PARÍS.– La Conferencia de Munich sobre Seguridad se inauguró este viernes marcada por la violenta carga del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, contra los europeos, a quienes intentó dar una lección de democracia. Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky aseguró que solo hablará con Rusia “cuando Washington, Kiev y sus aliados lleguen a una posición común”. Como telón de fondo, el ataque al sarcófago de la central nuclear de Chernobyl.
“En cuanto a Europa, la amenaza que más me inquieta no es Rusia, ni China (…), sino la amenaza del interior, el retroceso del continente en cuanto a ciertos valores fundamentales”, dijo, dejando boquiabiertos a los europeos presentes.
Para justificar sus propósitos, Vance evocó la anulación de la primera vuelta de las presidenciales en Rumania, ignorando que la Corte Constitucional de ese país tomó esa decisión después de constatar que influencers —que reconocieron los hechos— habían sido contratados por Rusia para favorecer a un ignoto candidato prorruso. También mencionó la condena del activista cristiano que quemó un Corán en Suecia, las intervenciones policiales contra ciudadanos acusados de comentarios misóginos en Alemania y una multa contra un exmilitar opuesto al aborto en Gran Bretaña.
En ese discurso de una rara violencia, llamó a los europeos a asumir su propia defensa, para permitir a Washington concentrarse en las amenazas en el resto del mundo. “Pensamos que es importante, en el marco de una alianza común, que los europeos refuercen sus defensas mientras Estados Unidos se concentra en las regiones del mundo que están en gran peligro”, dijo.
Para suavizar sus declaraciones, el vicepresidente de Estados Unidos aseguró al margen de la Conferencia que los aliados europeos debían estar asociados al proceso de paz en Ucrania. Interrogado por la prensa, respondió: “Obviamente que debería estar asociada”, sin dar más detalles.
De visita en Polonia, primer país de su gira europea por los países de la OTAN, el secretario de Estado de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, repitió que la presencia de tropas norteamericanas en el continente europeo “no durará eternamente”. También exhortó a los miembros de la Alianza Atlántica a aumentar su gasto militar, que ahora Washington pretende se eleve al 5% del PBI. Paradójicamente, escogiendo a Varsovia como primer destino de su viaje, Hegseth trataba de hacer pasar el mensaje de que, para la administración Trump, Polonia y el flanco oriental de la OTAN siguen siendo importantes.
La ofensiva estadounidense obtuvo como respuesta una advertencia masiva de los países europeos con respecto a Ucrania. En un comunicado común, los dirigentes de los países nórdicos y bálticos insistieron en que Ucrania y Europa deben estar implicadas en toda negociación de paz. Los dirigentes de Dinamarca, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega y Suecia aseguraron que “sus países apoyan plena y firmemente a Ucrania”.
“El fin de la guerra tendrá consecuencias fundamentales y a largo plazo sobre la seguridad europea y transatlántica”, señalaron. Y subrayaron además que “su prioridad actual es la de reforzar Ucrania” y que “aumentarán” ese apoyo a Kiev.
Para Zelensky, también presente en Munich, “Putin es un mentiroso y nadie puede creer en su palabra. Ucrania necesita a su lado un presidente norteamericano fuerte”, afirmó.
Evocando la guerra en su país y las posibles fórmulas para terminar con ella, el mandatario ucraniano aseguró que Kiev, Washington y sus aliados deben llegar a una posición común, antes de hablar con Rusia, agregando que Donald Trump “no tiene ningún plan listo”.
“Hablaremos con Estados Unidos y nuestros aliados cuando nos propongan respuestas específicas a nuestras demandas específicas y una comprensión común del peligro que representa Putin. Entonces, con esa posición común, estaremos listos para hablar con los rusos”, dijo Zelensky.
“Esta guerra es muy larga. Hace ya tres años. Y fue Putin quien trajo todo esto. Es necesario defender nuestros recursos, nuestros minerales. Donald Trump es más fuerte que Putin. Hay que poner la presión en Putin”, agregó.
