La práctica simple y poderosa que libera bloqueos y equilibra cuerpo y mente

Creado por el japonés Mikao Usui en 1922, reiki es una técnica usada para la relajación y reducción de estrés que promueve la sanación mental, física, espiritual y emocional. Es una práctica simple y a la vez poderosa, que se administra mediante el posicionamiento de las manos y consiste en la transmisión de energía vital a través de una persona “iniciada”.

“Al ser sintonizados/iniciados por un maestro, los practicantes de reiki cumplen con dos cualidades: ser un canal de energía (ya que no se utiliza la propia) y estar protegidos, ya que no hay contacto energético con la dolencia/patología de la persona a quien le damos un tratamiento”, explica Mario Lombardi, presidente de la Alianza Argentina de Maestros de Reiki.

El origen del nombre se encuentra en la unión de dos palabras japonesas: rei, que puede traducirse como universal, sabiduría superior o conciencia espiritual, y ki, que significa energía vital.

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Ki es la energía no-física que estimula todas las cosas vivientes. Si tu energía vital es baja o si hay alguna restricción en su flujo estás más vulnerable a las enfermedades. Cuando es alta y fluye libremente, es menos probable que enfermes. Es la energía primaria de nuestras emociones, pensamientos y vida espiritual, precisa Lombardi, que también es profesor de meditación y yoga y presidente de la Asociación Mindfulness Argentina.

Según el especialista, reiki no se enseña de la misma manera que otras técnicas sanadoras, sino que la capacidad es transferida al estudiante por el maestro durante un proceso de sintonización. “Durante ese proceso, el rei o conciencia universal realiza ajustes en los chakras del alumno y pasajes de energía para adecuar la capacidad de canalizar reiki (servir de canal). Estas modificaciones son únicas para cada persona”, sigue Lombardi.

Ki es la energía no-física que estimula todas las cosas vivientes

De esa manera, el rei hace ajustes durante el proceso dependiendo de las necesidades de cada estudiante. La sintonización es también presenciada por guías de reiki que ayudan a implementar el proceso. Una vez que se ha recibido la sintonización, no se pierde y la persona es canal por el resto de su vida.

Usui, el creador, definió el reiki como “la energía cósmica de la más alta dimensión” y creó el método llamado Usui Reiki Ryoho, donde enseñó que las personas que sanan a través de reiki son en realidad un simple canal por el cual esta energía pasa y llega hasta el paciente.

Mikao Usui estaba en una continua búsqueda del anshin ritsumei (el estado máximo de paz). Inmerso en esta indagación, practicó la disciplina del budismo zen durante tres años y luego marchó al monte Kurama, donde inició un ayuno y llevó a cabo distintas disciplinas espirituales en condiciones de extrema dureza. A los 21 días sintió una conmoción muy fuerte, como si un rayo le hubiese atravesado la cabeza y perdió la consciencia. Cuando despertó, su cuerpo y su mente ya eran diferentes. Entonces comprendió: “El universo soy yo, yo soy el universo”. Y en esa unificación con el gran universo logró el anshin ritsumei o “el estado máximo de paz”, en 1922.

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Cuando Mikao emprendió el descenso del Kurama tropezó y se lastimó un dedo del pie. Instintivamente aplicó las manos sobre la herida y el dolor desapareció. Desde entonces, a partir de muchas sanaciones, entendió que se le había otorgado un don para sanar (rei ho). Usui Sensei vislumbró que esta energía poderosa no provenía de él, sino que resonaba directamente con el universo: era reiki.

“El reiki se basa en la canalización de energía sin necesidad de contacto físico directo, buscando liberar bloqueos energéticos, reducir el estrés y promover una profunda relajación y bienestar. Este enfoque facilita la sanación natural del cuerpo y cultiva un estado de paz interior”, señala por su parte la reikista Erica Celauro, master senior en reiki.

Y añade: “En la técnica del reiki, la energía vital fluye desde las manos del terapeuta hacia el receptor, para fomentar la sanación y el equilibrio en niveles físico, mental, emocional y espiritual. Durante una sesión, el receptor, que permanece cómodamente vestido, suele recostarse sobre una camilla. El terapeuta coloca sus manos cerca del cuerpo del consultante, abarcando áreas claves como la cabeza, los hombros, el tórax, el abdomen superior e inferior, y los pies”, sigue Celauro.

En cualquier caso, los especialistas señalan que el reiki no solo actúa como una técnica de sanación independiente, sino que también potencia y mejora la efectividad de otras terapias y tratamientos. Sus beneficios abarcan distintas áreas, tanto físicas como psicológicas. Por un lado, mejora y potencia los resultados de tratamientos médicos y psicológicos, ayudando a crear un estado general de bienestar que favorece la recuperación de intervenciones médicas o enfermedades. También es indicado para proporcionar un alivio significativo a quienes padecen malestares físicos crónicos o agudos; disminuye el estrés y promueve un estado de relajación profunda, el equilibrio emocional y físico y cultiva una actitud positiva. También ayuda a sanar traumas emocionales, mejora la memoria y fomenta una mayor autoestima y confianza en uno mismo.

El reiki también potencia y mejora la efectividad de otras terapias y tratamientos