La cara visible de Olga es Migue Granados. La titularidad del canal de streaming que le pelea a Luzu por las figuras y el primer lugar de audiencia pertenece a una mujer. La dueña de la señal se llama Bernarda Cella y es integrante de una de las familias más emblemáticas de la industria del espectáculo en la Argentina, familia que, podría decirse, ha perdido a uno de sus integrantes: el novio de la muchacha ha dejado de serlo. Por lo tanto, ha quedado afuera de ese círculo tan considerado y tan privilegiado.
Cuidado, que el ahora ex novio no fue un novio cualquiera. Para nada. Se trata de uno de los periodistas “políticos” o “analistas de la actualidad socioeconómica” de mayor crecimiento en los últimos años. Su ascenso a las grandes ligas le permitió, entre otras cosas, ponerse a la par de quien fue su pareja durante un tiempo: hace unos meses también inauguró su propia señal de plataforma.
Basta de misterios: el ex novio de Bernarda es Iván Schargrodsky, un joven primero columnista y luego conductor siempre vinculado con el campo “progresista” o “nacional y popular” que en su meteórico ascenso al firmamento del periodismo de política llegó a fundar su canal de streaming, que se llama “Cenital” y obviamente se dedica al acontecer nacional. En sus filas cuenta con nombres destacados como los de Ernesto Tenembaum y María O´Donell, nada más y nada menos.
Apodado “El africano” -vaya a saberse por qué- Schargrodsky fue subiendo escalón por escalón hasta llegar a la cumbre de la televisión por cable y la radiofonía argentina. “Lo hizo de manera tan súbita y veloz que algunos peldaños los metió de a dos, o de a tres. Se salteó unos cuantos” dicen con un toque de ironía aquellos que están tan atentos a lo que pasa en la política nacional como a sus propios alrededores, es decir en el submundo del periodismo político.
LA ESCANDALOSA SEPARACION DE LA DUEÑA DE OLGA Y EL PERIODISTA IVAN SCHARGRODSKY
Hasta ahí, todo más o menos conocido. Y bastante público. Ella es una mujer de gustos refinados y elegancia que salta a la vista, una muchacha “cool” con algunos gustos y formas un tanto excéntricas, y él un todo terreno del periodismo que es respetado por sus maneras de expresarse siempre puntillosas, certeras y definidas. Lo que no se sabía, o lo que pocos sabían, es que estaban involucrados en una relación.
Bien utilizado el verbo. O el tiempo verbal. Porque la historia ya es parte del pasado de ambos. Ya no están juntos. Y lo que vino a saberse ahora -de la mano del líder en contenido digital en este país, el explosivo Juan Etchegoyen- es que la que decidió cortar el vínculo fue ella. “Si, ella lo dejó a él” tiró el periodista que debe haber estar entre los cinco que más primicias chimenteras metieron en los últimos dos o tres años. Y como alguna vez dijo el abogado penalista Miguel Angel Pierri cuando le preguntaron si hubo lío en un divorcio suyo (“Nadie se separa cantando la Marsellesa” respondió) acá también hubo barullo.