Por su parte, el jefe de la administración presidencial ucraniana, Andrii Iermak, anunció haberse reunido con el emisario especial de Trump para Ucrania, Keith Kellogg. Un miembro de la delegación de Kiev informó que su país entregó a Estados Unidos un proyecto de asociación sobre los recursos mineros estratégicos, en respuesta al pedido de Donald Trump de tener acceso a los mismos. Según la misma fuente, Washington pidió tiempo para estudiarlo.
El presidente ucraniano anunció además que dentro de poco viajará a Arabia Saudita –país que debería acoger el primer encuentro entre Trump y Putin– y a Turquía.
“No veré a los rusos y tampoco a los norteamericanos”, dijo a los periodistas al margen de la conferencia. Indicó que en Riad abordará esencialmente la cuestión del intercambio de prisioneros de guerra. Después verá al presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
A su juicio, “la seguridad de cada nación depende del refuerzo de la seguridad colectiva. Es esencial que cada nueva semana aporte resultados tangibles que garanticen una paz fiable y duradera”, escribió en X, poco después de una conversación telefónica con el primer ministro británico, Keir Starmer.
Sumándose a sus vecinos de la Unión Europea (UE), el gobierno británico ha expresado en las últimas horas su rechazo a las decisiones de la Casa Blanca de no incluir ni a los europeos ni a Kiev en las conversaciones de paz para Ucrania y en la necesidad absoluta de hacer un frente común para seguir apoyando al país víctima de invasión rusa.
En esa conversación, Starmer aseguró a Zelensky que Ucrania “transita un camino irreversible” hacia la OTAN, como fue acordado por los aliados de Washington el año pasado. Según los servicios del 10 de Downing Street, sede del gobierno británico, Starmer “reiteró el apoyo concreto del Reino Unido a Kiev, el tiempo que sea necesario”. “No hubo equívoco sobre el hecho de que no habrá negociaciones sobre Ucrania sin Ucrania”, afirmaron.
Por último, Zelensky acusó a Rusia de haber dañado con un dron explosivo el sarcófago de Chernobyl. A pesar de los daños en el arco del reactor N°4, ningún aumento de radiación fue constatado, según confirmó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El Kremlin respondió de inmediato que “los militares rusos no hacen esas cosas”.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von Der Leyen, anunció que propondrá una flexibilización de las reglas presupuestarias del bloque a fin de permitir a los europeos invertir mucho más en sus industrias de defensa.
“Activaré la cláusula de salvaguarda para inversiones en la defensa. Esto permitirá a los Estados miembros aumentar substancialmente sus gastos en materia de defensa”, declaró ante la Conferencia de Munich.
La cláusula de salvaguarda es un mecanismo del Pacto de Estabilidad Presupuestaria que autoriza a los países de la zona euro a ignorar las reglas que enmarcan los déficits y las deudas públicas, debido a circunstancias excepcionales. Las reglas actuales prevén un máximo de déficit público del 3% del PBI y una deuda de 60% del PBI.
Refiriéndose a la guerra y llamando a Donald Trump a trabajar “por una paz justa”, Von Der Leyen afirmó que hacer de Ucrania un Estado en quiebra “debilitaría a Europa, pero también a Estados Unidos”.
“Las autoridades de este mundo observan atentamente si hay impunidad cuando se decide invadir a un vecino y violar las fronteras internacionales”, advirtió, invocando “los desafíos Indo-Pacíficos”.
Para el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, Europa debe poder “hacer frente” a la visión del mundo de la administración Trump. “La ausencia de reglas no debe transformarse en el modelo de una nueva organización del mundo”, afirmó.
La nueva administración norteamericana “tiene una visión del mundo (…) que no tiene en cuenta las reglas establecidas, las asociaciones y la confianza mutua. Eso, nosotros no podemos cambiarlo. Debemos aceptarlo y podemos hacerle frente”, lanzó ante la conferencia.