Ingerir bebidas azucaradas es un hábito muy común. A la hora de la comida, estas no pueden faltar en la mesa para acompañar los alimentos. Sin embargo, resultan perjudiciales para la salud.
El consumo excesivo de dichos productos se relaciona con el desarrollo de enfermedades a causa del contenido elevado de azúcar, que actúa como una especie de “veneno” para el cuerpo.
¿Qué contienen las bebidas?
Las bebidas tienen como principal ingrediente los azúcares añadidos, que pueden ser sacarosa, maltosa, jarabe de azúcar de caña, jarabe de maíz de alta fructosa, entre otros.
Además, algunas de estas bebidas pueden incluir cafeína, acidulantes, saborizantes y colorantes artificiales. Dichos compuestos tienen un efecto negativo sobre el organismo, especialmente si se consumen desde temprana edad.
En ese sentido, el Poder del Consumidor recomienda revisar la etiqueta de los productos que consumimos para conocer los ingredientes que nuestro cuerpo recibe e intercambiar su consumo por bebidas con componentes naturales y no artificiales.
¿Qué ocasionan en nuestro cuerpo?
Abusar del consumo de estas bebidas provoca enfermedades crónicas, como el sobrepeso y obesidad. Además, se ha demostrado que promueven el desarrollo de hipertensión arterial y afecciones cardiovasculares.
Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de California señala que dos semanas de consumo diario de dichos productos son suficientes para elevar la glucosa, así que no se recomienda su ingesta para personas con diabetes.
De igual manera, al contener ácido fosfórico podrían ocasionar problemas renales y cambios urinarios. Recordemos que estos órganos son los encargados de eliminar los desperdicios de la sangre y el exceso de agua.
¿Cuál es el país que más consume gaseosas?
Una investigación de la Universidad de Yale señala que México es uno de los países que más bebidas toma en el mundo. En total, se estima que cada persona ingiere 165 litros al año.
Para 2023, la base de datos Statista arrojó que Estados Unidos fue el país con mayor ingesta. En promedio, cada persona consumió un total de 192 litros, le siguieron Argentina y Bélgica en segunda y tercera posición.