
Este 25 de abril, Renée Zellweger, una de las actrices más queridas de Hollywood, celebra su 56º cumpleaños. Aunque este día está lleno de celebraciones por sus logros cinematográficos, también es una oportunidad para recordar una historia personal que, aunque fue breve, dejó una huella imborrable.
Esta historia involucra a Jim Carrey, su compañero en el set de Irene, yo y mi otro yo, una película que marcó el inicio de este romance.
En declaraciones al medio People en 2000, el actor canadiense expresó: “Me enamoré de ella de inmediato. Sabía que había algo especial”. Zellweger, en cambio, se mostró un poco más cautelosa.
En una entrevista con Entertainment Weekly publicada ese mismo año, la actriz confesó: “Me gustaba mucho, pero no vas al set esperando que algo como eso suceda. Fue inesperado, una maravilla”.
Esta versión de Zellweger refleja cómo la relación comenzó de un modo más reservado, aunque la atracción entre ambos no pasó desapercibida para los que los rodeaban.
La relación floreció rápidamente después de terminar el rodaje de la película. En las entrevistas posteriores, Carrey nunca dejó de hablar de Zellweger con un cariño palpable, destacando no solo su belleza, sino también su personalidad única. En una conversación con The Guardian en 2000, Carrey la describió como “una joya de ser humano”.
Era evidente que, para él, Zellweger representaba mucho más que una relación fugaz. Ella es encantadora, una mujer real”, dijo Carrey en 2000 en una entrevista con Entertainment Weekly
El romance, aunque apasionado, tuvo una vida corta. A pesar de la conexión genuina que parecían compartir, las presiones externas comenzaron a cobrar su peaje.
“Es difícil cuando todo el mundo se mete en tu vida”, admitió Carrey, reconociendo que, aunque la relación fue significativa, el impacto de la fama hizo que fuera difícil mantenerla a largo plazo.
La actriz también habló sobre lo difícil que fue lidiar con la presión mediática. “No estábamos listos para que el mundo se enterara de nuestra relación. Y cuando lo hizo, la reacción fue mayor de lo que esperábamos”, confesó Zellweger en Entertainment Weekly.
Después de su ruptura en el año 2000, ambos continuaron con sus vidas amorosas, pero el eco de su romance nunca se apagó. Carrey, después de sus matrimonios con Melissa Womer y Lauren Holly, continuó con su vida sentimental, que incluyó relaciones con Jenny McCarthy y, posteriormente, con la actriz Ginger Gonzaga.
A lo largo de los años, Carrey mantuvo el cariño por Zellweger. En una entrevista de 2020 con Howard Stern, Carrey afirmó: “Ella fue muy especial para mí. Es el gran amor de mi vida”.
En este contexto, Carrey no solo rememoraba su relación con Zellweger, sino que también reflexionaba sobre el impacto duradero que tuvo en su vida.
“No tengo arrepentimientos. Aprecio a las personas que han estado en mi vida por lo que me dieron, pero no siento que haya perdido algo. Solo reconozco que lo que compartimos fue algo importante”, añadió Carrey, mostrando una visión madura y agradecida de lo que había sido ese amor.
A lo largo de su biografía Memoirs and Misinformation, Carrey no vaciló en reconocer que, a pesar de los altibajos de su vida sentimental, Zellweger sigue siendo una de las personas que más ha marcado su camino.
Zellweger, por su parte, también siguió con su vida amorosa. En 2005, se casó con el cantante Kenny Chesney, aunque su matrimonio fue anulado en 2006. Después, mantuvo romances con Bradley Cooper y Doyle Bramhall, quien fue su pareja durante siete años antes de separarse en 2019.
Aunque la actriz nunca ha hablado en detalle sobre su relación con Carrey en años posteriores, en sus entrevistas siempre se refirió a él con respeto y cariño, destacando la conexión genuina que compartieron.
En una entrevista con The Guardian en 2000, Zellweger mencionó: “Nos conocimos en un set, pero lo que tuvimos fue algo que no esperaba. Lo que tuvimos fue real”.