saraceni, quien fue su compañero en uno de los tantos Bailando por un sueño que hubo.

Florencia es famosa por herencia pero también por méritos propios. En un momento dejó de ser “la hija de” si bien las menciones a su mamá -y la buena relación que siempre mantuvo con Adrián Suar, que fue pareja de Araceli- siempre la acompañaron en su carrera profesional, hasta el día de hoy. Ciertamente, esos romances rimbombantes le ayudaron a hacerse un nombrecito tanto sus cualiades como para actuar, modelas o crear diseños para su marca.

Los caminos amorosos de Florencia no la llevaron a Roma sino a los brazos de Guido Ianaccio. Nombre más tano, imposible. Si uno pregunta quién es y le responden el 5 de la Juventus dice “y sí” tranquilamente. Al principio todo fue favorable, como en cada historia de amor que nos toca describir. Las mariposas en la panza, las ganas de verse, ponerse la pilcha más nueva, reluciente y perfumada, elegir las salidas, sugerirse series, pelis, comidas, tragos, lugares para ir.

FLORENCIA TORRENTE SE SEPARO Y LES PIDIO AYUDA A POROT CUBERO Y A MICA VICICONTE PARA MUDARSE

Pero como dicen las canciones, los libros y las abuelas (los músicos y los escritores a veces fallan, las madres de nuestras madres jamás) lo bueno viene en frasco chico y además dura poco: empezaron a surgir algunas diferencias y las distancias entre Flor y Guido (que, aclaramos, no juega al fútbol ni jamás se puso la camiseta de la Juve) se fueron ensanchando hasta que un día quedaron a kilómetros y kilómetros… por más que vivían en la misma casa.

La que tomó la decisión de irse fue Florencia, oficializando así la separación de quien fue su gran amor en un momento de su vida. Aquel muchacho que le generaba cosquillas ahora le daba dolor de estómago y no tenía sentido estirar la definición.

Consiguió casa, muebles nuevos y también un par de famosos que la ayudaron con el “flete” y con la ignominiosa tarea de acomodar las pertenencias: Mica Viciconte y Poroto Cubero le dieron una mano con el armado del nuevo hogar y un hombro donde consolar las tristezas afectivas.