La denuncia de Fabiola y los escenarios que se abren para el peronismo y Milei

La denuncia de Fabiola Yañez dejó a la sociedad, pero sobre todo a la política, en estado de estupor. A ningún actor social le resultó indiferente la difusión de las impactantes imágenes en las que se apoyó la denuncia inicial de violencia de género. Tampoco al Gobierno, que sigue aprovechando las redes sociales como canal de transmisión de sus puntos de vista.

En el peronismo, y particularmente en el kirchnerismo, la denuncia abrió una nueva grieta entre aquellos que aseguran que “no sabían nada”, y “los que sabían y se quedaron de brazos cruzados”. Pero no terminará ahí. La batalla judicial se librará en torno a la actuación de Alberto Fernández tendrá nuevas réplicas. La citación a eventuales testigos multiplicará las interpelaciones públicas sobre lo que le ocurrió a la exprimera dama. Las visitas que recibía el expresidente en la Casa Rosada o en Olivos van por otro carril, ya que son actos privados. Pero el público es uno solo.

Alberto Fernández y Fabiola Yáñez

“Los videos de Alberto son como los nuevos bolsos de López”, opinó un consultor. Toda la causa abierta por la denuncia de Fabiola, pero también las derivaciones del escándalo de los seguros contratados por el Estado con la intermediación de la secretaria privada de Fernández, pueden transformarse en un loop que se repetirá y crecerá por varias semanas.

El Gobierno limitó sus intervenciones, tratando de que su voz en este escándalo no se sienta demasiado. Javier Milei aprovechó para hostigar a la prensa y al progresismo, dos de sus blancos predilectos. Al presidente, lo que más le importa de la denuncia de Yañez a Alberto es que debilita el discurso Woke, agenda que siempre defendió y movilizó el kirchnerismo. Victoria Villarruel, en cambio, eligió poner en el centro de su crítica a Fabiola. “No te tengo lástima”, fue el sentido que le dio a un extenso tuit que publicó ayer.

Más allá de la discusión pública en torno a este cruce de denuncias, el escenario económico que enfrenta el Gobierno no va a cambiar. Sigue complicado en materia de acumulación de reservas y de recuperación del nivel de actividad. Y aunque julio le aportó algún número positivo (hay una mejor demanda en el sector automotor y un moderado repunte en la venta de insumos de la construcción), el consumo y el empleo no repuntan. Milei y el equipo económico saben que estos resultados eran parte del plan para bajar la inflación, con lo cual lo que necesitan es que este tiempo transcurra rápido hasta que los indicadores sumen más luces verdes que rojas.

Donde podría avanzar Milei es en la pulseada por sumar jueces a la Corte. Con el kirchnerismo en crisis, lo que necesita la Casa Rosada es encontrar interlocutores dispuestos a negociar.